Una Turquía desestabilizada sería susceptible de provocar una mayor violencia en el sur de los Balcanes, facilitando al mismo tiempo la reimposición del control ruso sobre los estados del Cáucaso.
El residente de EE UU, Barack Obama, ha pedido a los jefes de Gobierno de los Veintisiete que acepten la adhesión de Turquía a la Unión Europea (UE). Este punto ha sido uno de los pocos en los que ha habido fricción durante la Cumbre UE-EE UU celebrada en Praga, ya que el presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha mostrado inmediatamente su oposición a la entrada de Turquía en la UE.La incorporación de Turquía a la UE cuenta con el apoyo de EE UU desde que comenzaron las negociaciones.»Sería una manera de anclar a Turquía firmemente en Europa», ha dicho hoy Obama. Sin embargo, varios países europeos se oponen a la idea, como Alemania y Francia, algo que ha quedado patente hoy cuando el presidente francés, Nicolás Sarkozy, ha vuelto a exponer su opinión desfavorable.»Siempre me he opuesto a esta adhesión y lo mantengo», ha dicho el mandatario francés en declaraciones a la cadena francesa TF1. Sarkozy ha señalado que su posición es la misma que defiende una «inmensa mayoría» de los estados de la UE. «Yo trabajo codo con codo con Barack Obama, pero tratándose de la UE, corresponde a los Estados miembros decidir», ha añadido el presidente de Francia.Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, ha asegurado que estrechar los vínculos entre la UE y el mundo musulmán es un interés común. Sin embargo, Merkel ha señalado que no está clara cuál será la forma de conexión entre Bruselas y Ankara en los próximos años, en referencia a una forma de relación privilegiada, la fórmula que defienden los conservadores franceses y alemanes para resolver las relaciones entre Turquía y la UE.Desde diciembre de 1999, fecha en la que se le concedió el estatuto de candidato, esperaba Turquía un gesto contundente de la Unión que alentara sus aspiraciones europeístas. Ese gesto llegó en diciembre de 2002, cuando el Consejo Europeo acordó que si el país cumplía los parámetros políticos exigidos antes de diciembre de 2004, la UE accedería a iniciar «sin demora» las negociaciones de adhesión.Desde entonces, Turquía fijó el rumbo hacia los «criterios de Copenhague» -las exigencias de la UE- y se esmeró en los progresos hacia la consolidación de su democracia y de su Estado de derecho. La entrada de Turquía a la Unión Europea costaría al resto de socios comunitarios entre 16.500 millones y 27.900 millones de euros al año, entre el 0,1% y el 0,17% del PIB de la UE a 25, según un informe de impacto realizado por la Comisión Europea. Por lo que se refiere a su papel en las instituciones, la llegada de Turquía «afectaría significativamente» al reparto de escaños en la Eurocámara de los actuales Estados miembros, en particular para los países medianos y grandes, ya que no se puede superar el límite de 750 escaños. En el Consejo, Ankara tendría una voz destacada en la toma de decisiones, ya que su enorme población de 80 millones de habitantes «se reflejaría en el sistema de voto» de doble mayoría de Estados y de población por delante incluso de Alemania.La interferencia de Estados Unidos es el factor más importante que revivió el asunto. Ganarse a Turquía siempre ha sido parte de su estrategia global. Debido a la ubicación geográfica singular de Turquía y a su identidad de ser el «único país islámico en la alianza occidental», además de ayudar a contener a Rusia, Turquía ha servido de cabeza de puente en la guerra dirigida por EE.UU. contra el terrorismo y su contención de Irán e Irak, el «eje del mal», después de los ataques del 11 de septiembre. Para premiar a Turquía y estimularlo a tener un mayor papel en la guerra de Irak, Washington presiono a los miembros de la UE para el ingreso de Turquía.Turquía estabiliza la región del Mar Negro, controla el acceso a ella desde el mar Mediterráneo, equilibra a Rusia en el Cáucaso, sigue ofreciendo aún un antídoto contra el fundamentalismo musulmán y es el pilar sur de la OTAN.Una Turquía desestabilizada sería susceptible de provocar una mayor violencia en el sur de los Balcanes, facilitando al mismo tiempo la reimposición del control ruso sobre los estados del Cáucaso.Tras la caída del Muro de Berlín. Rusia que, hasta entonces era la potencia dominante en el Mar Negro pasó a controlar solamente una franja costera, a causa de la independencia de Ucrania. Hoy, la flota rusa en el Mar Negro es un recuerdo de lo que un día surcó los mares. Pero es que, además, la independencia de Georgia, supuso otra mordedura territorial. Otro tanto le ocurrió en la rica zona petrolera del Mar Caspio. De tener que compartir ese espacio al sur, solamente, con Irán, Rusia ha pasado a controlar solamente otra pequeña franja costera.El resto ha ido a parar a Kazajistán, Azerbaiyán y Turkmenistán. Hay que recordar que todas estas repúblicas, mayores o menores (Kazajistán es un coloso territorial con cinco veces la extensión de España) tienen una característica común: salvo Georgia, todas las demás ¡son etnias turcas! En otras palabras: el debilitamiento de Rusia ha hecho aumentar el peso de Turquía.Ankara está tratando de moverse con independencia de los intereses de EEUU. Su posición geoestratégica entre Asia central e Irán, por un lado, y Europa, por el otro, no agrada a Washington que trata a toda costa de mantener un embargo económico contra el país persa. Sin embargo, Turquía quiere jugar la carta de «puente energético» en su camino de adhesión a la UE, llevando a cabo importantes inversiones que la conviertan en una potencia regional. EE UU necesita una Turquía fuertemente anclada a la OTAN y a Europa. No una Turquía explorando su influencia en Asia central, estableciendo acuerdos multilaterales con Rusia y China sin el control de Washington. Los EEUU usan su influencia en Europa para presionar a favor de la futura admisión de Turquía en la UE y se esfuerzan en tratar a Turquía como a un estado europeo, siempre que la política interna turca no dé un giro importante en la dirección islamista. Las consultas regulares con Ankara sobre el futuro de la cuenca del mar Caspio y sobre Asia Central generaran en Turquía la sensación de pertenecer a una asociación estratégica con los EEUU.EE UU necesita de Turquía una colaboración más estrecha tanto en la retirada de Irak como en el refuerzo de Afganistán. Las tropas norteamericana, que habrán de replegarse en 11 meses del país árabe, tendrán que atravesar suelo turco, a la sazón país de la OTAN. Sin embargo es algo que les fue vetado en 2003. Aunque Ankara mantiene 800 soldados en Afganistán, el gobierno turco prohíbe que participen en acciones bélicas contra la insurgencia talibán. Todo eso es lo que trata de cambiar Obama con su visita a Turquía.