El 29-M tiene que ser el comienzo de una movilización

Ahora es cuando empieza todo

Hay movilizaciones que por su combatividad y radicalización anuncian que están sólo al principio de la lucha. Eso es lo que ha ocurrido el 29-M. Bastaba tan sólo con estar en los piquetes, en las fábricas, en los centros de trabajo o estudio, en las manifestaciones y concentraciones para comprobarlo.

Y los medios de comunicación nacionales e internacionales tampoco han dejado de advertirlo, a pesar de querer convencernos de que la huelga general fue un fracaso.

En la prensa internacional, el diario francés Le Monde, tras calificar a España como el nuevo “alumno turbulento de Europa” habla de que “una marea humana desfila en una España en huelga”. El Wall Street Journal duda que Rajoy pueda aplicar en toda su extensión los recortes que se le exigen porque “podría hacer frente a grandes protestas”, como ha puesto de manifiesto el 29-M. «Hay que convertir la lucha contra los recortes en organización, en fuerza política organizada en torno a un programa de redistribución de la riqueza, ampliación de la democracia y defensa de la soberanía nacional.»

Por su parte, la prensa nacional, la misma que califica la huelga de inexistente, añade a continuación que “los sindicatos cometerían un grave error si alientan una escalada” (El País) o que “sería suicida mantener la escalada del enfrentamiento” (El Mundo).

Eso es lo que de verdad les preocupa. Por más que digan lo contrario, han valorado el masivo seguimiento, la creciente unidad y la renovada combatividad de sectores cada vez más amplios de la población. Y pretenden detenerlo antes de que el asunto “pase a mayores”. Es decir, antes de que la extensión y la radicalización de las movilizaciones pueda cristalizar en una alternativa política capaz de convertirse, por su unidad y por su programa, en un referente para las millones de personas que se están sumando a la lucha.

Y esto es, exactamente, lo que tenemos que hacer nosotros. Transformar la movilización en conciencia de que si el 90% nos unimos en un frente amplio somos imparables. Convertir la lucha contra los recortes en organización, en fuerza política organizada en torno a un programa de redistribución de la riqueza, ampliación de la democracia y defensa de la soberanía nacional.

A medida que crece el rechazo y la lucha de nuestro pueblo, aumentan también las condiciones para que podamos hacerlo.

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