Salud

500 casos no es fiable

Chantix, el primer fármaco diseñado para combatir el tabaquismo, está siendo investigado gracias a un estudio independiente. Un grupo de cientí­ficos de la Universidad Johns Hopkins, de EE UU, han publicado un estudio en el que relacionan la vareniclina (el principio activo de Chantix) con un aumento de infartos. Pfizer, la multinacional farmacéutica productora del Chantix, considera los resultados «estadí­sticamente poco relevantes». Según declaraciones de sus portavoces «con 500 sucesos adversos la estadí­stica no es fiable».

La vareniclina es una molécula que se une al recetor neuronal que utiliza la nicotina (el llamado receptor alfa-4, beta-2). Allí­ tiene dos efectos. Por un lado bloquea la absorción de nicotina. Por otro provoca una leve liberación de dopamina, el mismo neurotransmisor que se segrega al fumar. De momento las ventas son muy modestas para los beneficios de la multinacional. Hablamos de más de 500 mil millones de euros, algo así­ como el doble del rescate bancario concedido por el Gobierno a la banca; algo así­ como 200 mil personas sometidas a tratamiento, solo en España.   El resultado, publicado en la revista de la Asociación Médica de Canadá (CMAJ, en sus siglas en inglés), reveló un aumento de problemas cardiovasculares en el grupo que habí­a tomado vareniclina. En la revisión descubrieron que en los 4.908 fumadores que recibieron el fármaco hubo 52 casos (el 1,06%) de angina, isquemia, infarto o muerte súbita. Entre los 3.308 del placebo, hubo 27 casos (el 0,82%).   Aunque para los portavoces de Pfizer en España, menos de 500 casos no se considere relevante, la trayectoria de la compañí­a añade gravedad a la afirmación.   A parte del desgraciadamente famoso caso del «envenenamiento» masivo de niños en Nigeria, hace año y medio Pfizer alcanzó un acuerdo extrajudicial con el Departamento de Justicia de EEUU por el que aceptó pagar 1.615 millones de euros – algo así­ como el 0,3% de lo que obtiene en beneficios por el Chantix – por la promoción de varios de sus medicamentos para usos distintos a los prescritos.   El acuerdo extrajudicial puso fin a la investigación iniciada por la administración norteamericana por la promoción del analgésico Bextra, que fue retirado voluntariamente por Pfizer en 2005, para usos distintos a los prescritos, así­ como a las presuntas malas prácticas similares en la promoción de los medicamentos Zyvox, Geodon y Lyrica. El pacto alcanzado puso también fin a las acusaciones sobre determinados pagos destinados a profesionales sanitarios en relación con éstos y otros nueve medicamentos de Pfizer.   Para más inri la multinacional farmacéutica ya habí­a advertido ocho meses antes a los inversores de que sus cuentas reflejaban una carga extraordinaria de 2.300 millones de dólares – 1.615 millones de euros – ante la proximidad de un acuerdo con la Justicia de EEUU.   Reproducimos aquí­ una parte de la entrevista con Carlos Ponte, de la Plataforma «NO GRACIAS», para deverdaddigital sobre «la medicalización de la sociedad»:   «En la comercialización de los medicamentos hay varios métodos para ampliar el mercado. La forma más común es la de ampliar la indicación de ese medicamento para que tenga mayor número de pacientes. Por ejemplo: se consideraba una persona diabética cuando tení­a más de 146 miligramos de glucosa en sangre, pero con el paso de los años el punto de corte se bajó a 130. Después se puso en 110 en otra conferencia de consenso, de forma que el número de diabéticos aumenta. En estos momentos ya se está planteando que entre 100 y 110 ya son pre-diabéticos. Esto también pasa con la presión arterial. En estas conferencias de consenso los expertos que participan se ha demostrado que tienen relación financiera con la industria. Se produce un conflicto de intereses. Esto también ocurre, por ejemplo, con las estatinas que se utilizan para controlar los niveles anomarles de lí­pidos, de colesterol en sangre.  Otro mecanismo es utilizar los medicamentos para indicaciones no aprobadas. Cuando un medicamento es aprobado para el tratamiento de la epilepsia, por coger un caso, el laboratorio o la corporación anima a los médicos, a través de los visitadores, para que este medicamento se utilice además para el dolor neuropático. La indicación se amplia, amplia el número de consumidores, y se utiliza de forma no autorizada. Y luego está el invento de enfermedades. Uno de los casos más conocidos es el de la «fobia social». ¿Qué es?, pues personas que cuando hablan en público se ponen nerviosas, con ansiedad y sudoración. Lo que hasta ahora era timidez o dificultad para las relaciones sociales se convierte en una enfermedad. Otro ejemplo es el de la eyaculación precoz. Han sacado un medicamento que retrasa un minuto la eyaculación y se supone que este es un problema graví­simo con mucha población susceptible de ser tratada. Pero estamos hablando de un problema psicológico, de relaciones sexuales y equilibrio.»    

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