Televisión

Animación para provocar terremotos

La última polémica acaba de saltar en la América más reaccionaria. Los cómicos protagonistas de «Padre de familia» se convierten durante unas horas en homosexuales, y esto sirve como excusa para arremeter contra la Iglesia y todos los prejuicios de los integristas cristianos. Diferentes asociaciones religiosas y la Asociación de la Familia Americana han calificado el capí­tulo de «basura y vomitivo» y han hecho un llamamiento al boicot de la cadena y de los anunciantes del programa. Sin embargo, tras el aparente humor banal y zafio, se esconden las mentes de unos provocadores que pretenden mostrar a todo el mundo, a través de inocentes personajillos de dibujos, las múltiples hipocresí­as de la sociedad puritana y represora de su paí­s.

Curiosamente la serie se emite en la cadena más conservadora de los Estados Unidos, la Fox del magnate Rupert Murdoch, y ya fue cancelada en dos ocasiones debido a las constantes críticas recibidas por este tipo de asociaciones. Sin embargo la gran acogida mundial del programa ha hecho vuelva a las pantallas rápidamente en ambas ocasiones, y cosechando aún mayores éxitos de audiencia.Otros autores americanos que se han servido de la aparente inocencia de la animación para sacudir los cimientos de la doble moral americana han sido los productores Matt Stone y Trey Parker. El reconocimiento internacional que atesoran ahora es fruto directo de su primera creación de animación tradicional con recortes: “South Park”. Cuatro avispados niños de un pequeño pueblo de las Rocosas viven constantes peripecias, mientras con sus inocentes mentes analizan cuestiones como la homosexualidad, las teorías creacionistas, el racismo, la guerra de Irak o incluso la Iglesia de la Cienciología.Lejos quedan ya los tiempos en los que la animación era un juguete de adultos dirigido a los niños, y aquellos días en los que el avaro republicano Walt Disney conquistaba los corazones de la posguerra con sus cuentos manipulados. Los creadores norteamericanos más trasgresores y comprometidos utilizan ahora los dibujos animados para difundir debates polémicos. Y es cierto que la provocación y el escándalo son algunos de los recursos que utilizan para dar difusión a estas contradicciones. Pero este humor calificado de “mal gusto” no es ni mucho menos peor que la represión de las libertades individuales que pregonan quienes les atacan.

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