Ante las últimas agresiones

Ahora con más fuerza: ¡todos contra las agresiones homófobas!

Las últimas agresiones homófobas han puesto de manifiesto un aumento real y constatable -según datos de Interior- de los crímenes de odio contra la comunidad LGTBI. Pero ¿significa esto que en España estamos retrocediendo en la defensa de las libertades y derechos LGTBI? En absoluto: justamente este repunte de la violencia homófoba, claramente vinculada a la extrema derecha, se produce como una impotente reacción ante el imparable avance de las libertades sexuales y afectivas.

La noticia de que el denunciante de la agresión homófoba de Malasaña haya confesado que no le atacaron una banda de encapuchados -como había asegurado al principio, generando una ola de reacciones- no cambia nada. Nada. No cambia que en los últimos días se hayan producido agresiones homófobas en Velada (Toledo), Melilla o Valencia. No cambia que los delitos de odio -según los datos del Ministerio del Interior- hayan crecido un 9% respecto al año pre-pandemia, y que en concreto las agresiones homófobas hayan aumentado un 49%.

Como ocurre en el caso de la violencia machista, que existan casos residuales y excepcionales de denuncias falsas, no invalida en absoluto, en ninguna medida, la lucha contra más que preocupante deriva de agresiones y crímenes de odio que vive hoy nuestro país. Una deriva sin duda alguna alimentada por los discursos de odio que vierte la ultraderecha.

Las decenas de organizaciones madrileñas que habían convocado este sábado 11 de septiembre una concentración el Sol (19:00) en repulsa por la agresión de Malasaña han decidido mantener la convocatoria. Y con ellas otros cientos de colectivos LGTBI, convocando concentraciones paralelas en las principales ciudades.

Lo van a hacer porque un árbol falso no puede ocultar un bosque. Porque las agresiones homófobas se han disparado en los últimos meses, creciendo un 49% desde el año prepandémico.

Lo van a hacer porque sólo en las últimas semanas se han registrado tres agresiones homófobas.

El domingo 5 de septiembre tuvo lugar otra agresión homófoba en las fiestas patronales de Velada (Toledo), una localidad de 2.800 habitantes situada en la comarca de Talavera de la Reina. Un joven disfrutaba con sus amigos en un botellón, cuando fue increpado por una chica de un grupo vecino, que le dijo que «iba perdiendo aceite». La presunta agresora continuó molestando al joven llamándole «maricón», aunque este intentaba retomar su camino ante la incredulidad de aquellos ataques verbales. Acto seguido, uno de los asistentes al botellón le pegó un puñetazo que acabó tirándolo al suelo, dejándole la cara hinchada y el ojo ensangrentado.

Se mantiene la concentración el Sol (19:00) del sábado 11. Porque un árbol falso no puede ocultar un bosque. Porque las agresiones homófobas se han disparado en los últimos meses, creciendo un 49% desde el año prepandémico.

Una semana antes, el sábado 28 de agosto habia tenidi lugar en Melilla otra agresión, esta con doble agravante de odio. Un joven marroquí residente en Melilla fue atacado, al mismo tiempo, por su condición de homosexual y musulmán. En la denuncia, la víctima cuenta que se encontraba sentado en el banco, cuando un hombre que estaba situado enfrente empezó a mirarlo «con desprecio» y, a continuación, empezó a proferir gritos contra su condición de gay. «Dios va a quemarte, maricón»; «Hijo de puta, te han dado muchos derechos aquí, maricón: este es territorio es musulmán», «Mereces la muerte por los pecados», o «Dios te va a mandar al infierno».

La última de estas agresiones (miércoles 8 de septiembre) se ha producido en Valencia, donde un joven trans fue atacado por un hombre que le propinó puñetazos y patadas. Los hechos tuvieron lugar de madrugada, a las 3:30, en la zona de ocio nocturno de la avenida Blasco Ibáñez. La víctima y un amigo se sentaron en un banco, y un joven, de otro grupo cercano, comenzó a molestarles, diciéndoles “qué guapis sois todes”. Al encararse con él, el agresor le propinó un puñetazo en la cara, y luego le persiguió hasta el metro para seuir con la paliza.

Son sólo las últimas de una larga lista de agresiones, entre las que se encuentra la que acabó con la vida de Samuel Luiz en Coruña en la madrugada del 3 de julio

Los discursos de odio generan agresiones y crímenes de odio

Esta escalada, tan evidente como tangible, no es una suma de «casos aislados». Tiene su clarísimo orígen en los climas de odio, homofobia y xenofobia fascistas alimentados por la ultraderecha de Vox.

Este partido de ultraderecha no ha dado las órdenes a los agresores homofobos. No es necesario. Los líderes y cargos públicos de la extrema derecha señalan y marcan los colectivos a perseguir. Y sólo es cuestión de tiempo que grupos organizados, individuos desequilibrados, o colectivos violentos decidan llevar a la práctica sus incendiarias soflamas, decidan materializar en insultos o en agresiones los discursos vejatorios.

Esta escalada, tan evidente como tangible, no es una suma de «casos aislados». Tiene su clarísimo orígen en los climas de odio, homofobia y xenofobia fascistas alimentados por la ultraderecha de Vox.

Cuando Espinosa de los Monteros dice que «el problema es que hemos pasado de pegar palizas a homosexuales, a que ahora estos colectivos impongan su ley», el problema no solo es que le traicione el subconsciente al usar la primera persona del plural («hemos pasado de dar palizas…»), sino que está diciendo -entre líneas- : “qué buenos los viejos tiempos, cuando se podía pegar a los maricones, y era políticamente correcto”

Somos más, muchos, muchos más

La preocupación por el auge de las agresiones homófobas, y la repugnancia que producen estos hechos no debe, sin embargo, nublarnos la mirada. Ni minusvalorar la abrumadora fuerza que tiene una mayoría social española que está de forma decidida con el avance de las libertades -incluidas las sexuales y afectivas- y que respalda de forma entusiasta las conquistas y los derechos de la comunidad LGTBI.

La extrema derecha y los homófobos son pocos, son una minoría. Una parte de esa minoría está cada vez más radicalizada porque observa como desde las instituciones y los medios de comunicación hay un partido ultra que se atreve a ser altavoz de sus ideas. Una parte de esa minoría ultrareaccionaria se siente movilizada por su discurso de odio y está dispuesto a dar el paso a la agresión.

La preocupación por el auge de las agresiones homófobas, y la repugnancia que producen estos hechos no debe nublarnos la mirada. Ni minusvalorar la abrumadora fuerza que tiene una mayoría social española que está de forma decidida con la comunidad LGTBI

Pero esos pocos árboles, esta vez negros y podridos, no deben impedirnos er un bosque vivo y verde.

Hace muy poco se publicó un estudio del gobierno británico que colocaba a España a la cabeza en tolerancia para con el colectivo LGTBI.

A la pregunta «¿Cómo reaccionaría si su hijo, hermano u otro familiar cercano saliera del armario como gay, lesbiana o bisexual?», el 91% de los encuestados españoles respondía que apoyándole, frente a un 3% que no lo apoyaría y un 6% que no está seguro de lo que haría. Cuando se preguntaba por la reacción si el familiar salía del armario como persona trans o persona no binaria, nuestro país encabezaba el ránking europeo en respuestas positivas. Un 87% lo apoyaría rente a un 5% que no lo harían y un 8% que no está seguro.

En ambas preguntas la reacción de los españoles es la más positiva, por encima de Reino Unido (85% y 71%, respectivamente), Italia (82% y 78%), Dinamarca (80% y 68%), Suecia (77% y 73%); Alemania (74% y 66%), Estados Unidos (66% y 57%) y finalmente Francia (57% y 47%).

El país galo, de hecho, es el único en el que en uno de los ítems (la aceptación de un familiar trans o no binario) había una mayoría de personas que lo rechazan o no están seguros de lo que harían.

En lo que se refiere a la identificación de uno mismo, España es también el país en el que un mayor porcentaje de la población encuestada se identifica como LGTBQ+, en concreto el 10%, por encima de Estados Unidos (8%); Reino Unido, Francia y Alemania (7%), Suecia (6%) e Italia y Dinamarca (5%).

Y no es la primera vez que España queda retratada como un país eminentemente favorable a las libertades y derechos LGTBI. Una encuesta europea llevada a cabo en 2016, mostraba que España era el segundo país con mayor porcentaje de población general que se identificaba como de la comunidad LGTB (un 6,9%, solo por detrás del 7,4% de Alemania).

En 2015, por otra parte, un Eurobarómetro mostraba que España se situaba entre los puestos de cabeza de toda Europa en aceptación del matrimonio igualitario (4º de 28 países, con un 86% de aceptación).

Otro estudio del instituto de investigación social estadounidense Pew Research Center en 2014 colocaba a España a la cabeza de los países con mayor aceptación de la homosexualidad. Tan solo un 6% de los españoles estimaba entonces que la homosexualidad era «moralmente inaceptable», el menor porcentaje de los cuarenta países en que se realizó el sondeo.

Los homófobos son una pequeña minoría. Y los homófobos violentos, fascistas, una minoría dentro de la minoría.

Ahora parecen decididos a hacer daño, todo el que puedan. La mayoría social progresista debe combatirlos sin descanso, hasta arrinconarlos, aislarlos y derrotarlos, a ellos y al veneno ideológico que difunden.

Pero no debemos olvidar que «somos más, muchos, muchos más». Por eso, no pasarán.

One thought on “Ahora con más fuerza: ¡todos contra las agresiones homófobas!”

  • Pero si los más homosexuales reprimidos son los de VOX. Anda, que buenas orgias sodomitas se montaban los SA de Chemnitz. Igualicos, igualicos que el nazi de American Beauty

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