Ventaja del Likud a cuatro dí­as para las elecciones israelí­es.

Antorchas y gasolina

Nunca como hasta ahora las elecciones israelí­es habí­an tenido una importancia tan trascendental para la estabilidad de Oriente Medio -una de las fallas geopolí­ticas más activas del planeta- como las que se celebran el próximo 10 de febrero. Los últimos sondeos reducen la ventaja entre el derechista Likud y el centrista Kadima, pero siguen dando ventaja al candidato del primero, Benjamí­n Netanyahu. Una virtual victoria de los partidos más intransigentes del sionismo pondrí­a en un brete la estrategia de Obama en la región.

Las distintas encuestas que hoy aarecen en los diarios israelíes otorgan al Likud entre 25 y 27 diputados y al Kadima entre 23 y 25. La ventaja del Likud se acorta respecto a sondeos anteriores, pero el problema para el Kadima, la formación que lidera la actual ministra de exteriores, Tzipi Livni, no es tanto la ventaja de Netanyahu sino el resto del arco parlamentario, y por tanto la política de alianzas.El Partido Laborista de Ehud Barak –socio de gobierno de Olmert- quedaría por primera vez en su historia en cuarto lugar con unos 15 escaños, mientras que la llave del nuevo Ejecutivo estaría en manos de Israel Beitenu, el partido del ultranacionalista Avigdor Lieberman, que abandonó el Ejecutivo hace poco más de un año en protesta por el diálogo de paz con la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Los últimos sondeos confirman el imparable ascenso de esta formación, que obtendría entre 18 y 19 diputados con una campaña basada en ideas tan reaccionarias como la “noción de fuerza” y en exigir que los palestinos con ciudadanía israelí muestren fidelidad al Estado Judío. La alianza Likud-Beitenu (junto a otros grupos ultraortodoxos como el Shas, de 9 escaños) daría a Netanyahu una mayoría amplia para gobernar.Otra de las claves que puede explicar el giro a la derecha que vaticinan los sondeos: la abstención masiva de los árabes israelíes –un 20% de la población de Israel- y el derrumbe de los partidos árabes, que quizá no puedan acceder a la Knesset. Se espera que menos la mitad de los palestinos con nacionalidad israelí, horrorizados ante la masacre de Gaza, acudan a las urnas. Otros partidos que podrían facilitar el proceso de paz, como la izquierda pacifista Meretz, lograría entre cinco y siete diputados.Sólo quedan cuatro días para los comicios, y –si ningún acontecimiento inesperado lo trastoca- la nueva diplomacia inteligente de Obama y Clinton se encontrará con un escenario realmente adverso para estabilizar la región si en el gobierno israelí se instalan los sectores más incendiarios del sionismo. La señora Clinton ya conoce de cerca a Benjamín Netanyahu y cómo fue torpedeando los pilares del proceso de paz entre Arafat y Rabin logrados bajo los auspicios de la línea de hegemonía consensuada de su marido. Cabe preguntarse si la Casa Blanca va a quedarse de brazos cruzados mientras en Tel Aviv preparan las antorchas y la gasolina.

Deja una respuesta