El ministro de Industria, Miguel Sebastián ha anunciado una dotación de 4.170 millones para la industria del automóvil, repitiendo que las ayudas «no se darán si se destruye empleo». ¿Qué medidas ha planteado el ministro a los monopolios del automóvil -empeñados en ajustar las plantillas españolas para maximizar beneficios- para exigir que esta condición se cumpla? ¿O se trata de otra millonaria subvención, sin contrapartida alguna, para los grandes monopolios extranjeros que se han adueñado del principal sector industrial del país?
El Gobierno junta todas las medidas tomadas hasta ahora ara intentar sacar al sector de la crisis. Para apoyar a la Industria e impulsar la demanda sumamos: la mejora de la competitividad y los incentivos a las compras, con el ya conocido Plan Vive II, y la apuesta estrella del ministro: los vehículos eléctricos. En 2014 deberán circular un millón.Para contentar a las empresas, rebajas en las cuotas de la Seguridad Social. Y otra idea: para los trabajadores despedidos, un subsidio de paro íntegro aunque hayan sufrido también expedientes temporales. ¿Este es el plan que necesita la industria española del automóvil? Los grandes monopolios –y esto lo estamos viendo ahora con las multinacionales del automóvil, pero no son ellas sólo– se benefician de miles de millones de subvenciones estatales en formas de ayudas a la instalación de nuevas líneas de producción, facilidades para la compra de los terrenos, construcción de las infraestructuras necesarias, expedientes de regulación de empleo por los que el Estado se hace cargo del 60% del sueldo de sus trabajadores mientras ellos no los necesitan, etc. Desde hace años, el gobierno ha destinado miles de millones en ayudas al sector del automóvil, que se han embolsado los grandes monopolios extranjeros -que monopolizan en exclusiva el sector- como contrapartida para mantener el nivel de producción en España. Pero esas ayudas no sólo no han exigido como contrapartida una mayor capacidad de decisión nacional en la gestión, sino que, por el contrario, se han incrementado los niveles de dependencia. Si hoy se concede un plan de ayudas al sector del automóvil, debe ser a cambio de recuperar parte de la soberanía económica perdida en la que es la primera rama industrial en España. Y debe estar orientada a ofrecer una alternativa a la enorme cantidad de empresas subsidiarias nacionales que dependen casi en exclusiva de los pedidos de los grandes monopolios extranjeros del automovil.