Achicharrados por la factura

Este mes de agosto se ha convertido en el periodo estival con el precio de la electricidad más caro desde hace diez años, situándose el precio promedio en los 65,25 €/MWh. La factura media de los hogares ha batido el récord anual y se sitúa en los 61,8 euros (6 euros más cara como media) al incrementarse un 11% el coste de la electricidad en el último año.

No es una subida aislada, es un suma y sigue. El recibo de la luz acumula una subida del 76% en los últimos seis años, un auténtico atraco de miles de millones de euros, desde los bolsillos de los ciudadanos hasta las arcas de las eléctricas y las cuentas bancarias de sus grandes accionistas. Lo que no ha sido obstáculo para que los distintos Gobiernos sigan subvencionando a esas compañías que nos atracan en el recibo de cada mes con miles de millones por el supuesto «déficit de tarifa».

Las compañías eléctricas no han tardado en dar la explicación: ha subido el precio en el mercado mayorista, desde donde se ha trasladado a la parte del recibo de la luz -la otra la fija el Gobierno- que el consumidor recibe en su casa. Las eléctricas nos dicen que el calor o el frío extremos tiran de la demanda -con los aparatos de aire acondicionado de los hogares para calmar el calor o la calefacción en invierno para protegerse del frío- y que se encarecen los precios. Hasta ahí todo normal.

Pero luego nos dicen que el tiempo anticiclónico del verano, junto a la sequía, es malo para la producción de los embalses y los parques eólicos, las dos tecnologías más baratas del mix de generación. Otro año podría explicarse la escalada por este factor, pero este ha sido un año especialmente lluvioso, los embalses están al 55,4% de su capacidad, un 18,4% más que hace un año. Así que este verano la producción de energía eléctrica de las renovables no ha bajado, sino que ha subido: también según Red Eléctrica, la producción hidráulica y eólica experimentaron un aumento del 74% y del 10,4%, respectivamente, respecto a 2017.

¿Qué ocurre? que aunque se genere mucha energía de las renovables, su impacto (a la baja) en el precio de la luz no es demasiado notable, porque el grueso del precio de los pool de electricidad del mercado mayorista… lo marca la energía más cara, que suele ser el gas y el carbón. Esta fija el precio para las demás tecnologías. ¿Por qué?. Porque las grandes empresas eléctricas lo han fijado así, para asegurarse un margen de beneficios. Aunque llueva mucho, o haga mucho viento, y se genere mucha electricidad.

Y aquí está el truco. Lo sucedido no ya en agosto, sino en los últimos meses -ya van cuatro meses consecutivos de alza de la factura- tiene que ver, precisamente, con el coste de generación de gas y carbón. Estas centrales térmicas deben comprar derechos de emisión de CO2, que son otorgados por la Comisión Europea. Y esos derechos se han encarecido una barbaridad, pasando de 6 euros la tonelada a los actuales 21,30€.

Un tercer factor está en que las eléctricas también han hecho su agosto exportando energía a una Francia aquejada de «gripe nuclear»: 22 de las centrales galas han tenido que parar por motivos técnicos. Menos oferta de electricidad para la red eléctrica española, más cara la luz para nosotros.

Mientras que la factura de la luz supone un castigo continuo -agudizado en invierno y en verano- para el bolsillo de las familias españolas, gigantes como Endesa han disparado un 15% su beneficio (hasta los 752 millones solo entre enero y junio de 2018) y enfila sus cuentas para superar los 1.460 millones que consiguió en 2017, un nuevo récord. Este año, las tres grandes eléctricas del IBEX -junto a Endesa, Iberdrola y Gas Natural Fenosa- ganaron el año pasado 5.600 millones tras subirnos el recibo un 10 %. Sus altos ejecutivos tienen sueldos millonarios. El presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, gana 16 millones de euros, 1.330 veces el salario de un mileurista.

Y todo ello tras las repetidas ocasiones en que los tribunales han pillado in fraganti a estas empresas, descubriendo las prácticas ilegales -de cártel monopolista- que usan estos gigantes para jugar con la factura de la luz. En noviembre del año pasado, la CNMV condenó a las eléctricas por alterar la producción hidráulica… a 25 millones de euros.

Mientras presumen en sus anuncios publicitarios de ofrecernos energía eléctrica «limpia y renovable», han mantenido durante años un «impuesto al soll» -felizmente derogado ahora- contra el autoconsumo de energía fotovoltaica y la producción por pequeños campos de placas solares. O mientras mantienen que el precio mayorista de la electricidad se marque por lo que cuesta generar la electricidad más cara -la de las térmicas- y no la de la hidroeléctrica o la eólica.

El atraco en la factura de la luz no es impersonal, no es meteorológico, ni «objetivo». Es un producto directo de la voracidad monopolista y del saqueo que imponen contra el 90%.

Deja una respuesta