Cada sábado, las calles de Tel Aviv se convierten en escenario de manifestaciones, protestas y actos en los que miles de ciudadanos expresan su frontal oposición a la guerra genocida que Israel y el gobierno de Netanyahu perpetran en la Franja de Gaza. Exigen un alto el fuego y la apertura de negociaciones para que Hamás libere a los cientos de rehenes que aún tiene en su poder, cuya vida corre peligro no solo por sus secuestradores, sino por los bombardeos.
En la noche del sábado 10 de febrero, cientos de manifestantes en las calles de Tel Aviv acompañaban a los familiares de los secuestrados por Hamás, exigiendo la dimisión de Netanyahu por negarse a negociar la liberación de los rehenes. Otros clamaban por un alto el fuego en gaza y la convocatoria de nuevas elecciones.
Los manifestantes quemaron neumáticos -formando la palabra «HELP» (¡ayuda!)- y cortaron carreteras, exigiendo la renovación del acuerdo de intercambio de rehenes con Hamás. La policía no tardó en cargar contra la protesta, agrediendo también a los familiares de los secuestrados.
Un gran mural en el centro de Tel Aviv recuerda a los rehenes que permanecen todavía en Gaza. Son 136, entre civiles y militares, de los que cerca de una treintena estarían ya muertos.
El lema «Bring them home» («Traedlos a casa») es una constante para exigir que las autoridades se fijen como prioridad el regreso de los secuestrados que quedan en manos de Hamás y otros grupos islamistas. Otros portan carteles como «las vidas palestinas importan»