España-EEUU: historia de una dependencia (y 4)

23-F, se activan todos los resortes

Decí­amos en la última entrega cómo la aparición pública, en los años posteriores al intento de golpe de Estado del 23-F, de toda una serie de datos hasta entonces ocultos, permití­a entender hasta qué punto habí­an llegado los mecanismos de control, subversión, chantaje e intervención de los que se dotó EEUU en el nuevo régimen democrático.

Nada mejor ara comprobarlo que remitirnos directamente a los libros donde éstos datos fueron publicados.En el primer de ellos, la periodista Pilar Urbano saca a la luz la frenética actividad de determinados miembros de los servicios de inteligencia españoles –estrechamente vinculados a la CIA– en la preparación del golpe. Así como el conocimiento previo que, necesariamente, EEUU tenía de él dadas las medidas tomadas en los días inmediatamente anteriores al golpe y el mismo 23-F: control del sistema de comunicaciones del Alto Estado Mayor español, los pilotos y aviones de las bases yanquis en España en estado de alerta desde la noche anterior, dotaciones de la VIª Flota dirigiéndose hacia las costas de Valencia,…En el otro, el escritor Sergio Vilar, antiguo miembro del Comité Central del PCE, narra las maniobras que los máximos dirigentes del PSOE y algunos de los más destacados miembros del PCE hicieron en los meses anteriores al golpe, propiciando el derribo anticonstitucional de Suárez y promoviendo al general Armada –al que se supone que esperaba Tejero en el Congreso– como jefe de un gobierno de “concentración”. …Yo indagué el 23-F “(…) debo señalar tres pinceladas “casuales” en torno al coronel Quintero Morente, experto en lucha anticomunista y en la acción antisubversiva, con frecuentes viajes para realizar cursillos de especialización en Norteamérica y, posteriormente, agregado militar en la Embajada de España en Turquía.(…) Segunda: redacta (¿como era su obligación, preceptiva?) un detallado informe sobre “el golpe militar a la turca” que él vivió in situ y que servirá de falsilla y de estímulo comparativo para los golpistas de España. Este informe, redactado e inspirado por indicación del jefe de la Estación Ankara de la CIA (John H. Kenny), contenía un sugerente “análisis militar de la situación” y fue ampliamente difundido entre la familia castrense española.(…) La tercera pincelada “casual” es la simple presencia de Quintero en España, ausente de su despacho de Ankara, “por motivos de salud”, precisamente el día 23-F.¿Cuáles fueron los contactos, en fechas inmediatamente anteriores al intento de golpe de Estado, entre Quintero y Ronald E. Estes, “clave” humana de conexión entre la Estación Madrid de la CIA y la Embajada de Estados Unidos? Lo cierto es que desde por la mañana del lunes 23-Febrero, el sistema de control aéreo USA (SAC: Strategic Air Command), con su estación central en Torrejón de Ardoz, anula al Control de Emisiones Radioeléctricas español (CONEMRAD)… esperando acontecimientos. Los pilotos norteamericanos de Rota, Morón, Zaragoza y Torrejón, reclutados y “en alerta”. Y buena dotación de la VI Flota, de “vigilancia en el Mediterráneo”, emproada a las costas de Valencia. Y el embajador de los EEUU en Madrid, Terence Todman, durante las dieciocho horas del golpe, con un oído al tanto de la Zarzuela y el otro al tanto del Pentágono (…)Lo más indicativo fue que, hasta entrada la mañana del 24 de febrero, prácticamente negociada la rendición de Tejero, no funcionó la línea “vip” Washington-Madrid».(Pilar Urbano, «Con la venia… yo indagué el 23-F» Edit. Argos Vergara, julio de 1982) El PSOE y la conspiración militar (…) El conjunto de fenómenos y actitudes entonces más perjudiciales para el porvenir de la democracia española no fueron los procesos autodestructivos de la UCD, sino el talante, las propuestas y los procedimientos antidemocráticos de diversos dirigentes de partidos democráticos. En pocas palabras: desde el verano de 1980 se pusieron en marcha varias conspiraciones civiles que buscaron conseguir el apoyo de unos y otros generales con el fin de desplazar más o menos armónicamente al gobierno legalmente constituido de la UCD y para poner en su lugar a un equipo «consensuado» entre unos u otros grupos de civiles y unos u otros grupos de militares.En esas inducciones para desencadenar un tipo u otro de golpe de Estado, blando o duro, incurrieron no sólo significados personajes de la derecha, sino también algunos de los más destacados representantes de la izquierda socialista y comunista (…)Otra enorme sorpresa. Suárez, alto funcionario y ministro durante el franquismo institucionalizado, se dedicaba a construir (…) y defender el poder civil, (…) mientras que unos cuantos jefes del PSOE y del PCE (…) se lanzaban suicidamente en los laberintos de una conspiración con intervención de elementos militares (…)El 22 de octubre de 1980, en Lérida, tuvo lugar el famoso almuerzo-entrevista del general Alfonso Armada (supuestamente el «elefante blanco», el famoso militar a quien Tejero esperaba en el Congreso para hacerse cargo de la presidencia del gobierno) con Enrique Múgica y Joan Raventós en casa del alcalde -socialista- de esa ciudad, Antonio Ciurana. Unos y otros miembros del PSOE (…) redactaron informes de esta entrevista para entregárselos a Felipe González (…)La conspiración socialista con militares siguió adelante y era cuasi-pública (…) Más de un año después (…) nadie ha desmentido (…) estas otras [líneas] que firma el periodista Antxon Sarasqueta: «El nacionalista vasco Marcos Vizcaya me llegaría a confesar meses después que, veinte días antes del 23-F, Alfonso Guerra le llamó por teléfono para interrogarle sobre la disposición de su partido a participar en un gabinete de concentración presidido por un militar».Estas consultas de Guerra, así como algunos comentarios que Felipe González hizo en público (…) prueban que la participación en la conspiración militar era una actividad que se desarrollaba desde las máximas alturas del PSOE (…)El diputado comunista Jordi Solé Tura también tuvo relaciones con el general Armada, y al parecer en el gobierno que éste «había de» formar, el representante del PCE-PSUC iba a asumir la cartera del Ministerio de Trabajo. Otro irresponsable al que le pirran los cargos, como en 1985 vuelve a demostrar al aproximarse al PSOE, mientras su antiguo partido languidece a causa de las divisiones y de la pérdida de militantes y electores.(Sergio Vilar, «La década sorprendente 1976-1986»).

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