Deportes

Agujeros Negros

Próximamente una subcomisión del Congreso estudiará las propuestas de reforma legislativa presentadas por el Secretario para el Deporte, Jaime Lissavetzky: un modelo colectivo de negociación de los derechos televisivos, la posibilidad de que las Sociedades Anónimas Deportivas puedan revertir a clubes, un Plan ADO para Londres 2016… ¿bien está lo que bien acaba?

La victoria del equio español de tenis en la Copa Davis trajo la exigencia de Emilio Sánchez Vicario de modificar la Ley del Deporte. Ahora se anuncia la elaboración de un libro blanco del deporte profesional: aparte de la extensión a otros deportes – incluyendo la figura del profesional individual – de derechos que ya disfrutan el fútbol y el baloncesto desde hace 20 años, los temas que se pretenden abordar o son solo parches o yerran en el camino.Por un lado la negociación de los derechos audiovisuales presentando un modelo de regulación colectiva que acabe con el “tet a tet” entre cadenas y clubes del que siempre salen perjudicados aficionados y espectadores. Por otro la regulación del mercado de apuestas, especialmente las “on line” sobre las que no existe el control necesario. Y por último el refuerzo de un Plan ADO como complemento estructural al sistema de subvenciones públicas que llegue a todas las federaciones y permita impulsar aun más los éxitos que viene cosechando el olimpismo español. Cogidas así y por separado…Pero el tema estrella y en el que se refleja el problema central es el del modelo de Sociedades Anónimas Deportivas – SAD – que según Lissavetzky: “Es un modelo experimentado. Método científico. La prueba ha sido positiva, pero en algunos casos ha tenido errores”, a lo que añade que la fórmula de los negocios realizados sobre la plataforma de los clubes y la situación de quiebra de cada vez más equipos es de “razón coyuntural”, por la coyuntura económica.El Secretario de Estado ya ha anunciado que se modificará la Ley Concursal pese a que varios clubes se hayan acogido a ella con “todas las de la ley”. Pero en la misma línea que se señalaba antes, se va a optar por la vía de la disposición adicional en la Ley del Deporte para corregir los “errores” que el modelo de las SAD ha manifestado; no hay cambio de modelo, sino parches, no hay un problema estructural sino coyuntural – aunque se repita lo contrario mil veces -.Pese a la voluntad manifestada de diálogo con la Liga, el sindicato de futbolistas y la federación, y por lo tanto una supuesta voluntad de resolución, han desaparecido del mapa los tres agujeros negros que son imposibles de “rellenar”:El que existe entre los grandes buques insignia del fútbol, el Real Madrid y el Barcelona, que no tuvieron que acogerse a la medida tomada por Hacienda para hacerse cargo de las deudas, dando un plazo de 12 años para su devolución. Ésta es la consecuencia, la razón… el volumen de negocios que se cierran en los palcos respectivos.El que existe entre los principales accionistas de los clubes y la gran mayoría de aficionados –muchos también accionistas – que tienen que ver a sus clubes dar bandazos en función del volumen del agujero que hayan generado sus directivas, y no de sus resultados deportivos. Y, por último, el que existe entre el interés de la competición deportiva y la sobre-determinación del negocio. No son pocas las ocasiones en las que hemos visto como la gestión presidencial ha subyugado lo que podría haber sido una buena gestión deportiva. Periódicamente tanto el Real Madrid como el Barcelona sufren crisis de “delirius tremens” haciendo que gigantescas máquinas de deporte de élite – en las que se invierten tantos millones como expresan sus kilométricas deudas – hagan el ridículo profesional durante temporadas enteras.Aunque el equipo blanco realmente todavía no ha levantado cabeza, parece ser que los culés, al mando de Guardiola, están en curva ascendente. Veremos cuánto dura.Inexplicables son los casos como el Valencia, del que nadie entiende todavía que se dejara marchar a un excelente gestor deportivo como Rafa Benítez. Se podría decir que los negocios son los negocios, claro.Próximamente abordaremos desde estas páginas cuáles son las razones históricas que han permitido que el fútbol sea un deporte en el que la gestión privada “por excelencia” ha generado tan buenos resultados y tanto contubernio especulativo al mismo tiempo. Mientras tanto hay que insistir en la necesidad de un modelo de gestión que obligue legalmente y por presencia en sus órganos de accionistas-aficionados e incluso futbolistas, a que quien gane sea el deporte y no las cuentas en las islas caimán.

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