11-S: lo que la Casa Blanca oculta

«Como reacción al 11-S, EEUU desencadenó las guerras de Afganistán e Irak, conflictos que han dejado profundas cicatrices en el entramado social de EEUU y que han conducido a su gobierno a un callejón sin salida. Con el inicio de las guerras contra el terrorismo, EEUU abrió una Caja de Pandora, la cual es incapaz de cerrar ahora, cuando en el plano doméstico se agravan una serie de problemas, sin que victorias simbólicas, como la muerte de Osama Bin Laden, traigan el necesario alivio.»

Como casi todo lo que acontece últimamente en EEUU, la conmemoración del 11-S ha servido ara avivar los enfrentamientos entre las principales fuerzas políticas rivales nacionales, mientras que el Ejecutivo exhorta a los estadounidenses a hacer patente la solidaridad ciudadana, procurando un terreno común donde todos coincidan. Pero el llamado parece condenado de antemano a fenecer sin resultados positivos, pues ese altruismo está ahora mismo ausente en las más altas esferas de la vida política en EEUU. (DIARIO DEL PUEBLO) THE NEW YORK TIMES.- Con más de 14 millones de personas sin trabajo y todos los estadounidenses temiendo una recesión de doble caída, el presidente Obama plantó cara la noche del jueves a un Congreso que se ha resistido perversamente a mover un dedo para ayudar. Algunos republicanos se negaron a sentarse y escuchar siquiera. El programa del presidente es sólo un comienzo, y fue impreciso en varios elementos importantes, sobre todo fijar un camino directo al alivio de la hipoteca para prestatarios en dificultades. Y algunos de los recortes de impuestos para los empresarios pueden resultar ineficaces. Sin embargo, con 447 mil millones de dólares, el plan es lo suficientemente grande como para reducir potencialmente la tasa de desempleo y lo suficientemente amplio como para ser un estímulo importante. China. Diario del Pueblo 11-S: lo que la Casa Blanca oculta El diario estadounidense The New York Times reveló el 30 de agosto pasado que la Casa Blanca ha distribuido entre sus principales misiones diplomáticas en todo el mundo un documento, en el cual se incluyen las directivas para la conmemoración del 11-S. Según el Ejecutivo estadounidense, es preciso rendir un sentido homenaje a las víctimas de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, cuando perecieron personas de 90 países, y hacerlo independientemente de dónde se encuentren dichas representaciones oficiales. Lo ocurrido el 11-S no sólo cambió a EEUU, sino que ha tenido asimismo una notable influencia en la reconfiguración global en los aspectos militar, económico, político, cultural, social, y en la forma de sostener las relaciones internacionales. El 10mo aniversario del acontecimiento atrae la atención de la opinión pública mundial, que coloca sus ojos sobre la posición oficial que EEUU adoptará en la ocasión. La manera de conmemorar el 11-S conllevó repetidas reuniones del Gobierno en Washington, donde se estudiaron los pros y contras de cada variante, aunque al final primó entre las autoridades favorecer un bajo perfil para la efeméride, aunque haciendo hincapié en una mirada positiva y de futuro. Este talante, empero, no consigue ocultar la frustración acumulada y subyacente en la mente de muchos estadounidenses, en relación con el acontecimiento. Como reacción al 11-S, EEUU desencadenó las guerras de Afganistán e Irak, conflictos que han dejado profundas cicatrices en el entramado social de EEUU y que han conducido a su gobierno a un callejón sin salida. Obama se esforzó por propiciar la retirada de las tropas de Irak, a pesar de lo cual ha terminado por aceptar la extensión de su presencia en los teatros de guerra, lo que ha conducido además a una sobrecarga para la economía. Con el inicio de las guerras contra el terrorismo, EEUU abrió una Caja de Pandora, la cual es incapaz de cerrar ahora, cuando en el plano doméstico se agravan una serie de problemas, sin que victorias simbólicas, como la muerte de Osama Bin Laden, traigan el necesario alivio. A Obama le siguen quedando como asignaturas pendientes el cierre de la prisión de Guantánamo, el término de dos guerras y una creciente incertidumbre doméstica. Cuando se conmemora el 10mo aniversario del 11-S a nadie pasa inadvertido que se acercan ya las elecciones presidenciales de 2012. De ahí el silencio que prefiere guardar la Casa Blanca en la ocasión. Muestra de ello es que el presidente Obama acudirá a la Zona Cero ese día, así como al Pentágono, dos de las áreas golpeadas por los ataques del 11-S, pero no se espera que haga alocuciones al respecto. Según se aproxima la fecha, el Gobierno se ha dedicado a enfatizar que EEUU no fue la única víctima del terrorismo, a la vez que llama a la ciudadanía a estar preparados ante eventuales repeticiones de ataques terroristas. Como casi todo lo que acontece últimamente en EEUU, la conmemoración del 11-S ha servido para avivar los enfrentamientos entre las principales fuerzas políticas rivales nacionales, mientras que el Ejecutivo exhorta a los estadounidenses a hacer patente la solidaridad ciudadana, procurando un terreno común donde todos coincidan. Pero el llamado parece condenado de antemano a fenecer sin resultados positivos, pues ese altruismo está ahora mismo ausente en las más altas esferas de la vida política en EEUU. DIARIO DEL PUEBLO. 9-9-2011 EEUU. The New York Times El discurso del empleo Con más de 14 millones de personas sin trabajo y todos los estadounidenses temiendo una recesión de doble caída, el presidente Obama plantó cara la noche del jueves a un Congreso que se ha resistido perversamente a mover un dedo para ayudar. Algunos republicanos se negaron a sentarse y escuchar siquiera. Sin embargo, aquellos estadounidenses que le oyeron pudieron conocer una ambiciosa propuesta –más potente y de mayor alcance de lo esperado– que puede ser un primer paso crucial para reavivar la economía. Tal vez tan importante, escucharon a un presidente que estaba últimamente pasivo, pero que ahora con renovada energía contrastó con pasión su visión de un gobierno que utiliza sus recursos en tiempos difíciles con la visión de los republicanos de un gobierno privado de los medios para hacerlo. El programa del presidente es sólo un comienzo, y fue impreciso en varios elementos importantes, sobre todo fijar un camino directo al alivio de la hipoteca para prestatarios en dificultades. Y algunos de los recortes de impuestos para los empresarios pueden resultar ineficaces. Sin embargo, con 447 mil millones de dólares, el plan es lo suficientemente grande como para reducir potencialmente la tasa de desempleo y lo suficientemente amplio como para ser un estímulo importante. Como el Sr. Obama ha señalado, prácticamente todas las propuestas en su programa han sido aceptadas en los últimos años por los demócratas y por la generación anterior de republicanos que no se oponían por sistema a una política de lucha fiscal contra la recesión. Esta generación es diferente, y el desafío del presidente a la resistencia puramente partidista fue contundente y claro. "La cuestión es si, frente a la crisis nacional en curso, se puede detener el circo político y realmente hacer algo para ayudar a la economía", dijo. A pesar de que quizás se excedió en ocasiones, fue firme en exigir que el Congreso apruebe su plan de manera rápida y en autorizar sus beneficios para el estadounidense promedio. Directa, incluso burlonamente, desafió la visión republicana cada vez más nihilista acerca de que la presencia del gobierno es muy nociva. Al igual que Lincoln ayudó a iniciar el ferrocarril transcontinental y cedió terrenos a las universidades, dijo, los dos partidos deben conducir al país a salir de su crisis económica. Esperar a las próximas elecciones será un desperdicio de tiempo valioso, dijo. "La gente que nos trajo aquí –la gente que nos contrató para trabajar para ellos– no pueden permitirse el lujo de esperar 14 meses", dijo. "Algunos de ellos están viviendo semana a semana, cheque a cheque, incluso día a día. Ellos necesitan ayuda y la necesitan ahora." En el núcleo de su plan hay dos recortes en los impuestos sobre la nómina –uno para los empleadores y otro para los empleados– que han sido aceptados por los republicanos. El recorte para los empleados reduciría el impuesto al 3,1 por ciento de los ingresos en lugar del 4,2 por ciento negociado el año pasado (…) A pesar de que hubiera sido mejor dirigirlos a las familias de ingresos bajos y medios, pondrá dinero en los bolsillos de la gente de forma rápida y aumentará la demanda de los consumidores. Para los empresarios, el plan reduciría a la mitad el impuesto sobre la nómina para las pequeñas y medianas empresas – y será un incentivo para la contratación con carácter temporal, eliminando los impuestos para los nuevos empleados (y los aumentos para los ya existentes). Asimismo, las empresas recibirían un crédito fiscal de 4.000 dólares por contratar a gente sin trabajo durante más de seis meses. El seguro de desempleo se extenderá a cinco millones de personas. Aunque Obama dijo que más estadounidenses serían capaces de refinanciar sus viviendas a tasas de interés más bajas, no dijo cómo. El plan proveerá 35 mil millones de dólares en ayuda para los estados para evitar hasta 280.000 despidos de maestros, mientras permitirá la contratación de decenas de miles más, junto con oficiales de policía y bomberos adicionales. Crearía puestos de trabajo para modernizar 35.000 escuelas de todo el país. Y adelantaría 50 mil millones en mejoras para carreteras, vías férreas, de tránsito y de aviación. A pesar de que el plan sería pagado con mayores reducciones del déficit, dejó los detalles vitales para más tarde. Fue gratificante escuchar su llamamiento a más altos impuestos para las corporaciones y los ricos, pero su advertencia de recortes a Medicare y Medicaid –vitales para la gente más vulnerables– expresó su preocupación sobre el mercadeo de un importante programa por otro. Esperamos que el Sr. Obama cumpla su promesa de llevar sus propuestas a todo el país. La necesidad de actuar es urgente. THE NEW YORK TIMES. 8-9-2011

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