Ataque a las libertades en Israel

¡Arrodí­llate ante el Estado!

No son ninguna sorpresa, sólo están cumpliendo con su programa electoral, pero las dos leyes que previsiblemente aprobará el gobierno Netanyahu, a instancias del ultraderechista y xenófobo partido Israel Beitenu y de su lí­der, Avigdor Lieberman, apuntan claramente en la tenebrosa senda del fascismo, de la amputación de las libertades más básicas y del culto totalitario al Estado. Los ciudadanos árabes de Israel -una quinta parte de la población del paí­s- deberán jurar lealtad al Estado judí­o y, so pena de cárcel, se les prohibirá recordar la creación del Estado de Israel como una catástrofe.

La imosición del juramento de lealtad al Estado de Israel fue la principal promesa del partido ultranacionalista Israel Beiteinu (Israel Nuestra Casa). El ajustado empate en las elecciones de febrero entre el Likud de Netanyahu y el Kadima de Livni puso en Beitenu, tercero en votos, la llave del gobierno. Después de las elecciones el proceso de la formación de gobierno fue largo, zigzagueante y tortuoso, pero después de la primera semana de negociaciones ya era clara una cosa: Lieberman -el incendiario líder de Beitenu- tenía la sartén por el mango, lo cual, dada su fama de intransigente y chantajista, auguraba un negro panorama para los palestinos en Gaza, Cisjordania e Israel. Nada más formarse gobierno, una marcha ultraderechista impulsada por Beitenu marchó sobre la población de Umn Al Fahm, una localidad al norte de Israel pero de mayoría árabe (150.000 palestinos). Al más puro estilo de la unionista Orden de Orange en el Úlster, un centenar de ultraderechistas israelíes desfilaron por sus calles, provocando la ira de sus habitantes. Las dos leyes que buscan aprobar no sólo significan un paso adelante en la concepción etnicista del Estado propia del sionismo más reaccionario y ultramontano, sino un ataque brutal a las libertades civiles de los ciudadanos de Israel. La primera ley, anunciada por el diputado de Israel Beiteinu Alex Miller, permitiría despojar de la ciudadanía israelí a cualquier persona que se negara a cumplir con el servicio militar obligatorio y que no reconociera a Israel como un Estado judío, sionista y democrático. En un país con un 20% de población árabe, esta ley –que obliga a postrarse ante el Estado y a abrazar sin reservas la concepción sionista del mismo- es una bomba de relojería.La segunda ley que Beitenu busca aprobar prevee penas de cárcel para aquellos ciudadanos que disientan sobre la visión oficial sobre la creación del Estado de Israel. Para los palestinos israelíes, como para el resto de los habitantes de Gaza y Cisjordania, el día que cada año conmemora la creación del Estado de Israel –el 14 de mayo de 1948- es el día de la `Nakba´ (en árabe: “catástrofe” o “desastre”), pues significa la fecha a partir de la cual se obligó a un pueblo entero a abandonar la tierra de sus antepasados, y de la matanza de decenas de miles de árabes a manos de los escuadrones de la muerte sionistas. Según la ley, referirse a tales hechos como `Nakba´ será delito de cárcel, en un país que formalmente reconoce la libertad de expresión.Las leyes incendiarias no cuentan aún con el suficiente apoyo parlamentario, pero los partidos ultrortodoxos las miran con simpatía, y el Likud sabe que se puede enfrentar a un chantaje de Lieberman si deciden obstaculizar su aprobación. Los partidos árabes de la Knesset, así como la izquierda israelí, han reaccionado con ira e indignación. “El proyecto es sencillamente racista e inaceptable. El texto les niega el derecho a los ciudadanos árabes israelíes afirmar su identidad y sentimientos nacionales diciéndoles que si no se someten a las exigencias de un Estado que no les quiere reconocer su identidad árabe, les quitan su ciudadanía”, ha dicho Hanna Swaid, diputada árabe israelí del partido Hadash. “No sólo es una violación a los derechos humanos, sino que constituye un avasallamiento de los derechos de las personas que habitan este suelo en tanto ciudadanos, y por lo tanto es destructivo para la democracia”, dice Oded Feller, abogado de la Asociación por los derechos civiles en Israel. Pero los dos proyectos de ley también han levantado ampollas dentro del propio gabinete Netanyahu, sobre todo entre aquellos que -como el ministro laborista de Defensa Ehud Barak- están más próximos a las directrices de Washington. Barak y el Ministro de Asuntos de las Minorías, Avishay Braverman, ya anunciaron que se opondrán a la medida. “Esta ley aumentará la radicalización de nuestra la minoría árabe en Israel”, han dicho, con la mirada puesta en lo que pensará el Despacho Oval.

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