EUROPA

Ahora Italia; Europa en vilo

Cuando aún no está plenamente resuelto el problema de si habrá un gobierno estable en Alemania, Europa se asoma ya a un nuevo abismo; las elecciones italianas del próximo 4 de marzo, sobre las que no existe ningún pronóstico fiable y sí un cúmulo de incertidumbres sin fin. Amenazan con abrir una nueva brecha de consecuencias incalculables en el corazón mismo del proyecto europeo

No hay tregua para la crisis de Europa. La situación creada tras el Brexit y la aparición de una pinza antieuropea, formada por Trump y Putin, genera tal debilidad interna que cada convocatoria electoral en cualquiera de los países importantes europeos provoca automáticamente una situación de alarma, inquietud y miedo.

Hasta las más fiables, las elecciones alemanas, acabaron provocando una situación de provisionalidad que dura hasta hoy. Cuatro meses después de las elecciones, la formación de un gobierno de gran coalición entre democristianos y socialdemócratas, presidido por Ángela Merkel, pende aún de un referéndum en el que las bases del SPD deben pronunciarse sobre el acuerdo negociado entre Merkel Y Schulz. Aunque el resultado sea favorable, la negociación ha costado ya un precio enorme: Schulz, que se presentó a las elecciones prometiendo que no negociaría jamás con la CDU, tras firmar el nuevo pacto, ante las críticas de las bases ha tenido que presentar su dimisión como líder del partido y no estará en el nuevo gobierno, donde aspiraba a ser el ministro de Asuntos Exteriores.

Merkel se mantiene al frente, pero las enormes concesiones que ha tenido que hacer al SPD han levantado ampollas en su partido, que le pide explicaciones de por qué ha dejado a los socialdemócratas el todopoderoso ministerio de Hacienda. Al final, la clase dominante alemana ha impuesto la gran coalición, antes de ir a unas nuevas elecciones que solo podrían beneficiar a la nueva ultraderecha alemana, el AfD. Pero lo ha hecho a costa de causar tales destrozos en la credibilidad de los dos grandes partidos que han servido fielmente sus intereses en los últimos 50 años, que la solución puede llevar a medio plazo al país a una crisis decisiva. El modelo político alemán podría haberse inmolado con este nuevo acuerdo de coalición.

Pero la «solución» alemana, si llega, no va a representar el fin de las tensiones en Europa. Dentro de solo quince días, el 4 de marzo, Italia puede volver a situar a la UE al borde de otro precipicio.

Las elecciones generales italianas encierran un enorme potencial desestabilizador, y sus resultados podrían abrir una nueva brecha en un muro que ya tiene muchos flancos abiertos.«Las elecciones italianas del 4 de marzo amenazan con abrir una brecha de consecuencias incalculables en el seno de la UE»

La batalla se plantea a estas horas como una lucha sin cuartel entre las tres grandes opciones políticas que pueden aspirar a gobernar Italia, a las que hay que añadir otras diez candidaturas que podrían sumar sus votos y sus escaños a distintos postores y que, a la larga, podrían ser decisivos para decidir el color del futuro primer ministro italiano y la orientación de su gobierno.

El favorito según las encuestas, a día de hoy (mañana Dios dirá) es el Movimiento 5 Estrellas creado en 2013 por el humorista Beppe Grillo, un partido de nuevo tipo e ideología imprecisa. Nacido como el partido de «la rabia» contra el sistema, tiene en la actualidad 38 alcaldías (entre ellas las de Roma y Turín), 15 parlamentarios europeos, 92 diputados, 36 senadores y 1.000 concejales. El Movimiento tiene credibilidad en su defensa de la transparencia (en un país donde se da la política más opaca del mundo) y la lucha contra la corrupción, con gestos tan inauditos como que sus cargos electos devuelvan parte de su sueldo. “La verdadera revolución es la honestidad”, declara Grillo. Pero el programa (que votan los afiliados por internet) tiene puntos bastante confusos, y su política con respecto a los refugiados y sobre la UE y el euro les acerca, en ciertos momentos, a las fuerzas euroescépticas e incluso recuerda a ciertos postulados de la Liga Norte.

El M5E es un movimiento atípico, que está al margen de las clásicas dicotomías de la política italiana: Norte contra Sur, derecha contra izquierda. Asume el rechazo de millones de italianos a una política y a una forma de hacer política que ha llevado a Italia a una parálisis crónica y a un estancamiento total, fruto del cual millones de italianos han tenido que emigrar en los últimos decenios, y no solo a Europa.«El M5E es un movimiento atípico, que está al margen de las clásicas dicotomías de la política italiana»

La segunda fuerza en liza es el Partido Democrático, el partido del actual primer ministro, que de nuevo vuelve a encabezar Mateo Renzi. Si hace unos meses, el PD era el indudable favorito de estas elecciones, ahora comienza a pasarle factura el intento de retorno de Renzi, quien ya tuvo que dimitir hace más de un año después de perder un referéndum intempestivo. Aunque representa la opción más claramente europeísta y encarna el actual statu quo de Italia en Europa, el PD está perdiendo fuelle al tiempo que en la calle aumenta cada vez más un antieuropeísmo que crece al ritmo de la parálisis italiana, de la crisis migratoria (Italia ha sido en 2017 el mayor receptor de inmigrantes de Europa) y del renacimiento del pacto franco-alemán, que podría dejar a Italia otra vez en los márgenes de las decisiones sustanciales de la política europea.

La tercera opción en liza la encarna el «resucitado» Berlusconi, que ha rehecho a última hora su alianza con la decaída Liga Norte, y que de ser una alternativa inicialmente desahuciada está pasando día a día a convertirse en una opción viable y con ciertas perspectivas de éxito. La nueva coalición de la derecha italiana, que ya gobernó en el pasado y murió en medio de inenarrables escándalos (que acabaron con la inhabilitación y procesamiento del propio Berlusconi), ha rehecho su figura, y al calor del despegue de las fuerzas derechistas, xenófobas y antieuropeas en toda la UE, reaparece en escena para tratar de pescar en el río revuelto del desconcierto de la sociedad italiana y a rebufo del éxito de fórmulas como la del propio Donald Trump.

La renacida coalición cuenta con el viento favorable que sin duda le proporciona el ciclón que barre la Casa Blanca y, no hay que desecharlo, el «apoyo» subterráneo de Putin, con quien Berlusconi siempre ha tenido un singular idilio. La sombra de una intervención desestabilizadora de Rusia acompañará sin duda el final de una campaña electoral bastante sucia, en la que la derecha trata de imponer a toda costa como centro la cuestión migratoria, la que más le favorece y en cuya ola están creciendo ahora mismo sus expectativas.«La derecha italiana carga todas las causas de la crisis italiana a la cuenta de la UE»

La derecha italiana carga todas las causas de la crisis italiana a la cuenta de la UE, a la que acusa de todos los males del país (incluida la inmigración) y mantiene, vagamente (eso sí), la idea de hacer un referéndum sobre el euro, en lo que podría contar con el apoyo del Movimiento 5 Estrellas. Algunos analistas llegan incluso a barajar la posibilidad de que Italia podría acabar entrando en una espiral antieuropeísta y que podría terminar planteándose la posibilidad de un «Italexit», una salida de Italia de la UE. Por lejana que resulte ahora mismo esta hipótesis, no habría que desdeñarla del todo, ya que sin duda sería la jugada que daría el KO definitivo a la UE, algo que parece estar a la orden del día en los planes de los inquilinos de la Casa Blanca y el Kremlim.

La situación actual es tan fluida que nada permite presagiar qué ocurrirá el 4 de marzo y qué sucederá a partir de entonces con esos resultados electorales. El actual favorito, el Movimiento 5 Estrellas, sufre ahora mismo los embates de una campaña de desprestigio dirigida a su principal línea de flotación: en las últimas semanas algunos de sus dirigentes han sido públicamente acusados de corrupción, el mal endémico de Italia, y es impredecible el efecto que ello tendrá a última hora en sus electores. La derecha puja al alza, sacando partido de una extraña muerte a manos de un inmigrante y poniendo todo la carne en el asador de la carroña. Mientras, el PD se mantiene de perfil, pero con la intención de voto ahora mismo a la baja. Todo está, por tanto, aún por decidir. Lo único cierto es que un resultado electoral adverso puede llevar a la UE a reabrir otra nueva crisis cuando aún están muy lejos de cerrar algunas de las que se han abierto últimamente.«Macron viajó a Córcega para tratar de evitar que la pujanza del nacionalismo corso acabe en un nuevo «problema catalán» «

Así, cuando parecía que la crisis desatada por Cataluña estaba «controlada» y no dejaría profundas huellas, la realidad impone un profundo mentís. Así, el presidente francés Macron se veía obligado días pasados a viajar a Córcega para tratar de evitar que la pujanza del nacionalismo corso acabe derivando en un nuevo «problema catalán». Macron se ha negado a aceptar la mayoría de las reclamaciones de los nacionalistas en cuestiones como la lengua o la autonomía política y rechaza cualquier fórmula de consulta popular, pero ha acabado aceptando que la singularidad de Córcega tenga su reflejo en la constitución francesa. Al calor de este hecho, ciertos medios se hacían eco de otras demandas que, por ahora, no tienen tanto relieve, pero que podrían ser aún mucho más desestabilizadoras: por ejemplo, la demanda de autonomía de Alsacia, y la introducción del alemán en las escuelas de esta región fronteriza que en el pasado fue símbolo de la rivalidad entre las dos naciones. La resurrección de la cuestión de Alsacia parece ir dirigida directamente al corazón de la nueva línea de entente franco-alemán, patrocinada por Macron y bendecida por Merkel.

Todo parece indicar, pues, que 2018 seguirá siendo un año de duras pruebas y retos constantes para la viabilidad de la UE. A la espera de la formación del nuevo gobierno alemán y en la antesala de las cruciales elecciones italianas del 4 de marzo, en Bruselas cruzan los dedos para que el tren de la Unión no descarrile de forma catastrófica, sumiendo a toda Europa en el caos.

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