La imagen de la ropa remendada o “heredada” es el hilo conductor que el último libro de Antonio Maestre empuña para ofrecernos una imagen poco habitual, donde la vida del pueblo trabajador, normalmente ocultada o despreciada, es el protagonista.
Quien ostenta el poder, económico y político, goza de estabilidad. Maestre recuerda cómo las madres de la burguesía repiten a sus hijos: “tú nunca caerás”. La de la clase obrera y el conjunto del pueblo trabajador es otra muy diferente: la estabilidad material, y emocional, es una quimera, y la normalidad es la incertidumbre, la posibilidad de perder incluso lo poco que se ha logrado.
Esta doble vida de clase, la que separa y enfrenta a una ínfima minoría de una gran mayoría, está presente de la primera a la última página de “Los rotos: las costuras abiertas de la clase obrera”, que el conocido periodista Antonio Maestre ha publicado con Akal.
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Es la clase, repite Maestre insistentemente. Tu código postal, el barrio obrero o de clase alta, en el que naces determina tu vida más que tu código genético. Decide cuántos años vives, cómo vas a vivir, tu grado de bienestar, tu salud, el tipo de comida, el acceso a la cultura, tu salud mental, el grado de escolarización al que puedes aspirar…
Es una verdad apabullante. Incluso cuando se pretende relativizar. Nos dijeron que la covid 19 “no entiende de clases sociales”. Pero acaba de publicarse un estudio que demuestra cómo los contagios se dispararon en los barrios más pobres.
“Saqué la rabia e hice visible la clase, como un elemento perturbador para un sistema que te enseña a esconderla” (Antonio Maestre)
Maestre no nos presenta un análisis teórico sobre las clases. Habla con los pies manchados del barro que anegaba Fuenlabrada, la ciudad dormitorio de Madrid donde se crió. Se basa en sus experiencias, y en otras recogidas en “Apuntes de clase”, el suplemento que el propio Maestre coordina en La Marea.
Por los diferentes capítulos de “Los rotos” desfilan los problemas, deseos, miedos, que podemos encontrar en cualquier barrio obrero de cualquier ciudad.
Y se conforma lo que Maestre llama “el techo de ladrillo”, un techo de clase diseñado para recluir a los miembros del pueblo trabajador en un lugar subordinado, impidiendo su acceso a puestos decisorios.
La clase a la que perteneces te define, determina tu vida. No es el único -existen la opresión de género, de raza…- pero sí la clave sin la que nada puede entenderse… y que por ello debe permanecer oculto. El propio Maestre nos confiesa como se rebeló ante ese silencio: “saqué la rabia e hice visible la clase, como un elemento perturbador para un sistema que te enseña a esconderla, como si fuera algo despreciable que abandonar. Enseñarla es violento, les molesta, se considera maleducado en esos lugares que creen reservados para unos pocos, porque su victoria es que resulte invisible en el debate público, aunque sea el motivo de las desigualdades”.
Los “rotos” estamos llenos de remiendos, pero jamás quebrados
“Los Rotos: las costuras abiertas de la clase obrera” es un libro tan original como necesario. Original porque lo que Maestre cuenta, la vida de la mayoría de la sociedad, que forma parte del pueblo trabajador, es normalmente orillada, transformada en números, cuando no despreciada con un clasismo demasiado presente. Necesario porque lo que Maestre cuenta nos ha pasado a la mayoría, de una u otra manera. Por eso nos reconocemos en su rabia. Los “rotos” estamos llenos de remiendos, pero jamás quebrados.
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El autor
Antonio Maestre es periodista y documentalista. Se define a sí mismo como “criado y concienciado en Fuenlabrada en una familia sin capital, ni social, ni cultural”. Es subdirector de La Marea, escribe en Jacobin Magazine, y colabora en eldiario.es o Le Monde Diplomatique. Además de participar como analista en programas como Al Rojo Vivo, Más Vale Tarde o La Sexta Noche.
Antes de “Los rotos: las costuras abiertas de la clase obrera”, Maestre nos ofreció otro libro que abordaba la memoria histórica desde una perspectiva poco habitual. Se titulaba “Franquismo S.A”, y diseccionaba cómo algunas de las grandes fortunas que hoy configuran los principales nódulos del poder en la banca, la construcción, las eléctricas, se enriquecieron gracias al terror impuesto por la dictadura.
Carlos dice:
Leches, vaya currículum que tiene Maestre. Bueno, yo os dejo una página de donde descargar el cómic (lo siento Antonio, pero con los hackers no te haces millonario)
https://zoboko.com/book/en6dxoye/los-rotos-las-costuras-abiertas-de-la-clase-obrera
Walter dice:
Para Antonio Maestre:
Te sigo en todas tus intervenciones en la Sexta. Aún no se sabe por qué el Presidente Sánchez sacó el tema del Sahara. Es verdad que Marruecos aprovecha cualquier incidencia para incordiar. A pesar de todo es un tema que hay que solucionar porque los saharauis tendrán que aceptar aunque sea una autonomía bien cerrada.
Te adjunto unas ideas que, quizás, puedan abundar más sobre dicho diferendo.
Yo les escribí a los del PSOE y no sé si me leerán. Aquí va:
No sé si alguien me leerá pero, por favor, utilicen más argumentos para ver si se encuentra una salida al tema de Sahara Occidental-
En efecto, yo quería comentar el tema Saharaui. Soy profesor jubilado y siempre me gustó apoyar mi discurso con el mayor número de ejemplos que es como mejor se entiende un problema.
El Presidente creo que utilizó el sistema Macron, o sea, el francés: la política exterior es un coto cerrado del Presidente. Y no está mal ya que ¿de qué hubiera servido consultar al parlamento? Ya sabemos la respuesta.
La ONU aconseja una solución autonómica para terminar con el problema saharaui ; esa iniciativa es apoyada por Alemania, USA, Francia, etc.
Todos esos países opinan pero quien tiene que tomar una decisión es España y Marruecos como actores principales.
Otra solución era un referéndum de autodeterminación. Yo les preguntaría a los que proponen esta solución, incluida Argelia: ¿Uds. creen que Marruecos va a perder ese referéndum?
Todos sabemos que no y Marruecos anexionará ese territorio como una provincia más.
Creo que la mejor solución para el pueblo saharaui es aceptar una autonomía (muy bien delimitada) dentro del Reino de Marruecos.
Mientras se busca una solución, Marruecos no tiene ninguna prisa porque ya ocupa el territorio y pueden pasar otros 40 años. Alguien tiene que dar el paso porque ya van como 2 generaciones de niños que nacen sobre la arena, en carpas o casas muy precarias, sin luz, sin agua corriente, con una calor insoportable, etc.
Por favor, pongan sobre le mesa también este argumento además del bloqueo de Ceuta y Melilla y demás diferencias con Marruecos.
Un saludo