Cientos de agricultores y ganaderos de toda España se manifiestan. Denuncian que la subida de los costes de producción es la puntilla de todo el aumento de costes que están sufriendo. Pequeños y medianos agricultores y ganaderos están al borde de la ruina por el doble saqueo monopolista, el oligopolio energético -con la asfixiante subida de los precios- y el oligopolio de la distribución comercial -imponiéndoles precios por debajo de los costes de producción-.
¿Qué reivindicación une a todas las movilizaciones? ¡Precios justos en origen! Porque aquí reside la clave. Porque aquí se produce la sangría principal. La diferencia que existe entre los precios que se pagan en origen a los agricultores y ganaderos, y los que se cobran a los consumidores, diferencia que ha llegado en algún caso hasta el 1.000%. Porque los bajísimos precios en origen son el mecanismo principal y la expresión concentrada del dominio que ejercen los monopolios de la distribución y comercialización de los productos agrícolas y ganaderos, sobre los pequeños y medianos agricultores y ganaderos.
Porque los precios en origen son el origen de la sangría. Un pimiento puede costar un euro producirlo y lo pueden tener que venderlo por 80 céntimos. Los agricultores y ganaderos están perdiendo dinero y descapitalizándose, es decir, están perdiendo renta, mientras se encuentran sin capacidad de inversión ni de mejorar la producción.
Por ejemplo, producir un litro de leche cuesta ahora 40 céntimos por la subida de la luz, el pienso y los carburantes, pero a los ganaderos tan solo se les pagas 33 céntimos. Los manifestantes piden que se cumpla la ley que prohíbe vender por debajo de los costes de producción. Y los préstamos financieros solicitados para la campaña de recolección de los productos les ahogan llegando a tener que cerrar.
Un doble atraco monopolista a los agricultores y ganaderos
El año pasado se cerraron más de 1.000 explotaciones, según las organizaciones agrarias, y desde 2015 han echado el cierre cerca de 6.000. Una de las principales causas de la España vaciada. Por eso piden -además de poder vender sus productos por encima del coste de su producción- reducciones fiscales y una tarifa especial eléctrica para las explotaciones agrícolas con elevado consumo de energía.
En el caso de los productos lácteos el monopolio dominante es Lactalis, de capital francés. Curiosamente, en Francia producen más leche de la que consumen y está más cara, y aquí pasa al revés, se produce menos y se paga mal. España es un país deficitario en producción de leche de vaca, producimos el 70% de la leche que consumimos. Lo que no hay son las llamadas reglas del mercado, ni libre mercado ni competencia… lo que hay es dominio monopolista.
La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha sancionado en dos ocasiones al oligopolio lácteo. La última -pendiente de ejecución por reclamaciones de los sancionados- se eleva a 80.657.617 euros, mayoritariamente a dos monopolios franceses, por sus prácticas monopolistas contra los ganaderos entre 2000 y 2013. Muchos años de una actuación gravemente dañina y mucho retraso en sancionarla. Sin embargo, con tales pactos monopolistas, de hecho, han ganado ya entre 2000 y 2013 diez veces más que el importe de las multas.
El futuro del sector primario está en juego por el yugo insoportable de los monopolios extranjeros que lo están desmantelando.