Secretario de Relaciones Institucionales Ciudadanos Partido de la Ciudadaní­a.

1-M Noche de Fiesta

La pasada jornada electoral del 1 de marzo fue un gran éxito de todos los que estamos trabajando para construir una sociedad de ciudadanos libres e iguales, donde el nacionalismo no sea utilizado por algunos, ni para dividir a los ciudadanos españoles, ni para adoctrinar y uniformizar a los ciudadanos de una determinada comunidad autónoma. En una sola noche los ciudadanos vascos y gallegos acabaron con dos gobiernos que habí­an hecho de la autoafirmación identitaria y de la confrontación con España el eje principal de su actuación.

En ese sentido la derrota del BNG en Galicia y del triartito nacionalista en el País Vasco supone toda una revolución que cambia radicalmente el escenario político de nuestro país. Por un lado el nacionalismo vasco puede, debe, quedar fuera del gobierno por primera vez en la historia de esa Comunidad Autónoma, y por otro lado el PSOE ha visto como fracasa rotundamente su experimento de alianza con los nacionalistas radicales en Galicia. A partir de este momento tanto PP como PSOE deberían haber aprendido la lección. Al nacionalismo se le vence enfrentándose a él y no asumiendo su discurso. Para ganar en Galicia, Núñez Feijoo ha tenido que comprometerse a derogar la normativa lingüística que su mismo partido aprobó y que la coalición de gobierno aplicaba con mano de hierro. Para desalojar al PNV del poder en el País vasco, los socialistas han tenido que clarificar su discurso ante el terrorismo y mostrarse inequívocos en la aplicación de la Ley de Partidos. Insisto en esta idea que me parece la lección más importante que se debe extraer de los resultados electorales del uno de marzo. Al nacionalismo se le debe y se le puede derrotar planteando alternativas basadas en la defensa de los derechos de los ciudadanos y en la lealtad de las distintas administraciones para con el conjunto del Estado. No sucumbiendo a la tentación de asumir sus postulados. Como los dos grandes partidos españoles ya han demostrado que en este sentido no son de fiar, y van variando su estrategia dependiendo de intereses electorales cortoplacistas, va a resultar fundamental seguir trabajando por una alternativa unitaria, que desde la generosidad y el desapego a los personalismos y a los intereses partidistas, suponga una opción real y sólida para todos aquellos que desean ver cambios más profundos en la política española.

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