Exactamente con los mismos argumentos con los que hasta ahora venía defendiendo la necesidad de agotar la legislatura, Zapatero anunciaba la pasada semana la convocatoria de elecciones anticipadas el próximo 20 de noviembre, alimentando así, como señalaba al día siguiente un importante medio nacional, los argumentos que «le atribuyen una conflictiva relación entre sus palabras y la verdad».
Al igual que ocurriera en mayo de 2010, donde bastó una simle llamada de Obama para dar un giro de 180 grados a su discurso y su política, también en esta ocasión Zapatero se ha visto obligado a desdecirse sólo unas horas después del discreto sanedrín en el que los 17 miembros más cualificados de la oligarquía española tomaron el acuerdo de exigir –en contra de su propio mandato de marzo pasado para agotar la legislatura– el adelanto electoral. ¿Por qué esta urgencia repentina? ¿Por qué ahora sí y entonces no? Una nueva vuelta de tuerca La inclusión de Italia en el club de los países europeos sometidos a la desestabilización económica y el saqueo financiero, unido al chantaje global planteado por EEUU en torno al debate sobre la elevación del techo de la deuda señalan de forma inequívoca la llegada de nuevos ataques y turbulencias sobre la economía española y la exigencia de nuevos y mayores recortes y ajustes. Después de lo visto en Washington estas semanas, creer que van a conformarse con lo ya conseguido pertenece al terreno de la fantasía. Cuanto más aumenta su ingente montaña de deuda –y que nadie dude que alcanzarán finalmente un acuerdo sobre su techo para elevarla más todavía–, más crece su voracidad y mayores son las presiones, chantajes y amenazas para saquear a los países dependientes como el nuestro. El FMI en su último informe anual sobre España ya ha advertido que, aunque las medidas tomadas por el gobierno desde mayo pasado “van en la buena dirección”, todavía no son suficientes. Exigiendo nuevas rebajas del sueldo a los funcionarios, más subidas de impuestos como el IVA o los carburantes, una reforma laboral más profunda que permita acelerar y extender la rebaja salarial a todos los trabajadores y sustanciales recortes en los gastos de los gobiernos autonómicos en materias como sanidad y educación. El propio Zapatero defendió en su comparecencia la necesidad de la convocatoria electoral anticipada argumentando que “el nuevo gobierno tendrá que tomar decisiones importantes a partir de enero”. Es decir, una nueva vuelta de tuerca en la rebaja de salarios y rentas al 90% de la población que su gobierno, debido a la situación de máxima debilidad política y rechazo popular que enfrenta, ya no está en condiciones de imponer. Lo que buscan los Obama, Merkel y Botín es un gobierno fuerte, surgido de las urnas con el mayor respaldo electoral posible –aunque sólo sea por el descrédito y la impopularidad de su rival y no por su programa o sus méritos–; un gobierno sólido capaz de aplicar con firmeza las nuevas medidas de recortes y rebaja salarial que se le exigen. Y al que no le tiemble el puso frente a una población que, como ha puesto de manifiesto el 15-M, empieza a reaccionar de forma organizada a los continuos ataques que sufre en sus condiciones de vida. Estos son sus objetivos, ¿pero cuáles han de ser los nuestros? Es mucho lo que nos jugamos En esencia, lo que está en juego el próximo 20-N es si ellos, las grandes potencias capitaneadas por Washington y Berlín y los grandes oligarcas españoles encabezados por Botín y Francisco González, van a poder seguir robándonos impunemente nuestros salarios y rentas, y saqueando a manos llenas la riqueza que generamos los trabajadores y las clases populares en España. O si, por contra, nosotros vamos a saber aprovechar la campaña electoral para dar un salto en acumular la fuerza política que necesitamos para avanzar en nuestro objetivo de imponer un camino de redistribución de la riqueza que acabe con el paro y nos permita salir de la crisis en beneficio de la mayoría. Aunque convenientemente ocultado por los medios de comunicación, hemos conocido un suceso reciente que –además de sublevar a cualquier persona con un mínimo de corazón– ilustra mejor que mil palabras lo que nos estamos jugando. Como es sabido, los recortes del nuevo gobierno catalán están provocando el cierre de decenas de ambulatorios, centros de salud, quirófanos etc,… Pues bien, en uno de ellos, los trabajadores decidieron ocuparlo el mismo día que iba a ser cerrado. Durante el tiempo de la ocupación llegaron al centro una mujer y un niño, aquejados de infarto y de muerte súbita respectivamente, a los que sólo la presencia de los trabajadores sanitarios y su atención inmediata permitió salvar. De haber tenido que ser trasladados al centro más cercano, ninguno de ellos habría llegado con vida. Esa es la naturaleza criminal del proyecto que buscan imponernos. No es solo que nos rebajen los salarios y las rentas, es que para ello están dispuestos a poner en peligro la salud, el futuro y hasta la vida de nuestra gente. Todos tenemos que ser conscientes de que esto es lo que está en juego. Y actuar en consecuencia. Aceptar sus planes, ¿por qué? Nos dicen que para salir de la crisis no hay más remedio que aceptar sus planes. Y en este sentido no hay la más mínima diferencia entre Rubalcaba y Rajoy. Ambos han demostrado repetidamente que están más que dispuestos a ejecutar fielmente los mandatos que nos imponen el FMI y Bruselas. El uno, Rajoy, enarbolando la bandera de la “austeridad” –es decir de nuevos recortes y rebajas– como única receta para salir de la crisis. El otro, Rubalcaba, reclamando ahora cínicamente medidas seudoprogresistas cuando ha sido ejecutor directo del mayor plan de ajuste contra el 90% de la población de los últimos 50 años. Uno y otro no son más que el “ala derecha” y el “ala izquierda” de un mismo proyecto de saqueo en el que quieren encerrarnos. ¿Quién ha dicho que no tenemos más remedio que aceptar sus planes? ¿Por qué hemos de tragar con que en nuestro país no es posible ningún otro proyecto más que el que ellos representan? ¿Dónde está escrito que no hay más camino que resignarnos a este feroz ataque a nuestras condiciones de vida? No es verdad que la única salida para España sea aceptar los planes de ajustes, recortes sociales y rebaja salarial que nos imponen el FMI y la UE, porque no es verdad que nuestro país no tenga recursos. Como demuestran los más de 74.000 millones de euros que tenemos que pagar cada año sólo en concepto de intereses de la deuda o los 51.000 millones de beneficios que en 2010 obtuvieron los bancos y monopolios del Ibex 35, en nuestro país hay mucha riqueza. Sólo que cada vez está repartida de forma más desigual e injusta. Nos están empobreciendo a la mayoría, para unos pocos ser cada vez más ricos. Redistribuyendo esa riqueza, claro que tenemos recursos más que sobrados para crear empleo y acabar con el paro; para elevar el nivel de vida incrementando los salarios; para rebajar los impuestos que más afectan a las clases populares e invertir más y mejor en sanidad, educación y prestaciones sociales. Ese es todo el problema que tenemos, ganar fuerza política para hacer avanzar un programa y una alternativa de redistribución de la riqueza. Ese tiene que ser nuestro objetivo el próximo 20-N. A sumarse a trabajar por conquistar ese objetivo llamamos a todos nuestros lectores y a todos aquellos que consideran que no sólo es necesario, sino posible, un cambio radical en el rumbo político del país. A colaborar activamente con nosotros en la recogida de firmas que nos exige la ley para presentar a nuestros candidatos en todo el territorio nacional, a tomar parte en la elaboración y elección de nuestras candidaturas en cada provincia, a participar en la concreción y el desarrollo del programa electoral. A difundir y extender el programa de redistribución de la riqueza como la alternativa que necesitamos el 90% de la población, a fortalecer las filas del pueblo dotándonos de fuerza política organizada. Porque nada esta escrito, es mucho lo que nos jugamos y de todos y de cada uno de nosotros depende avanzar o no en un camino que sirva los intereses de la mayoría.