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Mientras los sindicatos mayoritarios no dan respuesta, las asambleas obreras se multiplican desde Buenos Aires hasta Sevilla. Es aqui donde comienza a resurgir enterradas formas de lucha.
Dos cientos obreros de la fábrica de celulosa de PCP, en Puerto Piray, han decidido la toma de la factoría. Han tomado esta decisión con un trile objetivo, la exigencia de pago de salarios, enfrentarse a la amenaza de cierre y la demostración de que la fábrica es rentable. Los obreros, que llevan meses sin cobrar, se han quedado sin crédito en los comercios locales y todos han sufrido cortes de electricidad. Las deudas se amontonan y tuvieron que empezar el curso escolar sin poder comprar los utiles necesarios para sus hijos. Algunos llevan mas de treinta años trabajando aqui. Ahora frente a la crisis internacional se corre el rumor de cierre. Aunque, por otra parte, la ejecutiva les ha propuesto a la plantilla que trabajen ocho horas, y que cuatro horas de estas sean gratuitamente. Se decidió en asamblea, frente a la fábrica, que se tomaría para evitar el vaciado de maquinaria. Además los obreros no ven que una factoría que hasta hace poco sacaba ochenta toneladas diarias de celulosa ande con problemas para seguir abierta. La factoría, que además ha sido acusada de contaminar la comarca indiscriminandamente, plantea ahora el cierre sin pago previo de lo adeudado. La respuesta de la plantilla es un ejemplo a seguir por todo el movimiento obrero.