La Comisión Nacional de Mercados y Competencia ha puesto este agosto pasado la guinda del pastel al cabreo general por la subida de la luz: informó que ha reclamado a varias comercializadoras eléctricas que devuelvan a unos 2 millones de clientes el dinero de facturas que han sido engordadas hasta un 30% aprovechando el lío de la nueva tarifa por tramos.
Eso si, el organismo supervisor, siguiendo la línea de la ministra Ribera que declaró confíar en que los monopolios tengan «empatía» hacia los clientes que esquilman, no ha hecho públicos los nombres de las empresas estafadoras fiando la devolución a su buena voluntad…. casi nada.
A los pocos días nos enterábamos que varios pantanos, habían sido literalmente vaciados para producir electricidad y ganar así más dinero los días con la luz más cara, aún a costa de causar una sequía en varias comarcas.
Los camiones cisterna han tenido que llevar agua a varios municipios en el norte de Cáceres porque el embalse de Valdecañas, (explotado por Iberdrola) ha quedado reducido a una quinta parte de su capacidad.
Esta actuación depredadora ha dejado sin agua para el consumo humano, ni para la agricultura y la ganadería, a varios municipios…
No es un caso aislado, y hay otra investigación abierta contra Naturgy e Iberdrola por el vaciado de 4 pantanos más en Galicia.
No hay otra lógica para los monopolios eléctricos que la del máximo beneficio. Ni el bolsillo de sus clientes, ni las condiciones de vida de los habitantes de una población, ni las consecuencias ecológicas… no tienen freno. Sus actuaciones son contrarias a los intereses del conjunto del pueblo.
Una empresa Nacional de energía es una necesidad urgente para garantizar precios que atiendan a las necesidades de las familias, el comercio, las pymes y la industria. Y también para protegernos de los abusos y los ataques contra las condiciones de vida.
Incluso una medida como la nacionalización contaría hoy con una amplia aprobación popular. Las condiciones están dadas porque el nivel de concentración del sector es máximo, y cinco monopolios controlan el 82% del negocio.
De hecho la empresa de energía más grande de España, Endesa, está ya nacionalizada… pero por el Estado Italiano, propietario de Enel, máximo accionista de Endesa…
Y la ministra esperando que los lobos mimen a los corderos.