Subversivas, 40 años de activismo LGTB en España

En el contexto del World Pride 2017 se presenta la exposición ’Subversivas. 40 años de activismo LGTB en España’ que tendrá lugar entre el 15 de junio y el 1 de octubre en el Palacio de Cibeles.

2017 es mucho más que el año del World Pride en Madrid. 2017 es el año en que podemos celebrar cuatro décadas desde la primera manifestación del Orgullo en nuestro país. Más de cuarenta años de reivindicación por los derechos de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales. Esta exposición pretende celebrar por todo lo alto este 40 aniversario del movimiento LGTB en España.

Las personas que hoy se reconocen como lesbianas, gais, transexuales, transgénero y bisexuales han sido objeto de una discriminación centenaria. A lo largo de la historia se los ha encarcelado, torturado y asesinado, primero bajo el discurso religioso, y después con una justificación médico-legal.

Víctimas de la Inquisición, de las cárceles y los psiquiátricos, no alzaron la voz hasta bien entrado el siglo XIX, cuando una primera ola de activistas comenzó una lucha en favor de derechos y dignidad que aún no ha terminado.

Grandes especialistas en derecho y medicina empezaron a reivindicar la despenalización de las prácticas sexuales entre personas del mismo sexo; grandes autores y autoras ofrecieron una visión realista y en primera persona de sus experiencias vitales. Nombres como Ulrichs, Hirschfeld, Wilde o Radclyffe Hall abrieron camino en un contexto de intolerancia.

Y así, en el territorio español aparecieron algunas personas con el valor suficiente para enfrentarse a la cuestión de la diversidad sexual y de género. Investigadores y artistas que comenzaron a nombrar «el amor que no se atreve a decir su nombre».

Esta es la Historia de la represión que sufrieron, y de cómo llegó el día en que decidieron sublevarse.

40 años de silencio. El franquismo

El peso de las décadas del franquismo es fundamental para comprender el pasado y presente del activismo LGTB, tanto por la pervivencia de sus discursos, como por la dureza y efectividad con la que se ejerció la represión.

Todo ello tuvo su reflejo principal en normativas específicas como la reforma de la Ley de Vagos y Maleantes de 1954 y la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social de 1970.

Las penas a las que eran sometidas las personas homosexuales y las transexuales (prácticamente desconocidas y vistas como homosexuales o travestis por un régimen que no distinguía entre orientación sexual e identidad de género) iban desde las penas de cárcel hasta el envío a campos de concentración, pasando por tratamientos que buscaban curar lo que se consideraba una enfermedad. Discursos médicos de curación de la homosexualidad masculina y femenina se publicaban en revistas y fueron institucionalizados en prácticas psiquiátricas con figuras singulares como López Ibor y Vallejo-Nájera.

Estas visiones tuvieron como resultado la consolidación de la homofobia social, presente en los medios de comunicación y en la producción cultural de la época. Otro reflejo lo encontramos en las vicisitudes de diferentes autores y autoras que sufrieron el exilio –como Miguel de Molina– o el silenciamiento –como Gloria Fuertes–.

De la clandestinidad a la legalidad

En 1970 el anuncio de la aprobación de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social provocó una reacción entre las personas no heterosexuales, travestis y trans en el Estado español.

Un pequeño grupo de personas, entre las que destacan Armand de Fluviá, Francesc Francino y, más tarde Amanda Klein, fundaron en la clandestinidad el Movimiento Español de Liberación Homosexual (MELH) y en 1972 comenzaron a publicar la revista AGHOIS.

Con la muerte del dictador, en 1975, el MELH se convierte en el Front d’Alliberament Gai de Catalunya (FAGC), y junto a él empiezan a aparecer frentes por todo el territorio, agrupados posteriormente bajo la Coordinadora de Frentes de Liberación Homosexual del Estado Español (COFLHEE). Sus principales demandas fueron la abolición de la Ley de Peligrosidad, que fue posible -parcialmente- en 1979, y la legalización de las organizaciones activistas. El FAGC consiguió ser inscrito en 1980: el movimiento LGTB ya era legal.

La Transición supuso una explosión de reivindicaciones de libertad. Junto a las demandas políticas de aquellos Frentes de Liberación, aparecen publicaciones de la relevancia de Party; y un buen número de artistas visibles, como Ocaña, comienzan su carrera. Y así, el 26 de junio de 1977, lesbianas, gais, bisexuales y transexuales de Barcelona salieron a la calle en para manifestarse. El Orgullo había llegado a España.

El orgullo

El Orgullo LGTB es el evento de mayor visibilidad y trascendencia para el movimiento activista desde la década de los 70. Conmemora cada año los altercados acontecidos en 1969 en el neoyorkino barrio de Greenwich Village, cuando una redada policial en Stonewall Inn, un local de ambiente, motivó una serie de protestas y enfrentamientos que serían recordados como el primer levantamiento en Estados Unidos de las personas LGTB frente a un sistema represor.

Aquellos eventos motivarían un crecimiento sin precedentes de la lucha LGTB organizada en colectivos de activistas. Un año más tarde, entre el 27 y el 28 de junio de 1970, se celebrarían en Chicago, Nueva York y Los Ángeles las primeras marchas con motivo del primer aniversario de los disturbios.

En España habría que esperar hasta 1977 para ver la primera de las marchas del Orgullo, convocada en Barcelona, en un momento en el que algunas de las leyes franquistas se mantenían vigentes, las reivindicaciones adquirieron cada vez más fuerza.

Décadas más tarde, el Orgullo se ha convertido en uno de los eventos más multitudinarios del Estado español allí donde se celebra, lo cual ha supuesto la transformación de las manifestaciones en relevantes herramientas políticas para los diferentes movimientos LGTBI y queer.

Los años del SIDA y el feminismo lésbico

Tras los duros años de clandestinidad y represión, las reivindicaciones del colectivo empezaban a materializarse de manera pública, intentando abrirse un hueco tímidamente en la agenda social. A finales de la década de los 70 comienzan a aparecer grupos de homosexuales organizados en gran parte del territorio del Estado español.

La historia del activismo lesbiano comienza de la mano del feminismo. Muchas lesbianas salen de los grupos mixtos de homosexuales debido a que sus reivindicaciones quedan relegadas a un segundo plano. Se entiende que es mejor un activismo desde los colectivos feministas, mediante la organización de áreas propias dentro de estos y la creación de nuevos grupos. Su integración supondrá la entrada de nuevos discursos en el feminismo, dando lugar al nacimiento de la idea de la “lesbiana política”.

En este momento las organizaciones homosexuales comienzan a centrar su atención en la lucha contra el sida. Mientras las administraciones públicas daban la espalda a la terrible crisis surgida en los años 80 y su inacción tenía como consecuencia un gran número de víctimas; fueron los colectivos los que reivindicaron medidas y acciones para paliar el problema, creando campañas de prevención y dando la cara en la lucha contra el estigma y el silencio.

La articulación del movimiento

La década de los 90 lleva aparejada la progresiva definición y consolidación de los movimientos LGTB en el Estado español. Junto a las organizaciones ya existentes, nacidas a partir de mediados de los 80 –como COGAM o el Col·lectiu Lambda–, un gran número de colectivos, fundaciones y asociaciones comienzan a aparecer en diferentes Comunidades Autónomas.

El nuevo o renovado movimiento LGTB comienza a plantearse otros retos, favoreciendo la visibilidad de identidades como la bisexualidad o la transexualidad y dedicándose la prestación de servicios desatendidos por las administraciones públicas, como la educación en salud sexual y la prevención del VIH.

A través de la prestación de estos servicios, numerosas organizaciones comienzan a recibir apoyo de algunas administraciones públicas y a institucionalizarse, lo que conduce a una cierta estabilidad dentro del panorama asociativo. Del mismo modo entran en contacto con los negocios de barrios como Chueca o el Gaixample; un tejido empresarial cada vez más visible y próspero, y progresivamente más significativo para la vida de las personas LGTB.

En este contexto las relaciones entre diferentes sectores y sensibilidades dentro del movimiento LGTB dan lugar a escisiones y nuevos proyectos, como el del activismo queer, o a organizaciones de mayor envergadura, como la actual Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), fundada en 1992.

Las leyes de la igualdad

A comienzos del siglo XXI, tras la aprobación de varias leyes de parejas de hecho autonómicas, la FELGTB apostó por el siguiente paso en el camino hacia la igualdad legal, el acceso al matrimonio.

Bajo el gobierno de José María Aznar, la FELGTB fue invitada al palacio de la Moncloa. Allí se le transmitió que si retiraba la demanda de acceso al matrimonio, el gobierno sacaría la ley de parejas de hecho que el colectivo demandara. La respuesta fue rotunda: la igualdad, o es plena o no lo es. Pocos años después, en 2005, el Congreso reformaba el Código Civil.

Meses más tarde, el Partido Popular interpuso ante el Tribunal Constitucional el llamado “recurso de la vergüenza”, defendiendo que el único matrimonio válido es entre un hombre y una mujer. Tras 7 años en los que el movimiento reivindicaba sus familias, en noviembre de 2012, el Constitucional sentenció que el derecho al matrimonio no se podía restringir por orientación sexual.

Además del matrimonio, el colectivo LGTB, puso el foco de sus reivindicaciones en la lucha de las personas transexuales. En 2007, se aprobaba la Ley de Identidad de Género, que permitía acceder al cambio registral de nombre y sexo, sin necesidad de someterse a una operación, y aportaba un marco de seguridad jurídica a las personas transexuales en su transición.

El Estado español se posicionaba a la cabeza de la defensa de los Derechos LGTB.

25 años de FELGTB

La Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) es una Federación de asociaciones que reúne entidades de distintos ámbitos geográficos y campos de actuación.

El origen de la FELGTB se remonta a abril de 1992, cuando se constituye la FEGL, Federación Estatal de Gais y Lesbianas.

En el año 2017 la Federación celebra, por tanto, su vigésimo quinto aniversario. En este periodo, sus cambios de denominación revelan la evolución del activismo LGTB y de sus reivindicaciones y discursos.

En el I Congreso de la Federación (Granada, 2000) se aprueba el intercambio de la G y la L en sus siglas, que pasan a ser FELG, apostando por la visibilidad de las lesbianas. En el II Congreso (Madrid, 2002) gracias a la integración de las organizaciones transexuales se añade la T y la Federación se convierte en FELGT. Hasta el IV Congreso (Madrid, 2007) no se incorporaría el discurso bisexual, añadiendo la B y convirtiéndose en la actual FELGTB.

En estos veinticinco años la Federación ha llevado la voz y las reivindicaciones del colectivo LGTB a las instituciones a nivel estatal, luchando por la igualdad real en todos los ámbitos, alcanzando grandes cambios a nivel legislativo y social, y respaldando las iniciativas propias de las entidades.

El camino hacia la igualdad real: la ley LGTB estatal

La Igualdad Legal no es sinónimo de Igualdad Real. Esto se ha demostrado tras 12 años de Matrimonio Igualitario y 10 años de la aprobación de la Ley de Identidad de Género.

El movimiento LGTBI ha madurado, ha aprendido a estructurarse y maneja muchas más herramientas para conocer la realidad del colectivo en profundidad.

Los discursos de la discriminación continúan presentes en nuestra sociedad: la patologización de las personas trans y la negación de su derecho de autodeterminación, los elevados niveles de delitos de odio por LGTBfobia, la gran cantidad de adolescentes que sufren acoso escolar, la invisibilidad de lesbianas y bisexuales, la discriminación laboral, el miedo a salir del armario con el que todavía viven tantas personas…

Por eso, la FELGTB ha redactado una propuesta de ley integral, transversal, completa e innovadora. Para ello ha contado con la colaboración de numerosas organizaciones de todo tipo, LGTB y no LGTB, sindicatos, universidades, asociaciones juveniles, familiares… Después lo ha sometido a debate con todos los grupos parlamentarios.

El 4 de mayo de 2017 esta propuesta se registró en el Congreso de los Diputados.

Con estos desafíos continúa la historia de un movimiento que tras 40 años de movilizaciones sigue reivindicando el derecho a ser y existir.

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