Pandemia gripe porcina

A las puertas del invierno

El peligro es la transmisión a los marranos que a su vez, por su capacidad de recibir al mismo tiempo otros virus con los que se puede recombinar el de la nueva gripe, podrí­a dar lugar a una mutación del AH1N1, abriendo una nueva etapa en la actual pandemia.

Recientemente se informaron en Argentina de contagios de humano a cerdo en dos ocasiones. En una granja de la localidad de San Andrés de Giles -unos 100 kilómetros al oeste de la caital- y un brote en un criadero de la provincia de Buenos Aires. Si bien los cerdos no transmiten la enfermedad, pueden generar una mutación del virus AH1N1. Aunque hay que recordar que a la actual enfermedad se la llamó nueva gripe o gripe A para no dañar los intereses de la ganadería porcina con el nombre original (gripe porcina), la presión sobre el gobierno argentino por el escándalo de la ocultación de datos y que no tomara medida alguna contra la expansión durante la campaña electoral ha podido más que los intereses del sector porcino.¿En qué momento estamos? Pero además, se trata de una prevención absolutamente acertada desde el punto de vista de la pandemia. En un momento donde la OMS ha constatado que estamos en una fase de expansión de la gripe porcina cuya velocidad no tiene precedentes (la gripe se ha extendido en seis semanas con la misma velocidad que la gripe común en seis meses), el principal riesgo es el aumento de la virulencia del actual virus. Y eso ocurre si una cepa muta o si se recombina con una cepa más virulenta, como es la de la gripe aviar. Las previsiones, todavía provisionales, de la mortalidad del virus en los países occidentales son ya de por sí alarmantes. Mientras la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, ha afirmado que la gripe A puede ocasionar tras el verano 8.000 muertes en España, tantas como la gripe convencional, en el Reino Unido se prevén hasta 65.000 fallecimientos, multiplicando por 10 el número de muertos por gripe común. Dada su velocidad de propagación no tiene sentido, según la OMS, manejar estadísticas de afectados globales, sólo es necesario aportar datos sobre los nuevos casos y las defunciones. Hasta ahora, lo que está claro es que hay una falta de competencia y de medidas eficaces para evitar una pandemia letal si aparece un virus más virulento en el futuro (natural o artifical). Un riesgo que corremos a nivel global. ¿De qué depende la virulencia? La preocupación principal es que el virus alcance ese nivel de virulencia que lo convertiría en letal. Por eso, los casos que más preocupan son los fallecimientos de personas sin enfermedades previas, como la chica nigeriana que ha muerto recientemente de gripe porcina en Mallorca. Los casos puntuales no significan mecánicamente que el virus se haya vuelto más virulento. Sólo si muta o se recombina una cepa y se extiende aumentaría el peligro. Recordemos que los virus de la gripe aviar son extremadamente virulentos pero no tienen la habilidad de transmitirse entre humanos. Al de la gripe porcina le ocurre lo contrario. Su combinación sí daría lugar a un virus con alto poder de contagiarse y de causar enfermedad mortal. La virulencia depende de su habilidad para infectar células pulmonares (no sólo las del tracto respiratorio superior) y causar peligrosas neumonías. Esto marca la diferencia entre una gripe leve y una potencialmente mortal. Una investigación de los Centros de Salud de EEUU y el ministerio de sanidad japonés ha confirmado que el virus de la gripe A es más virulento que el de la gripe común precisamente por tener una mayor capacidad de unirse a receptores de las células pulmonares, y que los nacidos antes de 1918 (cuando estalló la primera pandemia de H1N1) tienen un mayor nivel de inmunidad frente al virus actual que los nacidos después. Grupos de riesgo Para cuando lleguen las 37 millones de dosis de vacunas que la ministra afirma haber comprometido con los laboratorios el número de casos puede haberse multiplicado exponencialmente. Se recomienda vacunar a los principales grupos de riesgo que se han constatado hasta ahora: embarazadas, obesos, enfermos pulmonares y diabéticos. Las vacunas encargadas por el gobierno cubren, sin embargo, al 30% de la población susceptible a la gripe común, más un 10% adicional "para responder a cualquier eventualidad”. También aquí la ministra se queda corta respecta a sus vecinos. Francia, por ejemplo, ha encargado dosis para inmunizar al 70% de su población y Reino Unido al 50%. Ahora, ante la evidencia de que los menores de dos años (algunos expertos dicen que hasta los seis) son los que acumulan más ingresos hospitalarios por gripe común, se recomienda alargar la lactancia (puesto que la leche materna ofrece una inmunidad que, aunque no es específica, podría ayudar) y, al primer síntoma gripal, no llevar al crío a la guardería. Sólo al médico. Puente entre América y Europa El Reino Unido es el país europeo más afectado por la pandemia, y España es el segundo. No en vano son los países puente entre Europa y América, origen de la enfermedad. La capacidad de respuesta no va a depender sólo del número de vacunas sino de las medidas en el propio sistema sanitario. A pesar de que la ministra insiste que “el país está preparado para gestionar la nueva gripe y su convivencia con la estacional”, no se apunta ninguna medida que evite la saturación de los servicios de urgencias que ya de por sí provoca la gripe común. En el hemisferio Sur, donde ahora es otoño-invierno, la proporción es 80 casos de gripe estacional por 20 de nueva gripe o, incluso, de 90-10. La gripe A, leve en la mayoría de los casos, se expande a una gran velocidad y van a aumentar los casos a partir de los meses fríos de otoño. ¿Qué medidas tomará Trinidad Jiménez?

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