Dos noticias conocidas de forma consecutiva este fin de año han puesto sobre el tapete el verdadero sentido de la ‘recuperación’ económica de la que presume el gobierno. De un lado, el salario mínimo sube 3,3 euros al mes. Gracias, señor Rajoy. En 2015 los trabajadores podremos tomarnos un café más las tres primeras semanas del mes. Y la cuarta, descansar de tanta prodigalidad.
Sólo unos días después conocíamos el informe de actualización del Programa de Estabilidad 2014-2017 remitido por el gobierno a Bruselas. En él, el gobierno asegura a la troika -y se jacta de ello- que los salarios seguirán perdiendo poder adquisitivo durante al menos los tres próximos años. «Con cada rebaja del salario, un aumento de la ganancia capitalista» Ambas noticias no son sino dos aspectos de un mismo patrón. El brutal trasvase de riqueza que desde el año 2010 se está produciendo desde las rentas salariales, el sueldo de los trabajadores, hacia las ganancias del gran capital, tanto nacional como extranjero. Mientras bancos, monopolios y multinacionales tienen la desvergüenza de anunciar año tras año subidas de sus multimillonarios beneficios, a los trabajadores se nos condena progresivamente a unos sueldos que son cada vez más de miseria. Tras la reforma laboral de Rajoy -cuyo principal objetivo como dijimos en estas páginas no era tanto facilitar y abaratar el despido, que también, como proceder a una rebaja salvaje de los salarios-, encontrar hoy un trabajo en España ya no es sinónimo de salir del riesgo de la pobreza y la exclusión social.En las elecciones de 2008, el entonces candidato del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, se comprometió en su programa electoral a elevar el salario mínimo interprofesional (SMI) hasta los 1.000 euros mensuales. La realidad es que entre 2010 y 2015, el SMI ha subido 14,7 euros al mes, hasta situarse en los 648 euros al mes de 2015. Nunca como en estos años el salario mínimo ha revelado su verdadera naturaleza en el capitalismo: la de asegurar la subsistencia de los obreros para que puedan acudir cada mañana a sus trabajos para seguir siendo explotados por el capital. Porque de eso se trata lo que está ocurriendo hoy en España. Rebajar los salarios hasta el mínimo de subsistencia, aquel que permite que los trabajadores y sus familias no desfallezcan de hambre. Y con cada rebaja del salario, un aumento de la ganancia capitalista. Por eso no es extraño que mientras la parasitaria oligarquía española huye con sus raquíticos capitales a invertirlos fuera de España, el gran capital internacional, sus fondos y multinacionales acudan como moscas a un país donde se multiplican las ganancias a costa de la miseria de los trabajadores.