«En realidad, bajo el argumento de proteger a los civiles, los países occidentales defienden sus intereses estatales, en su búsqueda de dominar el mundo y obtener beneficios económicos. Con este principio hegemónico en mente desencadenaron los ataques contra Libia, pasando por encima de los propósitos de la ONU y pisoteando los legítimos derechos de los civiles libios.»
La evolución de la situación libia constituye una rueba, tanto para Muamar al Gadafi como para Occidente. Queda por ver qué cambios se producirán. Recurrir a la fuerza para resolver problemas en el terreno internacional siempre entraña un peligro. La historia ha corroborado más de una vez que esta conducta no hace más que complicar los problemas. Si los países occidentales no cambian su concepto de dominio del mundo, las propuestas de resolver los conflictos mediante el diálogo y otras medidas pacíficas no pasaran de ser un sueño. (DIARIO DEL PUEBLO) DER SPIEGEL.- La canciller, sin embargo, no puede permitirse el lujo de ser indiferente acerca de la frustración estadounidense con su ministro de Relaciones Exteriores. Los nuevos debates podrían obstaculizar las ambiciones alemanas, tales como la solicitud de un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Además, Washington considera la abstención de Berlín como la posición alemana definitiva – y por tanto, también culpan a Merkel de ella. "Las relaciones con los aliados en la Unión Europea y la alianza de la OTAN con la canciller Merkel son muy tensas, lo que plantea nuevos interrogantes sobre la capacidad de Alemania para jugar un papel global en la política exterior, a medida que su poder económico e influencia crecen", escribe el New York Times. China. Diario del Pueblo Occidente debe abandonar su afán de dominio mundial Las fuerzas francesas, inglesas, estadounidenses y sus aliados han persistido en su ataques contra Libia por más de diez días. Según informes de prensa, las acciones bélicas están causando un creciente número de víctimas mortales y heridos civiles, provocando asimismo una grave escasez de artículos de primera necesidad. Los propósitos originales de la resolución 1973 de la ONU era impedir la violencia y proteger a los civiles. Sin embargo, la evolución de la situación en Libia ha puesto bajo la lupa grandes dudas sobre las intenciones reales que persiguen las fuerzas aliadas occidentales en sus ataques contra el país norafricano. Las cifras reveladas por la ONU demuestran que por lo menos 300 mil refugiados han salido de Libia. La emigración ha causado muchos problemas a los países vecinos y dificulta la labor internacional de rescate. Ante esta situación, ¿Cómo proteger a los civiles? En realidad, bajo el argumento de proteger a los civiles, los países occidentales defienden sus intereses estatales, en su búsqueda de dominar el mundo y obtener beneficios económicos. Con este principio hegemónico en mente desencadenaron los ataques contra Libia, pasando por encima de los propósitos de la ONU y pisoteando los legítimos derechos de los civiles libios. El desarrollo de la multipolarización en los últimos años ha atestiguado cierto cambio de actitud en algunos países occidentales, que han adoptado actitud moderada y modesta. Incluso se han sentado a la mesa de negociaciones con países en vías de desarrollo para resolver los problemas globales, sumándose a iniciativas conjuntas. Paralelamente, al parecer, se incrementan las fricciones entre los países occidentales, lo que lleva a algunos estudiosos a concluir que “Occidente ha dejado de ser un bloque compacto”. Sin embargo, en el caso libio parece que no hubo diferencias de criterios entre ellos, al punto de volcarse en acción militar conjunta sin pensarlo mucho. La búsqueda del dominio de la política internacional parece haberlos hermanado al fin, considerándose dueños de la última palabra en la palestra internacional. Este concepto se mantiene intacto a pesar del cambio estructural internacional y de las crecientes divergencias en su seno. Cuando surge un desafío a su posición internacional dominante, ahí van, todos a una. La evolución de la situación libia constituye una prueba, tanto para Muamar al Gadafi como para Occidente. Queda por ver qué cambios se producirán. Recurrir a la fuerza para resolver problemas en el terreno internacional siempre entraña un peligro. La historia ha corroborado más de una vez que esta conducta no hace más que complicar los problemas. Si los países occidentales no cambian su concepto de dominio del mundo, las propuestas de resolver los conflictos mediante el diálogo y otras medidas pacíficas no pasaran de ser un sueño. Aún existe la esperanza de retomar la vía de las negociaciones en la ONU para resolver el problema de Libia. Si los países occidentales respetan plenamente la independencia, soberanía e integridad territorial de Libia, así como la voluntad de los países árabes y la comunidad internacional, se puede lograr un cese al fuego, impedir la escalada de la violencia y prevenir una mayor catástrofe humanitaria. DIARIO DEL PUEBLO. 1-4-2011 Alemania. Der Spiegel La actitud de Westerwelle irrita a Washington Gregor Peter Schmitz Finalmente, Guido Westerwelle, ha conseguido que su nombre sea conocido en la capital de los Estados Unidos, a pesar de los fracasos electorales en el país de su pro-empresarial Partido Democrático Liberal (FDP) y las peticiones para su dimisión. Durante mucho tiempo fue conocido en Washington como "Guido ¿Quién?" A lo sumo, el ministro de Relaciones Exteriores despertó un interés pasajero, debido sus llamadas extrañamente persistentes para la retirada de las armas nucleares estadounidenses de suelo alemán. Desde entonces, sin embargo, se ha ganado un mayor reconocimiento. Gracias a la abstención alemana sobre la votación para la intervención militar de Libia en el Consejo de Seguridad, de la que se le hace responsable, se ha iniciado la reacción en contra de Westerwelle en las torres de marfil en el Potomac. "La intervención de Libia es el mejor ejemplo de multilateralismo y por imperiosas razones humanitarias ", dice Stephen Szabo, director de la Academia transatlántica en Washington. "¿Qué otra cosa puede querer Berlín? El comportamiento de Westerwelle parece un enfoque de ‘no contéis conmigo’. Alemania es el país más importante de Europa, sin embargo, quiere actuar como Suiza". Pero no se trata sólo de la abstención. Con su postura, Westerwelle parece querer también introducir una nueva doctrina de política exterior: En caso de duda, no sólo tiene por que ir con Occidente. Alemania, en el futuro, parece abrirse a la posibilidad de elegir sus socios en todo el mundo bajo estos nuevos parámetros. A veces, con los aliados tradicionales como el Reino Unido, Francia o los EEUU, y otras veces con las nuevas potencias como Brasil o la India. "También plantea serias dudas sobre la credibilidad de los líderes (de Berlín) ", añade Szabo. "Westerwelle cargará con la mayor parte de la culpa." Con sede en Berlín, el periodista Steve Kettmann de EEUU dice en un editorial en el sitio web del Huffington Post, "ha sido como si Alemania no tuviera Ministro de Relaciones Exteriores." Charles Kupchan, de la Universidad de Georgetown, que fue director de Asuntos Europeos en el Consejo de Seguridad Nacional de Bill Clinton, es igualmente crítico: "Washington ha quedado impresionado con el liderazgo de Francia y Gran Bretaña sobre la cuestión, mientras que Alemania ha quedado ciertamente aislada dentro de la comunidad transatlántica. Absteniéndose en la votación de la ONU, Alemania no sólo no participa en la operación de Libia – como otros miembros de la OTAN han optado por hacer, sino que Berlín ha hecho muy explícito su malestar con la decisión en favor de la intervención ".. Y Jackson Janes, director del Instituto Americano de Estudios alemanes Contemporáneos, dice: "Cualquiera que sea la mezcla de recursos y políticas con los que Europa opte por hacer frente a sus desafíos, Alemania va a jugar un papel central. En la actualidad, Berlín está claramente luchando con la forma de definir ese papel. " No sólo los expertos están decepcionados, sino también aquellos que ponen en práctica las políticas. Richard Burt, embajador estadounidense en Alemania Occidental durante la presidencia de Ronald Reagan, entiende las objeciones alemanas a la guerra de Libia, que también es muy controvertida en los EEUU. "No hay ningún automatismo de que necesitemos aliados para que nos apoyen cuando estamos haciendo cosas estúpidas." Pero los comentarios de Westerwelle sobre la búsqueda de nuevos socios eran innecesarias, dice Burt. Ha oído que a Westerwelle le gusta ser comparado con el legendario ministro de política exterior, Hans-Dietrich Genscher, también del PRD. Burt, uno de los personajes más veteranos en lo que respecta a los asuntos transatlánticos en Washington, se ríe: "Yo conocí a Hans-Dietrich Genscher. No es un Genscher." La canciller, sin embargo, no puede permitirse el lujo de ser indiferente acerca de la frustración estadounidense con su ministro de Relaciones Exteriores. Los nuevos debates podrían obstaculizar las ambiciones alemanas, tales como la solicitud de un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Además, Washington considera la abstención de Berlín como la posición alemana definitiva – y por tanto, también culpan a Merkel de ella. Alemania no figura en la lista de "aliados más cercanos" de Obama "Las relaciones con los aliados en la Unión Europea y la alianza de la OTAN con la canciller Merkel son muy tensas, lo que plantea nuevos interrogantes sobre la capacidad de Alemania para jugar un papel global en la política exterior, a medida que su poder económico e influencia crecen", escribe el New York Times. The Huffington Post añade que la decisión de Alemania se debió, obviamente, a consideraciones políticas internas. Las encuestas recientes muestran que la mayoría de los alemanes están de acuerdo con el rumbo tomado por el gobierno de coalición. En una entrevista con la NBC en la noche del lunes, el presidente de EEUU Barack Obama habló sobre la posibilidad de suministrar armas a los rebeldes de Libia, las opciones que le quedan al dictador Muammar Gadafi y la importancia de la acción militar. Y cuando habló a los ciudadanos estadounidenses sobre su política hacia Libia, dijo que contaba con "nuestros aliados más cercanos": el Reino Unido, Francia, Canadá, Dinamarca, Noruega, Italia, España, Grecia y Turquía. Sin mención de Alemania Merkel apenas se alegrará de tener finalmente una reputación en Washington que perder. A principios de junio viajará a la capital estadounidense para que Obama le conceda la Medalla Presidencial de la Libertad –el más alto galardón civil de los EEUU–. La visita está previsto que dure varios días, con la adjudicación de la medalla en un ambiente deliberadamente festivo. Por el contrario, Westerwelle rara vez viaja a Washington. En su Ministerio de Relaciones Exteriores, el puesto de Coordinador Transatlántico para el gobierno federal no está ni siquiera cubierto, y ha estado vacante desde la salida de Hans-Ulrich Klose, quien renunció a finales de enero. Hubo informes de que Westerwelle estaba considerando a Harald Leibrecht –un miembro del FPD del Bundestag, el parlamento federal de Alemania– pero la nominación se ha encontrado con varios obstáculos. En cualquier caso, estas posiciones probablemente no tienen importancia en este momento: la relación de Alemania con los EEUU se está poniendo a prueba, y es ahora la principal prioridad del Ministerio de Relaciones Exteriores. DER SPIEGEL. 30-3-2011