Se lanzan los trapos sucios pero no hay castigo serio

Ante la corrupción, impunidad no

Llevamos comentando en varios artí­culos que los sucesivos casos de las tramas de corrupción que van saliendo a la superficie en toda España son la manifestación de una grave epidemia que se ha extendido descontroladamente y que carcome el sistema democrático español. Y señalábamos que, para nuestra desgracia, el escándalo del ayuntamiento de Lorca, en la empresa de limpieza, serí­a el último de forma muy efí­mera. Que las noticias sobre nuevos casos de corrupción, o prolongaciones de los ya descubiertos, seguirí­an saliendo a la superficie. Pero lo grave es que no existe un castigo severo para los corruptos. Hay consentimiento, y hay impunidad.

Y así ha sido. Miguel Navarro, ex alcalde de Lorca y ex miembro de la Ejecutiva Federal, imutado por malversación de fondos públicos a través de la empresa de limpieza, no va a ser, ni siquiera, expulsado del PSOE murciano, como se había llegado a anunciar previamente. Y así lo reclama el PSOE cuando es un militante del PP. Recordemos el caso Gürtel. En realidad, ambos partidos sólo utilizan los escandalosos casos de corrupción para sacar los trapos sucios al otro, oportunistamente para desgastarse políticamente uno a otro. Pero sin impulsar una investigación profunda, seria y sistemática, para llegar hasta el fondo y desmantelar las tramas corruptas. Una investigación con el objetivo de llegar a las responsabilidades penales.Ahora ser corrupto es fácil y liviano. Porque se une la magnitud de la ganancia final al beneficio de la levedad penal. Esto tiene que cambiar. Y cuando la crisis está golpeando las conciencias, debe redoblarse la exigencia de que haya un riguroso control del gasto público de todas las administraciones, desde los organismos centrales hasta los locales, pasando por los autonómicos. Y que haya penas ejemplares. Y que devuelvan todo lo robado. Son condiciones básicas para regenerar la democracia en España.

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