Juan Torres en el Ateneo Madrid XXI

Argumentos para la transformación

En la presentación de su último libro “Economía para no dejarse engañar por los economistas”, Juan Torres desmonta algunos de los argumentos centrales que justifican las políticas actuales, colocando la transformación social como el principal objetivo, y para ello, como imprescindibles dos condiciones: la verdad y unir a la mayoría.

El jueves 2 de marzo se celebró el segundo acto de la nueva temporada de los Ateneos XXI en Madrid. Un debate con el economista Juan Torres en torno a su último libro “Economía para no dejarse engañar por los economistas”.

La tertulia, que se celebró en la sede que comparte el Ateneo con Unificación Comunista de España (UCE) en Madrid, desde que esta impulsó el proyecto de los Ateneos XXI allá por el año 2000. Fue presentada y moderada por el director de Foros21, Joanen Cunyat, y en ella participaron una amplia representación de nuestros socios y amigos. Entre ellos, Nuria Suárez, portavoz de Recortes Cero, Juan Carlos Torres, coordinador de El Foro de Recortes Cero, Manuel Redal del Sindicato de Técnicos de Hacienda (GESTHA), Teresa Rodríguez, secretaria general de Alternativa Sindical de Trabajadores (AST), Ana Luque, de la ejecutiva en Madrid de UCE, el teólogo Benjamín Forcano, el director de cine Jordi Grau, y miembros de la candidatura de Alianza País de Lenín Moreno, sucesor de Rafael Correa, en la segunda vuelta de las elecciones ecuatorianas.

De principio a fin, el debate fue un ejemplo de la mejor de las tradiciones de los Ateneos XXI, poner lo más avanzado del pensamiento en contacto con la cultura popular, promoviendo la más amplia pluralidad. Tan solo los participantes son un buen ejemplo de ellos y de los que ya es la nueva temporada de los Ateneos XXI.

Recientemente publicamos en estas páginas una entrevista con Juan Torres, con motivo de la publicación del libro, en la que ofrecíamos además algún fotograma de su trayectoria. Pero sin duda, con sus intervenciones, Torres, que se ha ganado el reconocimiento como uno de los principales economistas de referencia del país, consiguió convencer con contundencia. Sus posiciones y cómo las defiende, son su mejor currículum.

El problema es la escasez

Este libro es un combate contra una práctica política que es fraudulenta; en el mejor de los casos, como decía un economista canadiense, John Galbraith, fraudeinocente, y en el peor, fraudeculpable. Sea como sea es un fraude con unos costes muy graves.

No es que se equivoquen, porque todos podemos equivocarnos, es que siempre se equivocan en el mismo sentido. Las proposiciones que hacen acaban favoreciendo siempre a la misma gente.

Vivimos en un mundo paradójico, sorprendente desde muchos puntos de vista. Es paradójico que todavía los jóvenes que entran en la facultad de Economía, o cualquier persona que quiera leer un manual de economía en una biblioteca, escuchen y lean como una letanía: “el problema económico básico es la escasez”.«“Repiten la mentira de que el problema es la escasez”»

¿Por qué 800 millones de personas no tienen acceso al agua limpia, por qué 2.700 millones no tienen acceso al saneamiento básico?, ¿cómo es posible que entre las tres causas de muerte de 10 millones de niños al año esté la diarrea?, ¿cómo es posible que cada minuto muera una mujer dando a luz porque no está acompañada de la mínima asistencia sanitaria?. Por no hablar de la tragedia más inmensa que hay en el mundo que es que cada día que pasa mueren 40 mil personas de hambre. ¿Qué otra noticia hay más dramática que esa?

Y eso, ¿por qué?, porque hay escasez. ¡Qué le vamos a hacer! Hemos venido aquí para sufrir, los recursos son escasos, no podemos comer todos, ni tener vivienda, ni educación… ¿cómo que escasez?, si la FAO todos los años nos dice que con la producción alimenticia que hay en el mundo, mal articulada, sería suficiente para que se alimentara el doble de la población mundial.

Sobran recursos

Lo que dice el Banco Mundial es que lo que es necesario para que no muera una mujer cada minuto por falta de asistencia son 4 mil millones de dólares tirando por lo alto, que es lo que se gastan unos pocos equipos de fútbol en la Champions. En el 2014 Endesa repartió 14 mil millones de euros en dividendos. Una sola empresa, un solo año, reparte esos beneficios, y no hay 4 mil millones para evitar que una mujer muera cada minuto.

La humanidad se está gastando 1,6 billones de dólares en armamento cada año, y la ONU dice que para llevar el agua limpia a toda la humanidad y darle una vivienda decente a todas las personas, para atender sanitariamente a toda la población del mundo, para que no mueran 40 mil personas de hambre al día, hace falta el equivalente a 15 o 20 días de gasto militar al año. No estamos hablando de acabar con el gasto militar. Es lo que decía Eduardo Galeano, todavía quedarían 340 días para dedicarlos al noble arte de matarnos entre nosotros.«Nos dicen que son cuestiones técnicas cuando son decisiones políticas»

¿Cómo se puede decir que no se pueden pagar las pensiones porque no hay dinero?, ¿que el Estado del bienestar no se puede pagar?, ¿que el problema de la humanidad es la escasez, cuando sabemos que en 2015 el total de las transacciones financieras son 9.765 billones de dólares? Es verdad que ahí están metidas todas las transacciones, pero sirva de referencia.

¿Cuánto es el gasto público que hay en el mundo?, alrededor de 20 billones. Quitemos todos los impuestos en todos los países. Si se estableciera una tasa de 20 céntimos por cada 100 dólares de transacciones financieras, se generaría recaudación suficiente para financiar todo el gasto público mundial. Inmediatamente podríamos matizar las dificultades, pero sirve para ver los grandes números. No podemos decir que el problema es la escasez. Es falso.

Decisiones políticas

A partir de ahí se ha construido un discurso económico que dice que no se puede hacer otra cosa porque no hay recursos, que el mercado lo resuelve todo, que no hace falta que intervenga el Estado, que las empresas públicas son peores que las privadas y por lo tanto hay que privatizarlas, que las pensiones no se pueden pagar porque nos hacemos cada vez más viejos y la sociedad no va a tener posibilidad de disponer de trabajadores que coticen lo suficiente, que para crear empleo hay que bajar salarios, que hay que retrasar la edad de jubilación… estas ideas, que las están oyendo día a día, que se repiten tanto, y que alguna de ellas parecen tan obvias que se dan por buenas, sirven para justificar determinadas políticas.

He escrito este libro porque tenía la necesidad de evidenciar, de la manera más clara posible, todo este tipo de mentiras, de engaños. La inmensa totalidad de proposiciones que sustentan las políticas que se están llevando a cabo, especialmente en los últimos años, están basadas en hechos no contrastados, en evidencias que no lo son, en teorías que no tienen el más mínimo rigor. Y sobretodo en una idea que se repite, y que es que estas cuestiones de la vida económica son cuestiones técnicas y que, por lo tanto, las tienen que resolver los técnicos, cuando son decisiones políticas.«Salarios altos es más empleo, más inversión y más actividad económica»

Y sale el presidente del Banco de España diciendo que hay que subir la edad de jubilación o bajar los salarios, y nos habla como nos habla un relojero al que le llevamos el reloj porque se ha parado y nos dice que hay que cambiarle tal pieza por otra.

Cuando escribía el libro me daba la sensación de que estaba haciendo un esfuerzo inútil, aunque es una sensación que lleva detrás de mi desde hace bastante tiempo, pero ahora todavía más, porque me decía “¿tengo que explicar esto?, si esto está escrito desde hace 100 años”. Incluso me encuentro gente de izquierdas, sindicalistas o compañeros que están en partidos políticos que han llegado a asumir el discurso de la economía convencional.

La mayoría de las veces, detrás de estas ideas que nos venden como ciencia económica que nadie puede poner en cuestión, hay mentiras.

¿De qué dependen los salarios?

El otro día el Papa, que no es sospechoso de ser un izquierdistas sino de tener cierta sensibilidad y preocupación de que la Iglesia le dé cierta prioridad a los pobres, y que ha escrito algunos documentos muy valientes, decía que la economía neoliberal mata, que no es poca cosa. Porque si mata tiene que haber ejecutores. Aunque eso no lo dice, lo deja caer.

El otro día comentaba que hay mucha gente que se siente católica y está muy orgullosa, pero que al mismo tiempo reconocen que no pagan salarios justos, hacen juego sucio o blanquean dinero. Y el Papa decía que eso es una doble vida y que mucha gente piensa que esas personas mejor que fueran ateas que no católicas.

Alguien de mucho prestigio internacional, el periodista Robert Wenzel, escribió un artículo diciendo que el Papa tiene problemas con la economía, porque no sabe ni hacer una curva de la oferta y la demanda y se está metiendo a hablar de salarios justos y explotación: “más vale que se meta en sus cosas porque de esto no sabe”. Wenzel dice en su artículo que el salario no depende de que uno se levante por las mañanas con sentido de la responsabilidad o codicioso, sino que viene determinado por el mercado, la oferta y la demanda del mercado. Por lo tanto, el empresario no toma una decisión más o menos justa, si no que se somete al mercado. Y más vale que lo haga porque si pone un salario generosamente por encima va a crear desempleo. «Necesitamos argumentos, porque no nos han vencido, nos han convencido»

Wenzel además citaba al Éxodo cuando habla de “crear discordia entre hermanos” y acusaba al Papa de hacerlo entre los empresarios, los consumidores y los trabajadores, y así de llevar la música a la cueva de los totalitarios, cometiendo un grave pecado económico.

Detrás de esta afirmación sobre los salarios hay un engaño, porque es matemáticamente falsa. No se puede calcular el salario mediante la oferta y la demanda. Es complejo pero incluso intuitivamente se puede explicar. Para que haya un mercado con una oferta y una demanda tiene que poder definirse la demanda y eso es imposible. Para eso todos los trabajos deberían ser homogéneos, y todos los demandantes tener las mismas preferencias.

Para que sea posible eso que Wenzel le critica al Papa, tiene que darse que el salario se establezca de acuerdo a su productividad marginal, es decir, de la aportación objetiva que cada trabajador hace al producto que está contribuyendo a crear. “No se te ocurra hacer una huelga porque lo que tienes que hacer es aumentar tu productividad marginal y así el mercado aumentará tu salario. El mercado, no solo es un buen mecanismo sino que además es justo. Paga de acuerdo con lo que tu aportas”. Mentira.

Hablan de la productividad marginal de todo el trabajo, claro. Pero ¿de la de un bombero, un dentista, un auxiliar, un politólogo, un camarero…? Si para ponerle precio al trabajo hay que calcular la productividad, hay que homogeneizarlo. Y ¿cómo se hace eso?, pues como cuando se quiere saber qué se produce en España, homogeneizamos poniendo el precio de cada producto que se produce. Es decir, para poner el precio hay que homogeneizar, y para eso hay que saber el precio. Es una inconsistencia que no he descubierto yo, sino que lleva casi 100 años descubierto y todavía lo siguen diciendo.

La bajada de los salarios

¿Para crear empleo hace falta bajar salarios?. “Claro, es que si una empresa sube los salarios no va a tener beneficios y no puede contratar”. Puede que esto ocurra para una empresa, pero no para el conjunto de empresas.

Yo lo cuento con un ejemplo a mis alumnos. Un agricultor que llega a casa después de una jornada de trabajo, se ducha, se pone un vaso de vino y pone la televisión. La presentadora del Telediario empieza con la noticia del récord de producción de trigo que significa la caída del precio del pan. El agricultor pillará una depresión. Lo que es bueno para uno puede ser fatal para todos, y al revés. Lo decía Marx, y disculpen que me permita citarlo, al afirmar que a un empresario le gustaría que los salarios fueran muy bajos para tener unos costes muy bajos, pero que los demás empresarios les dieran buenos sueldos a sus trabajadores para que tuvieran dinero para comprar sus productos.

El salario no puede ser contemplado como un coste de una sola empresa. Porque si bajan los salarios, como vienen ocurriendo en España en los últimos años, ¿a quién le venden las empresas que son las que crean empleo?.

Hay un estudio que yo cito en el libro, de un periodo de cien años en EEUU, en el que se observa que cuando la afiliación sindical es más alta, hay salarios más elevados, porque tienen más capacidad de negociación. Pero también hay más empleo, más ingresos públicos, finanzas más saneadas, más inversión y más actividad económica. Cuando las empresas están presionadas por la afiliación sindical, los salarios más altos y, por lo tanto, por los costes, tienen que innovar y la inversión es productiva.

Por el contrario, cuando hay periodos de baja afiliación, los salarios son más bajos, las ventas también, el empleo es menor, y la inversión de las empresas se dedica a especular. Las empresas española no necesitan innovar porque tienen un factor trabajo tirado. Sería estúpido que esas empresas gastasen más dinero cuando pueden generar producto y beneficios con salarios muy bajos. ¿Usted quiere que las empresas innoven y haya una economías de alto valor añadido?, ¿que España sea una potencia en valor y calidad en los productos?, suba los salarios y meta esa presión a las empresas. En Europa pasa lo mismo. El empleo aumenta cuando suben los salarios.

¿A quién defiende la patronal?

Cuando me reúno con las empresas les digo que su peor enemigo es la patronal, porque es la patronal de las grandes empresas. Pero los intereses de las grandes empresas no son los de la mayoría de las empresas que viven del mercado interno. ¿Cuántas empresas viven de mercados externos a los que efectivamente les venga muy bien tener salarios bajos?, no más del 1%. El resto vive del mercado interno, que vive de la demanda interna, que vive de los salarios.

¿Por qué hay más paro en España?, porque somos la economía de la OCDE donde más han bajado los salarios. Desde el año 1976 la masa salarial ha bajado en 155 mil millones de euros. En la España recién salida de la dictadura, en gasto – porque los trabajadores se gastan todo lo que ganan – hay esos millones menos en los bolsillos de los trabajadores. Y desde el 2010 hay 40 mil millones menos.

Si hoy en día la distribución entre salario y beneficio fuera la misma que hace 20 años, las empresas estarían creando empleo de otra manera.

Una izquierda reflexiva

Es importante tener estos argumentos presentes porque son con los que podemos convencer a la gente a nuestro alrededor. No podemos pedir actos de fe para que la gente apoye estrategias o propuestas políticas de transformación social. Hay que convencerla, hay que mostrar los datos y la realidad. Ni si quiera eso es suficiente. Hay que construir y anticipar el futuro. Hay que crear experiencias de nuevo mundo para que la gente entienda qué está pasando. Porque no es que nos hayan vencido, es que nos han convencido.

Boaventura de Sousa, hace poco escribía un artículo en el que reclamaba la necesidad imperiosa de izquierdas reflexivas. Decía que cuando las izquierdas están en el poder – aunque después de lo vivido en Brasil, casi debería decir cuando están en el gobierno – tienen que reflexionar para el día a día, y ese día a día no contempla los problemas de fondo. Y cuando no están en el gobierno, están reflexionando para ganar las elecciones y hacer frente a las facciones con las que se encuentran. Entonces, no reflexionan nunca pensando en las cosas importantes sobre las que hay que reflexionar.

Mientras no nos armemos de un argumentario capaz de encandilar a la ciudadanía, de convencer a nuestros conciudadanos, capaz de mostrar, sin lugar a dudas, que en el otro lado hay una mentira, una falsedad, un engaño, es imposible que la gente esté con nosotros.

Por eso, lo que modestamente puedo hacer es escribir estas cosas y ponerlas a disposición de ustedes. Pero si después ustedes no… bueno, a lo mejor estoy haciendo como estos curas que regañan a la gente que está en misa porque la gente no va a misa (risas).

La mercantilización de la vida

Hay que hacer un esfuerzo, armarnos de argumentos que sean interpretables fácilmente, hacer pedagogía, enseñar a dudar y no a llevar nuestra verdad. Decía Antonio Machado, vamos a buscar la verdad, la tuya guárdatela. Porque si uno va con la verdad por delante, acaba metiéndosela a porrazos. Por eso la duda es la escuela de la verdad. Hay que hacer dudar con datos, con hechos y con nuestro ejemplo. Porque si no las batallas y la guerra está perdida.

Se trata de preguntarse qué podemos poner en práctica la gente que tenemos la aspiración común de una sociedad más justa, en la que los seres humanos vivan satisfechos, en libertad en democracia, con la posibilidad de ser felices, de amarse, de convivir, que es para lo que hemos sido creados.

Humberto Maturana, el biólogo chileno, siempre dice que no es verdad que los seres humanos hemos sido concebidos para la guerra, para el conflicto. Hasta genéticamente estamos concebidos para el amor, para el cariño, para la solidaridad, para ir juntos, y sin embargo nos han desnaturalizado.

Se ha llevado a su máxima expresión la mercantilización de la vida. No hemos sido creados para comprarnos y vendernos, sino para ser felices y disponer de los recursos que nos da la naturaleza para nuestras necesidad humanas, no para lucrarnos a costa de que haya gente que no pueda disfrutar de ello, incluyendo las generaciones futuras. Tenemos por delante una tarea importante y hay que sacar ánimos hasta de debajo de las piedras.

4 comentarios sobre “Argumentos para la transformación”

  • «“el problema económico básico es la escasez”….esa es la tesis principal de los economistas de la burguesía monopolista o «la economía es la gestión de recursos excasos»….como también remarca magistralmente Juan Torres «si la FAO todos los años nos dice que con la producción alimenticia que hay en el mundo, mal articulada, sería suficiente para que se alimentara el doble de la población mundial. «…y es cierto.Ayer mismo me comentaba un amigo que tan sólo con la riqueza del Vaticano se daría de comer a toda la humanidad,eso o la anécdota de los «conejos de Australia»,que con ellos se daría de comer 2 veces a la humanidad entera.

  • Impresionante trabajo y posición de Juan Torres, como desmonta las mentiras sobre economía a las que nos tienen acostumbrados los tertulianos a sueldo del IBEX35, como Inda, que no paró de atacarlo hasta que se marchó de la Sexta Noche. Sin duda, este libro será el próximo que adquiera para combatir el virus que intenta atacar en cada noticiero o artículo de la «prensa oficial»

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