El Observatorio

Apagón informativo

Hablaba el otro dí­a del «circo» que han montado los medios de comunicación para esquivar la realidad e intentar distraer a un público cada vez más azotado por la crisis: un circo de monteros, sastres, espí­as, chorizos… que hacen el papel de los equilibristas, tragasables, domadores y payasos de turno. Pero me doy cuenta que esta visión sigue siendo parcial e incompleta. A la vez que intentan que miremos en una dirección determinada, los medios están metiendo debajo de la alfombra y ocultando descaradamente información que, de alguna manera, consideran inconveniente o directamente peligrosa. Esa información, no por casualidad, tiene que ver con respuestas a la crisis que, al parecer, es mejor que no conozcamos.

No hará ni diez días que recibí el encargo de realizar un artículo sobre lo que ya muchos esecialistas empiezan a considerar como "el segundo gran foco de la crisis financiera" internacional: la amenaza inminente de quiebra de los sistemas bancarios de la Europa del Este, que llevaría aparejado un desplome completo de sus aún precarias economías y un aumento de la inestabilidad política en un área en el que la solidez institucional brilla por su ausencia. La situación es tan preocupante, que el pasado 1 de marzo la UE celebró un consejo extraordinario sobre el tema, donde se sopesó la conveniencia o no de lanzar una operación de rescate, bien global (como demandaban los húngaros) o bien país por país, o entidad por entidad. Lo primero que detecté es que los medios informativos nacionales, desde los más sesudos hasta los más freakys, apenas si habían mostrado interés previo alguno por esta situación. En el mes previo a la reunión de Praga apenas si había algún artículo sobre el tema. Y lo que es más "curioso", tras la reunión el tema (una verdadera bomba a punto de estallar en el corazón de Europa) seguía prácticamente sin interesar, nadie hacía análisis de fondo ni cubría una información coherente y sostenida sobre el asunto. Bueno, pensé, obedecerá al escaso peso que la información internacional tiene, tradicionalmente, en los medios españoles (acorde, por otra parte, con el escaso peso internacional del propio país). Me fui entonces a recabar información a internet… y entonces mi sorpresa comenzó a hacerse mayúscula. Y mis sospechas también. Dejando ahora de lado el gigantesco agujero que está provocando la masiva fuga de capitales o el daño económico que les inflinge el nuevo proteccionismo de las potencias centrales europeas, lo que más me llamó la atención es que desde hace varios meses muchos de los países de la antigua Europa del Este están viviendo la mayor oleada de huelgas y disturbios sociales desde la caída del muro de Berlín, hace ahora 20 años. En Bulgaria, en Rumanía, en Polonia, en los países bálticos, los trabajadores se están echando a la calle, protagonizan manifestaciones multitudinarias y el descontento social se está traduciendo en una conflictividad cada vez más intensa… y cada vez más radical. La pregunta es obvia: ¿por qué ningún medio de comunicación destacado de nuestro país se ha hecho eco de estas protestas? Con lo convencida y entusiásticamente europeístas que son todos, ¿por qué no informan sobre estos hechos inequívocamente europeos? ¿Por qué practican lo que parece un "concertado" apagón informativo ante este tipo de hechos, y luego dedican páginas y páginas a los detalles más escabrosos del "monstruo" de Anstteten? ¿Es que no interesa que se sepa que hay una respuesta obrera y popular a la crisis allí donde ésta está golpeando más duramente a los trabajadores? ¿Y a quién no le interesa? Ayer otra noticia me golpeó con similar contundencia. ¿Se acuerdan de la crisis de la banlieu parisina? ¿Algo que pasó y de lo que nada más se supo? Pues bien: las escasas y soterradas noticias que llegan no hablan precisamente del fin del conflicto. En 2008 no sólo ardieron en Francia 40.000 vehículos (como al parcer es habitual), sino que se produjo un "oculto" salto cualitativo: la aparición cada vez más frecuente de armas de fuego en los enfrentamientos de los jóvenes con la policía. Enfrentamientos esporádicos, pero constantes y cada vez más violentos. Enfrentamientos que hablan de que el conflicto no sólo no se ha resuelto, sino que se ha agravado, y que puede desembocar en cualquier momento en una explosión incontrolada. Parece mentira, pero con la cantidad de medios "francófilos" que hay en España, casi ninguno se hace eco de esto. También aquí asistimos a un descarado apagón informativo, cuya conclusión es obvia: la crisis está agudizando la censura y el amarillismo de los grandes medios, y acrecentando la necesidad de una prensa sin mordazas y sin miedo a la verdad.

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