Televisión

Agoní­a en «prime time»

Daniel ha pasado a la historia negra de los sanfermines como el decimoquinto fallecido desde su inicio en 1922. Pero también marca un antes y un después en la historia del tratamiento informativo de la fiesta y sus consecuencias, puesto que se trata de la primera vez que su agoní­a y muerte es mostrada en televisión al detalle y desde diversos ángulos, en todos los informativos y en Internet. El interés informativo de un suceso tan conmovedor se ve desbordado por el afán competitivo de las cadenas de televisión, que se enfrentan en una macabra carrera para comprobar quien es el que menos escrúpulos tiene a la hora de mostrar, incluso a cámara lenta y en primer plano, los gestos de agoní­a de un joven desangrándose al instante.

En la retransmisión misma del encierro –realizada con una infraestructura de cámaras cada vez más amlia- ni siquiera pudimos contemplar la cogida que acabó siendo letal. Sin embargo, instantes después, podíamos asistir con todo detalle a los primeros planos de la cogida, las atenciones médicas a pie de calle a un joven que ya perdía el conocimiento, e imágenes ampliadas desde todos los ángulos del recorrido. El impacto de la noticia desato la carrera del morbo, y todas las cadenas, incluida Televisión Española, competían por emitir a toda velocidad las imágenes más explícitas que pudieran conseguir, sin ningún tipo de distorsión, recorte o advertencia previa. El primer puesto de tan macabra competición se lo llevó la cadena “progre” por excelencia, Cuatro.La madre y la novia de Daniel acudían al hospital al contemplar estas mismas imágenes, que se difundieron masivamente en todos los medios antes de que ni siquiera se hubiera identificado al joven. Una intolerable circunstancia de la que, lejos de hacer autocrítica, la cadena de Prisa se enorgullecía. Y por si quedaba alguna duda, sus mismas cámaras también captaban el momento de desesperación de los familiares a su llegada al hospital. Todo valía con tal de convertir la desgracia en espectáculo, y lo que es peor, bajo el amparo del supuesto interés informativo.Así el “interés informativo” se convierte en un arma arrojadiza que golpea a las víctimas y familiares, sin que nadie haga nada para remediarlo. Una madre puede presenciar en televisión la traumática muerte de su hijo, y acudir a su encuentro bajo la atenta mirada del objetivo de la cámara. En casos como este las máscaras desaparecen, y los carroñeros de la información se muestran como lo que son, participantes en una descarnada competición morbosa, en la que solo importan sus beneficios económicos por encima de los derechos de los ciudadanos.Los sanfermines que han concluido esta semana nos dejan así una imagen sin precedentes, la de los encierros del siglo XXI. Esos en los que todo, absolutamente todo, puede ser visto en una excepcional pantalla de plasma, con todo lujo de detalles sanguinarios en alta definición.

Deja una respuesta