2010 será duro para los contribuyentes

«Se incrementarán los dos tributos que afectan a un mayor número de ciudadanos. Subirá el IVA hasta cotas nunca vistas, se eliminará la rebaja de 400 euros en el IRPF y aumentará el tipo sobre las rentas del ahorro y las plusvalí­as. El tipo general del IVA pasará del 16% al 18% a partir del mes de julio, su nivel más alto desde que se introdujo este tributo en 1986. Desde el punto de vista fiscal nunca fue tan caro consumir. El gravamen del 18% se aplicará a productos como la ropa o los coches».

Por otro lado, el gravamen que se alica a las rentas del ahorro y a las plusvalías en el IRPF también subirá del 18% al 19% para los primeros 6.000 euros de beneficios y al 21% para el resto. Así, por la venta de acciones bursátiles o de una vivienda se pagará a Hacienda hasta un 10% más que hasta ahora. (CINCO DÍAS) EXPANSIÓN.- La ejecución presupuestaria hasta noviembre profundiza en el intenso proceso de deterioro de las cuentas públicas, que junto con el vertiginoso aumento del paro constituyen las dos principales características diferenciales del impacto de la crisis en España. El déficit de 71.524 millones de euros acumulado por el Estado hasta noviembre, el 6,8% del PIB, supone que se ha multiplicado por cinco en un año. El agujero financiero de las administraciones cerrará el año alrededor del 10%, que contrasta con el superávit del 2% con que se cerró 2007. EL CORREO.- El ministro de Exteriores, por su parte, (…) tiene que recurrir a la descalificación de sus predecesores para defender una lamentable política exterior de autentica ‘finlandización’ de España que consiste en predicar que como tenemos tantos intereses que dependen de Francia y de Marruecos, realmente no disponemos apenas de margen para nada que no sea administrar como mejor se pueda nuestra posición en esta tenaza. Opinión. Cinco Días 2010 será duro para el bolsillo de los contribuyentes Jaume Viñas Resulta imposible desear un feliz 2010 a los contribuyentes. Ya se sabe que el año que está a punto de empezar ni será bueno ni feliz para los bolsillos de los españoles, al menos en el apartado fiscal. Se incrementarán los dos tributos que afectan a un mayor número de ciudadanos. Subirá el IVA hasta cotas nunca vistas, se eliminará la rebaja de 400 euros en el IRPF y aumentará el tipo sobre las rentas del ahorro y las plusvalías. El tipo general del IVA pasará del 16% al 18% a partir del mes de julio, su nivel más alto desde que se introdujo este tributo en 1986. Desde el punto de vista fiscal nunca fue tan caro consumir. El gravamen del 18% se aplicará a productos como la ropa o los coches. También se incrementa, del 7% al 8%, el llamado IVA reducido, que encarecerá el café, el menú del restaurante o la vivienda nueva. El tipo superreducido -pan, leche o material escolar- se mantiene en el 4%. Por otro lado, el gravamen que se aplica a las rentas del ahorro y a las plusvalías en el IRPF también subirá del 18% al 19% para los primeros 6.000 euros de beneficios y al 21% para el resto. Así, por la venta de acciones bursátiles o de una vivienda se pagará a Hacienda hasta un 10% más que hasta ahora. De los 18,7 millones de contribuyentes del IRPF, 12,5 millones declaran rentas del ahorro. Sin embargo, el 94% obtiene rendimientos por debajo de los 6.000 euros y, por tanto, tributan al tipo más bajo del 19%. Por encima de 60.000 euros hay 100.000 contribuyentes. El Gobierno espera con este incremento fiscal recaudar unos 800 millones de euros, una minucia si se tiene en cuenta que el déficit fiscal de este año superará los 100.000 millones. Aquellos que no obtengan rendimientos del ahorro también verán como su factura fiscal se eleva. A partir de 2010 desaparece la rebaja fiscal de 400 euros, la medida estrella con la que José Luis Rodríguez Zapatero ganó las elecciones de 2008. Sin embargo, este beneficio fiscal se mantiene para los contribuyentes con bases imponibles -no confundir con salario- inferiores a 8.000 euros. La base imponible se obtiene restando del salario las aportaciones a la Seguridad Social y los 2.652 euros de reducción por rendimientos del trabajo a la que tiene derecho todo asalariado. Para bases entre 8.000 y 12.000 euros, la rebaja de 400 euros se reducirá linealmente. Por otro lado, los contribuyentes ya conocen algunas medidas que entrarán en vigor en 2011 -nada halagüeñas- y que pueden influir en las actitudes de los contribuyentes a lo largo del próximo año. Así, a partir del primero de enero de 2011 se eliminará la deducción por compra de vivienda para los contribuyentes con bases imponibles superiores a 24.107 euros. Y se mantendrá para aquellos que no alcancen los 17.707 euros. Los contribuyentes que se encuentren entre ambos umbrales tendrán derecho a parte de dicha deducción. Así, aquellos que se plantean comprar una vivienda, es preferible que lo hagan durante 2010, ya que la medida del Gobierno no tendrá carácter retroactivo. Además, el Gobierno, para potenciar los arrendamientos, equiparará, también a partir de 2011, la deducción por compra de piso con el alquiler. Quienes ya tengan una vivienda y realicen obras para incrementar el ahorro energético, hacer un uso más eficiente del agua o adaptar el inmueble a las personas con movilidad reducida podrán deducirse un 10% hasta 2012. CINCO DÍAS. 30-12-2009 Editorial. Expansión El creciente agujero de las cuentas públicas La ejecución presupuestaria hasta noviembre profundiza en el intenso proceso de deterioro de las cuentas públicas, que junto con el vertiginoso aumento del paro constituyen las dos principales características diferenciales del impacto de la crisis en España. El déficit de 71.524 millones de euros acumulado por el Estado hasta noviembre, el 6,8% del PIB, supone que se ha multiplicado por cinco en un año. El agujero financiero de las administraciones cerrará el año alrededor del 10%, que contrasta con el superávit del 2% con que se cerró 2007. Junto con el aumento de los gastos, ligados a las medidas de estímulo y en buena medida al desempleo, resulta muy llamativo el hundimiento de los ingresos por IVA en un 30%. Una circunstancia que corrobora el parón del consumo y que pone evidencia el voluntarismo del Gobierno al confiar en una reactivación en 2010 que propicie un aumento de la recaudación por IVA superior al 26%. La preocupación por la precariedad de las cuentas públicas ha cobrado en los últimos días más intensidad a raíz de la rebaja del ráting de Grecia y los dramáticos augurios de las agencias de calificación sobre el largo calvario que aún le queda a la economía española con exiguas tasas de crecimiento, insuficientes para generar empleo neto. Pese a que España parte de una situación menos crítica que la de Grecia, lo cierto que afronta un horizonte en el que será muy complicado cumplir con la exigencia de reducir el déficit al 3% en 2012, como exige Bruselas. España sufre un problema de déficit estructural, más allá de la parte atribuible a la crisis, que se hará más patente ante la imLposibilidad de recuperar los espectaculares niveles de recaudación vinculados a la construcción y a la actividad inmobiliaria, propios de una burbuja que no se volverá a repetir. A ello se suman los costes del creciente endeudamiento público, una hipoteca que se hará más costosa de pagar conforme suban los tipos de interés. Es impensable, pues, que la subida de impuestos contribuya a enjugar el colosal desequilibrio de las cuentas públicas, máxime si como en el caso del IVA acaban teniendo un efecto aún más inhibidor del consumo. España precisa reformas profundas que eleven su potencial de crecimiento, pero aún así es una prioridad ineludible abordar una revisión estructural de las políticas de gasto e imponer un plan de sostenibilidad financiera a todas las administraciones –central, autonómicas y municipales–. Sobre esto último trabajan el Gobierno, según dijo ayer el secretario de Estado de Hacienda, que aunque no precisó detalles aseguró que afectará también a las retribuciones. Cuesta creer que el Gobierno se atreva a tocar los salarios de los empleados públicos, cuando en plena recesión ha pactado generosos aumentoLs. Per si el Gobierno no quiere que la economía española siga perdiendo credibilidad a chorros debe pasar de las palabras a los hechos con urgencia. EXPANSIÓN. 29-12-2009 Opinión. El Correo Fin de año para el gobierno Javier Zarzalejos El Gobierno termina el año crispado y faltón. Fracasa la conferencia de presidentes autonómicos, con un formato imposible y un protocolo ridículo, y Rodríguez Zapatero acusa a los representantes del Partido Popular de «deslealtad con España». La vicepresidenta Fernández de la Vega, no se apea de calificativos como «cínico» , «hipócrita» y otros de semejante elegancia argumental, dirigidos a la oposición los miércoles en el Congreso, mientras los viernes, en la conferencia de prensa posterior al Consejo de Ministros, convierte el Palacio de la Moncloa en una sucursal de la calle Ferraz para arremeter contra Mariano Rajoy sin importarle el carácter institucional de esa tribuna. El ministro de Exteriores, por su parte, reserva los buenos modales para sus citas con autócratas caribeños y, sin enterarse de que este Gobierno va para seis años que está en el poder, tiene que recurrir a la descalificación de sus predecesores para defender una lamentable política exterior de autentica ‘finlandización’ de España que consiste en predicar que como tenemos tantos intereses que dependen de Francia y de Marruecos, realmente no disponemos apenas de margen para nada que no sea administrar como mejor se pueda nuestra posición en esta tenaza. José Blanco -aupado por una derecha torpe que insiste en convertirle en un inesperado estadista- y Leire Pajín se combinan para atribuir al PP un perverso regocijo en cada mal dato económico o en cada problema político que le surge al Gobierno. La destemplanza que muestra el Gobierno es una reacción a la crisis en la que se encuentra instalado. La otra consiste en reunirse de vez en cuando con su partido para aplaudirse sin razón aparente que justifique tanta autocomplacencia, difícil de encajar, dicho sea de paso, con el estado del país. El Gobierno, y particularmente su presidente, sufren un desplome de su credibilidad. La brecha entre la retórica dulzona de Rodríguez Zapatero y su pedestre pragmatismo es demasiado grande. El abismo entre sus pretensiones planetarias y la incompetencia gestora de un Gobierno de náufragos resulta ya imposible de ocultar. Como los coches atrapados en la arena que cuanto más intentan salir, más se hunden, Rodríguez Zapatero parece haber confiado su recuperación política a dos operaciones de resultado más que dudoso. Por un lado, la Ley de Economía Sostenible que lejos de reflejar la capacidad de iniciativa del Gobierno, certifica su agotamiento tanto más preocupante cuanto que la legislatura no ha llegado siquiera a su segundo año. La falta de densidad política y económica del proyecto hace de él una pieza tan irrelevante para el pretendido cambio de modelo productivo que poco hay en ese texto que no pudiera haber sido introducido con unos cuantos -pocos- decretos y algunos artículos de los que se incorporaban a las leyes de acompañamiento de los Presupuestos Generales del Estado. Porque tampoco aparece por ningún sitio lo que sí hubiera tenido sentido en las actuales circunstancias: un documento con vocación legislativa que definiera el terreno de una negociación seria y comprometida con el principal partido de la oposición sobre un proceso de reformas como el que reclama la economía española, necesitada, p ara empezar, de dosis masivas de confianza dentro y fuera de nuestro país. De la misma manera, las expectativas depositadas en el desempeño de la presidencia semestral de la Unión Europea parece menguantes (…) El deterioro acelerado de la imagen de España, recluida en la enfermería de Europa, debilita objetivamente la posición de Rodríguez Zapatero como presidente de turno (…) España asume la presidencia semestral de la UE cuando Europa se despierta a la realidad de su progresiva centrifugación de la escena mundial en beneficio de potencias económicas y demográficas arrolladoras como China e India. Y comprueba con decepción creciente cómo Barack Obama, el presidente de los europeos para Estados Unidos, otorga carta de naturaleza a este proceso dando por concluido el largo capítulo de la asociación transatlántica que dominó la segunda mitad del siglo pasado. No sólo eso. Obama, en Oslo primero y en Copenhague después, ha mostrado un rostro que incomoda a sus adeptos y deja en evidencia la falta del mínimo sentido crítico de los que han hecho del presidente de los Estados Unidos un objeto de culto a la personalidad pueril. De ahí que aunque el entorno de Rodríguez Zapatero se empeñe en construir una imagen de cercanía y amistad personal entre ambos mandatarios que no parece acreditada, tampoco en este capítulo se deben airear grandes expectativas. En este contexto, resultan aún más extravagantes los aplausos que la bancada socialista se dedicaba para celebrar la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2010, una ‘autoovación’ que sólo se explica por el gusto que el Gobierno está desarrollando hacia las victorias pírricas. EL CORREO. 29-12-2009

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