Encausada la independencia de la justicia

Algo más que un juicio a Garzón

Una vez puesta en marcha, la maquinaria de la justicia se dirige como una implacable apisonadora a laminar al juez Garzón y apartarlo de la magistratura. ¿Por qué esta saña con el juez español más prestigiado mundialmente? ¿Es, como se dice, una reacción de los restos del franquismo enquistados en la justicia? ¿O tal vez un sí­ntoma de las complicidades de tramas corruptas como la Gürtel con las altas esferas del Estado?

Aunque ambas afirmaciones puedan contener una pequeña parte de verdad, el juicio contra Garzón va mucho más allá de las modestas fuerzas de la ultraderecha en España o de los limitados objetivos de una trama corrupta. En realidad, su juicio apunta mucho más lejos y su verdadero sentido es el de lanzar una seria advertencia a todos aquellos sectores de la judicatura tentados de secundar el camino de independencia y democracia seguido por Garzón durante todos estos años.

A Garzón se le acusa por tratar de investigar los crímenes del franquismo y buscar desmantelar hasta el final la trama Gürtel, pero en realidad lo que se está encausando es toda una trayectoria. Trayectoria regida por los principios de independencia, de lucha contra la impunidad y de ponerse siempre, y hasta el final, del lado de las víctimas.Basta hacer un somero repaso de su actuación como juez, y los múltiples casos en que ha intervenido, para comprobar cómo lo que se está juzgando no es sólo a una persona, sino a toda una línea independiente y democrática de la magistratura española, de la que Garzón es uno de sus más reconocidos representantes, tanto nacional como internacionalmente.

Es desde aquí desde donde hay que preguntarse, ¿por qué esta nada disimulada saña contra él, por qué esta voluntad manifiesta de demonizarlo y neutralizarlo como juez y aplicarle lo que no puede considerarse sino como un “escarmiento ejemplar”?La lucha contra la impunidad

Suele entenderse que la lucha contra la impunidad está restringida a los dictadores, principalmente latinoamericanos, contra los que Garzón dirigió sus investigaciones. Y aunque, en efecto, esas fueron sus consecuencias más notorias, en realidad la lucha contra la impunidad es un principio que Garzón ha aplicado en todos y cada unos de los casos que ha instruido.

No se trata sólo de hacer justicia con los autores materiales de los delitos, sino también de que la justicia y la reparación a las víctimas no será completa hasta que se investigue y se encause a sus inductores y/o cooperadores necesarios.Por eso Garzón en su primera gran instrucción contra el tráfico de drogas en Galicia no se detuvo hasta llegar a los capos de los cárteles del narcotráfico: los clanes de los Oubiña y los Charlines.

Por eso en la instrucción del terrorismo de Estado sobre los GAL, buscó sin desmayo al señor X, el hombre que desde las más altas instancias del gobierno había dado necesariamente la orden de poner en marcha una guerra sucia contra ETA. Por eso, al instruir casos sobre los atentados de ETA, no se detuvo en sus autores materiales, sino que siguió adelante para buscar el entramado político, social y económico que sostenía a la banda terrorista.

Y por eso sus investigaciones contra Pinochet o la Junta Militar argentina sacaron a la luz el papel clave que el Departamento de Estado, el Pentágono y la CIA tuvieron en todas las dictaduras del Cono Sur de los años 70. Conviene recordar ahora cómo durante los meses álgidos que rodearon la orden internacional dictada por Garzón para detener a Pinochet en cualquier lugar del mundo y presentarlo ante la justicia española, el cerebro del golpe de Estado chileno, Henry Kissinger, se vio obligado a no salir de EEUU por temor a sufrir su misma suerte. Sus “hijos de perra”

“Tiene usted razón. Somoza es un hijo de perra. Pero es nuestro hijo de perra”. Así de contundente replicaba en 1955 el Secretario de Estado norteamericano, Foster Dulles, las acusaciones de los senadores del Partido Demócrata en la comisión de exteriores del Senado.

Con esta afirmación, Foster Dulles no sólo realizaba toda una declaración de principios sobre la catadura moral de la política exterior norteamericana, sino que hacía pública y explícita la línea de conducta que desde entonces debe presidir la actuación de cualquier Secretario de Estado de la superpotencia yanqui.

Una lección en la que todos sus sucesores (MacNamara, Kissinger, Haig, Albrigth, Powell, Condolezza Rice, Hilary Cinton,…) son convenientemente instruidos nada más ocupar el cargo. Desde la óptica del Departamento de Estado norteamericano el mundo está lleno de “hijos de perra” (dictadores, asesinos, torturadores, genocidas,…), pero ellos saben distinguir los que son “suyos” de los que no. «Pinochet no dejó de ser un títere servilmente obediente de las órdenes emanadas del Departamento de Estado yanqui»

¿Y que es lo que diferencia a un Pinochet de un Sadam Hussein, un Videla de un Gadafi? Pues, sencillamente, dos rasgos: primero, que protejan y defiendan sus intereses de explotación económica y dominio imperial. Segundo: porque son ellos mismos los que los han colocado en ese puesto. Bajo su aparente soberbia, los Pinochet o Videla no son más que los títeres a través de los cuales EEUU protege sus intereses políticos, económicos y de dominación mundialDesde que Garzón inició el proceso para detener y encausar a Pinochet, el revelador silencio de la Casa Blanca sirvió para poner en primer plano, más allá de las consecuencias jurídicas del proceso en el Derecho Internacional, la naturaleza de las relaciones entre Washington, ­las grandes corporaciones multinacionales yanquis, la CIA, el Pentágono y la Casa Blanca­ con sus “hijos de perra” repartidos por todo el planeta.

Por más que, visto de lejos, la imagen del Pinochet del año 73 transmita la idea de un tirano soberbio y todopoderoso, señor de vidas y haciendas durante dos décadas en Chile, la realidad es que, en su esencia, Pinochet no dejó de ser un títere servilmente obediente de las órdenes emanadas del Departamento de Estado yanqui y, más allá todavía, de los consejos de administración de la Anaconda y la Kennecot Minning Company, las dos principales multinacionales del cobre, propiedad de la J. P. Morgan y la Corporación Guggenheim, dos de los núcleos de poder claves de la oligarquía financiera yanqui y verdaderas dueñas de Chile.

“Lo que es bueno para la General Motors, es bueno para Estados Unidos”. Bajo esta máxima se ha extendido el poder imperial yanqui, especialmente en Iberoamérica, a o largo de la historia. Y quien dice General Motors dice Ford, ITT, United Fruits, el grupo Rockefeller, Citigroup o Standard Oil,… Asegurarse el dominio político y el control militar en los países bajo la órbita de Washington es vital para que las grandes corporaciones multinacionales puedan entregarse sin problemas a la explotación económica, al saqueo y el expolio del resto del mundo.

Al desarrollar el concepto de justicia universal y reclamar la aplicación de una jurisdicción universal a los delitos contra la humanidad, Garzón abrió la puerta no sólo a que dictadores y genocidas no quedaran impunes, sino también a que su inductores y cooperadores necesarios tuvieran que responder ante la justicia.

Ese ha sido, a ojos del hegemonismo yanqui, el verdadero “pecado” de Garzón. Y sólo han esperado el momento oportuno para hacérselo pagar caro. Muy caro. Caza Mayor

«Caza Mayor». Este era el título que –contaba la periodista Pilar Urbano en la tertulia que siguió a la presentación de «Garzón. El hombre que veía amanecer» en el Ateneo Madrid XXI– pensaba ponerle originalmente al libro. Un título que se habría ajustado perfectamente al contenido de la obra, al carácter de su protagonista, el juez Garzón… y a la mima autora del libro. «Si lo hubiera buscado me habría encontrado mucha más CIA»En primer lugar porque, como reveló en la tertulia la propia Pilar Urbano, el juez Garzón se ha convertido en una codiciada “pieza” de “caza mayor” para cualquiera de las mafias y tramas negras de los aparatos de Estado que ha desarticulado. De hecho, se tiene constancia de dos intentos de atentado contra él. Uno en pleno escándalo de los GAL y la revelación de los papeles del CESID y el otro, un comando de ETA que tenía ya localizado un piso, en el n° 25 de la calle Génova, justo enfrente del despacho de Garzón en la Audiencia Nacional.

Pero por otro lado, el propio Garzón, en todos los casos que ha instruido, nunca se ha conformado con “piezas menores”, siempre ha buscado las cabezas, los cerebros, los jefes máximos y ocultos de las tramas criminales, bien fueran los Charline y los Oubiña, bien el señor X de los GAL, bien el director del CESID, bien Pinochet, bien los reponsables del aparato político y financiero de ETA. Los resultados de sus investigaciones, sentando jurisprudencia y doctrina jurídica, tanto a nivel nacional como internacional, son auténticos trofeos de “caza mayor” (…)

Uno de los aciertos del libro de Garzón es hacer públicos los enemigos que, en su trayectoria judicial se ha ido creando: las mafias del narcotráfico, las tramas negras y corruptas de los aparatos de Estado, la extrema derecha argentina y chilena, el CESID,… Sin embargo en la tertulia ¿no te has dejado algún enemigo fuera? ¿Y los Kissinguer? ¿Y los Vernon Walters? ¿Y la CIA? (…)

P.U.- Yo no he buscado eso, simplemente me lo he encontrado. Si lo hubiera buscado me habría encontrado mucha más CIA, mucho más Mossad, mucho mas BND (servicios secretos alemanes), y además siempre fisgoneando y queriendo meter mano en todo (…)(Tertulia con Pilar Urbano sobre su libro “Garzón, el hombre que veía amanecer” en el Ateneo Madrid XXI. Julio de 2001)“No es imposible que Kissinger pueda ser procesado”

Un genocidio como el que ha vivido Argentina tiene muchos más responsables que los ejecutores materiales, habrá que juzgar a los grandes inductores y diseñadores, sectores financieros que participaros o sectores internacionales como EEUU que desarrollaron los planes no solo para la Argentina sino para toda América Latina (…)En muy pocos años se ha creado la idea del que es posible juzgar a estas personas. Por eso el éxito conseguido por España es muy significativo, ha dado como fruto lo que ha ocurrido en Chile y Argentina. Pero además ha abierto nuevas perspectivas, pensar que no es imposible que personas como Kissinger puedan ser procesadas en algún tribunal del mundo. Todo esto es el producto del triunfo del desarrollo de una idea que es la de la persecución universal de los crímenes contra la humanidad.

En la medida en que se fortalece esto, en que más personas, abogados, magistrados o jueces empiezan a tomar conciencia, las posibilidades crecen. Hoy nos parecería imposible que un personaje como Bush fuera sometido a un enjuiciamiento y es así porque esto requiere un proceso social, pero sí existe mucho más terreno ganado del que existía pocos años atrás.”(Entrevista a Carlos Slepoy, abogado de la acusación particular en el proceso instruido por Baltasar Garzón contra las Juntas Militares argentinas, en agosto de 2005)La doctrina de seguridad nacional de EEUU

(…) El juicio va más allá, está basado en el genocidio, porque no sólo es el caso de Scilingo, fueron todas las políticas instrumentadas a través de la doctrina de seguridad nacional de los EEUU, más de 80.000 militares latinoamericanos pasaron en su formación por la Escuela de las Américas y por las academias militares de los EEUU. Esto es lo tremendo, pusieron a las fuerzas armadas como tropas de ocupación de sus propios pueblos y en donde el enemigo es el pueblo.

El caso de Scilingo pertenece a toda esta política, no es que los militares se enloquecieron, actuaron a través de un plan perfectamente concebido con una estrategia de dominación continental y ese plan continúa hasta el día de hoy (…)El operativo Cóndor, con base en el Chile de Pinochet apoyado por los EEUU, involucraba a Uruguay, Argentina, Brasil y Paraguay, esto conforma lo que nosotros llamamos la “internacional del terror”.

Su brazo se extiende hasta el asesinato de Letelier en Washington, el intento de asesinato de quien fuera canciller de Salvador Allende, Bernardo Leitos, la muerte del general Prat en Argentina, la intervención de Argentina en el golpe de Estado en Bolivia a la presidente Lidia Guiner, las acciones que tuvieron lugar en Centroamérica en la guerra contra la revolución sandinista, el intercambio de prisioneros,… Yo en los calabozos contiguos estuve al lado de un joven secuestrado en San Salvador de Bahía en Brasil y llevado a la Argentina, por comandos mixtos entre fuerzas de Brasil y Argentina. Es decir, los grupos de tarea actuaban en los diferentes países, articulados, pero de forma independiente. (Entrevista con Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nóbel de la Paz, marzo 2005)

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