La inteligencia norteamericana afirma el avance de la insurgencia

Afganistán se avecinan tiempos difí­ciles

Los ministros de Defensa de la OTAN estudian hoy el enví­o de más soldados y medios a Afganistán.

El comandante en jefe de las troas de EE.UU. en Afganistán, el general David McKiernan, indicó hoy que el año 2009 se presenta muy «duro» pese al enví­o de más soldados a ese paí­s ordenado por el presidente Barack Obama.En una rueda de prensa en el Pentágono, McKiernan indicó que los refuerzos, cerca de 17.000 soldados, podrí­an estar completamente operativos para el tercer trimestre del año y quedarán situados en el sur del paí­s, donde se han registrado los peores combates por el resurgir del movimiento talibán.»Usaré la mayor parte de estas fuerzas en el sur de Afganistán, un área donde no tenemos suficiente presencia de seguridad», destacó el militar.El general expresó su satisfacción por los refuerzos, que se sumarán al contingente de 32.000 hombres con que ya cuenta EE.UU. en Afganistán, pero advirtió que aún así­ los próximos meses serán complicados.»Incluso con estas fuerzas adicionales, 2009 va a ser un año muy duro», declaró al precisar que EE.UU. se enfrenta «a una insurgencia muy resistente».En el sur de Afganistán «nos encontramos, en el mejor de los casos, empatados», admitió McKiernan.Tras su llegada a la Casa Blanca, el pasado 20 de enero, Obama ordenó una revisión estratégica de los planes sobre Afganistán que podrí­a, a juicio del Consejo de Seguridad Nacional, estar finalizada en las próximas seis semanas.La intención de la Casa Blanca es que esa revisión quede completada antes de la cumbre de la OTAN que se celebrará a principios de abril en Estrasburgo (Francia) y Kehl (Alemania), y en la que Obama pedirá a sus aliados un mayor esfuerzo en Afganistán.Los ministros de Defensa de la OTAN estudian hoy el enví­o de más soldados y medios a Afganistán, bajo la presión del reciente anuncio de EEUU de que desplegará en el paí­s asiático 17.000 efectivos adicionales antes del verano.El secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, tratará de convencer al resto de los 26 responsables de Defensa aliados para que también enví­en más efectivos, tanto para apoyar los comicios presidenciales afganos del 20 de agosto, como para que permanezcan allí­.Kabul Más allá del beneplácito con que las autoridades afganas recibieron la noticia del refuerzo de tropas estadounidenses, la situación no permite lanzar las campanas al vuelo. Muchos ciudadanos consideran que a más efectivos extranjeros, más violencia y más ataques de los insurgentes. El año pasado fue particularmente sangriento, con 2.118 ví­ctimas civiles a manos de los insurgentes (el 55% del total de estos muertos), pero también por las tropas de EE.UU., la OTAN y de Afganistán. Esto representó un aumento del 40% respecto a 2007.La situación es especialmente peor en el sur de Afganistán y toda la frontera con Pakistán, justamente donde Kabul pide que se desplieguen los nuevos efectivos estadounidenses. Es ahí­ donde surgió el Talibán y donde se está fortaleciendo. También ahí­ está el feudo de los lí­deres tribales que simpatizan con Al Qaeda. Además, es la región donde se produce aproximadamente el 90% del opio del mundo (casi 8.000 toneladas en 2008), principal fuente de financiamiento de los grupos musulmanes extremistas.La noticia estuvo lejos de cambiar la realidad diaria del paí­s. Ayer 16 personas, incluyendo seis mujeres y dos niños, murieron en un bombardeo de las fuerzas internacionales en el oeste de Afganistán. Dennis Blair, nuevo Director de Inteligencia Nacional (DNI) estadounidense, reconoció el jueves por la noche ante el Congreso que la insurrección de los combatientes islamistas gana peligrosamente terreno en Afganistán, a pesar de la presencia de cerca de 70.000 soldados extranjeros.EEUU y Pakistán, intentan mantener ciertas fachadas formales mientras aplican una hoja de ruta pragmática que incluye el pactar con los talibanes que quieran abandonar la lucha armada tanto en Afganistán como en Pakistán.Una vez conseguido esto probablemente se pretenda separar a los talibanes paquistaní­es de los afganos y de los mujaidines, que con ellos se han aliado, negándoles el refugio de la conflictiva Provincia de la Frontera del Noroeste (NWFP). Una vez empujados a Afganistán parece que será más fácil encargarse de ellos.

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