Entrevista con Teresa Rodrí­guez, secretaria general de AST

«A la patronal no le interesa nuestro ejemplo de lucha»

Con 12 años de existencia, AST nació como exigencia de un grupo de trabajadores de Telefónica, por un sindicalismo independiente, de clase y combativo. Ha conseguido extenderse a otras empresas y convertirse en el sindicato mayoritario en Telefónica en plazas tan importantes como Madrid o Barcelona. Desde hace un año han protagonizado, junto a los trabajadores de Movistar, uno de los mejores ejemplos de lucha obrera y sindical de los últimos años. No aceptan subvenciones, ni delegados «liberados» desligados de su puesto de trabajo, no aceptan cargos ni toman decisiones en las negociaciones que no hayan sido aprobadas en asamblea por los trabajadores

¿En qué medida han influido los recortes en la clase obrera?Si hace cinco años estábamos en una situación precaria, porque venimos perdiendo derechos desde hace una década, los últimos años han sido terroríficos para la clase obrera. Esta crisis, que en parte está fabricada, ha recaído sobre los trabajadores y las trabajadores. Mientras los salarios han bajado, aumenta la precariedad y la subcontratación, los ricos son cada vez más ricos. La desigualdad ha aumentado al 200%.

¿Qué habría que hacer para cambiar la situación?Las empresas están ganando más que nunca, la piratería en las empresas pequeñas es una constante, y si se legislara convenientemente los trabajadores podríamos tener una condiciones y unos salarios dignos, y las empresas mantener unas ganancias que en este sistema capitalista, que no no gusta y que todavía no hemos podido cambiar, necesitan para subsistir y generar trabajo. Lo que está pasando ahora no se puede mantener. No es lícito que trabajadores con contratos de tres y cuatro horas estén trabajando diez y doce horas para tener un sueldo como mucho de 900 euros. «Si perdemos la solidaridad entre los trabajadores lo perdemos todo»

¿Crees que los sindicatos en general, y las dos principales centrales sindicales, han estado a la altura de las circunstancias?Por supuesto que no, y a mi me duele porque mis comienzos fueron en CCOO allá por 1970. Fue un sindicato reivindicativo que logró muchos avances en los años 80.

Ahora mismo los sindicatos son grandes empresas. El sistema los ha engullido a base de subvenciones, prebendas y de sentarlos en sus mesas con suelos enmoquetados. El mejor ejemplo es que Cándido Méndez celebra su despedida en el Ritz, que es el paradigma del lujo. Algo totalmente contrario a lo que es un sindicatos.

Ya en la última huelga general fueron obligados y no se hizo nada para que saliera en condiciones. En buena medida salió porque los sindicatos llamados “minoritarios” estuvimos ahí y la gente estuvo en la calle. Hay muchos trabajadores que están siendo juzgados por aquella huelga y CCOO y UGT se desentienden, salvo los casos que son mediáticos y no tienen más remedio que intervenir, como el caso de Airbus. Hay mucha gente despedida y en los tribunales, y pasan de ellos.

En Telefónica los despidos vinieron precisamente por oponernos a una firma que tenían con la empresa, y delante de mi el secretario de CCOO advirtió a la empresa de que o tomaba medidas o se rompía la concertación social.Nos despidieron a cinco delegados y cuatro con una sanción muy grave. No es que no nos han ayudado, es que la empresa ha llevado escritos de CCOO al juicio en contra nuestra. O lo que ha pasado en Panrico… en todas las luchas importante hemos visto a CCOO y UGT vender a los trabajadores.

Cuando yo estaba en CCOO ya tenían una deuda con la Seguridad Social de millones, y se hablaba de dónde metían el dinero en vez de estar viendo cómo tener una Caja de Resistencia para posibles huelgas y despidos. Claro, mediáticamente parece que solo existen ellos, y eso lleva a la gente a pensar que todos los sindicatos somos iguales. Es un problema grave, porque hasta que la gente no ve cómo funcionas no te cree.

¿Qué tiene que cambiar en el movimiento sindical?Fundamentalmente la participación de los trabajadores en sus conflictos, trabajando con el sindicato. Y luego es imprescindible la honestidad. Es necesario que la gente crea que hay sindicatos que trabajamos con honestidad.Puedes equivocarte o hacer algo que no es lo más acertado, pero siempre con honestidad, no que la empresa te ha prometido o que te va dar…

En nuestros estatutos tenemos dos cosas importantes que se ven en las empresas en las que vamos entrando y con los trabajadores que van participando en nuestras candidaturas.

Una es el tema de las subvenciones. Nosotros no las tenemos, ni de la empresa, ni la que nos corresponde por cada delegado. Entendemos que quien paga manda y al final se constituye un monstruo sindical. Nosotros avanzamos en función de nuestra afiliación. Si en una provincia no teníamos local utilizamos cualquier sitio para reunirnos, y todavía lo hacemos en algunos sitios.

Y en cuanto podemos alquilamos un pequeño local, pero siempre lo que se pueda, nunca por encima de las posibilidades que permiten la afiliación. No tenemos más entradas que esa y la lotería de Navidad.

Lo que sí tenemos muy organizado son las cajas de resistencia, que han funcionado muy bien en esta última huelga. Cuando ha habido un despido o una huelga, en la que los trabajadores no tienen prácticamente para subsistir, hemos constituido una caja de resistencia con las aportaciones de los trabajadores, de otros sindicatos, de colectivos, de los bancos de alimentos… si perdemos la solidaridad entre los trabajadores lo perdemos todo.

¿En qué situación está la lucha de los trabajadores de Movistar?Hay dos situaciones diferentes. Primero la de aquellos trabajadores que están en una situación precaria que trabajan en las siete empresas colaboradoras de Telefónica. En este caso hemos avanzado mucho, y aunque las empresas se han atrevido a despedir a gente, en la mayoría de los casos son despidos nulos. Cuando ha acabado la huelga los trabajadores han podido volver al trabajo. Y otro tema muy diferente es la subcontratación, que tienen una situación muy precaria, con casi cuatro meses de huelga, y donde a los trabajadores que se señalan, al incorporarse, no les dan trabajo. Hemos avanzado en que no les obligan a trabajar los fines de semana, que muchos contratos de cuatro horas para trabajar diez se han subsanado, pasando a trabajar con un contrato de ocho. Pero ahora esto se está volviendo a degradar.

Nosotros estamos ahora con 70 despidos. Todos se han ganado hasta ahora, más de 60. Hemos tenido cinco compañeros desahuciados a los que hemos ayudado acudiendo a la solidaridad. Y hay trabajadores que van rotando de una empresa a otra, porque pese a lo que diga Telefónica, están vetados por haber participado en la huelga y tenemos pruebas de ello. Los contratan un mes, luego les despiden, no les pagan, van a otra empresa, trabajan otro mes…

Estamos preparando un acto conmemorativo de la huelga que se inició un 17 de marzo. Estamos preparando para abril un acto que queremos que sea lúdico y reivindicativo para sacar adelante nuevas reivindicaciones.

Probablemente no sea con una huelga indefinida, pero sí con huelgas parciales o como decidan los trabajadores.Además hemos tenido que sufrir denuncias falsas sobre sabotajes, y todas se han sobreseído. Puede que en abril se lleven una sorpresa. Probablemente de otra manera, pero recuperaremos esa lucha que nunca ha dejado de estar. «Ha habido guerra sucia contra los trabajadores, el sindicato y la caja de resistencia»

La “marea azul” ha sido un ejemplo para muchos sectores y ha sido silenciada para que no se extendiera. ¿Cuáles han sido las dificultades y los recursos principales?Ha sido un logro de los trabajadores. Tenía un lema en el que decían que nunca más “esto es lo que hay”, que es lo que les contestaban cuando iban a reclamar, “si quieres bien y si no tengo veinte fuera”. La gota que colmó el vaso fue la del “contrato bucle” en el que Telefónica ponía unas condiciones al resto de empresas que son las que han machacado a los trabajadores.

Las dificultades han sido de todo tipo, contra los trabajadores, como te contaba, sacando una día sí y otro también, a la gente de las comisarias. En la prensa se les ha presentado como saboteadores, cuando son trabajadores que han luchado por sus derechos y no han saboteado absolutamente nada. Y todavía quedan trabajadores pendientes de denuncias. Hemos llegado a ver falsos policías ir a casa de un compañero a decirle a la mujer que iban a detenerlo, y luego nos decían en la comisaría que no habían enviado a nadie. Una guerra sucia muy fuerte.

Pero contra el sindicato han ido a por la caja de resistencia. Claro, eso a la patronal le preocupa mucho que esa solidaridad exista y permita que la lucha continúe. Se nos ha acusado de quedarnos con dinero de la caja, cuando han sido, y son, los trabajadores elegidos en asamblea los que se han ocupado de todo, con un comité que valora las peticiones. Ya hemos tenido un juicio con ExtraConfidencial.com que han tenido que rectificar y estamos con una demanda penal contra El Mundo que ni ha acudido a la conciliación. Hicieron una campaña de ataques personales contra mi y mi compañero. Esto ha generado muchos problemas y nos ha entretenido en defendernos de estas acusaciones. A la patronal le importaba mucho que este ejemplo no cundiera.

¿Cómo valoráis el proceso de constitución y qué le exigís al nuevo gobierno?Es imprescindible la derogación de las reformas laborales, de la Ley Mordaza, que es terrible para el movimiento obrero, e independencia del Poder Judicial. Nuestras exigencias van mucho más allá, porque debería cambiar absolutamente todo. Hay algunas cuestiones que están recogidas por alguna organización que está en el Parlamento, pero es que si nos bajamos de esos mínimos…

Lo ideal sería otro gobierno para otra sociedad, pero eso no es posible de momento. Lo que no puede ser es la legislación laboral actual. Por ejemplo, las inspecciones de trabajo son lamentables, y hay sentencias de juicios que te hacen preguntarte cómo es posible que un juez diga esas cosas. ¿Cómo es posible que la Inspección de Trabajo se inhiba en determinados temas? Llevamos desde mayo con muchas denuncias, y la única respuesta que recibimos es que no se localiza a la empresa en cuestión, cuando sabes que han cambiado de nombre y solo tienen que ir allí para comprobar lo que estamos diciendo. Los legisladores y los jueces deberían ser absolutamente independientes para que no tuvieran ninguna mordaza a la hora de sacar una sentencia.

Si me pongo a relatar, no acabamos… en una manifestación por tirar dos huevos, que ni hemos visto, nos han multado con tres mil euros al sindicato. Imagínate que realmente alguien ha tirado cinco huevos en una huelga… por llevar un megáfono en la huelga de los mineros, otros dos mil euros de multa. Esto no es libertad.

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