El genocidio que no acaba

Casi 1.500 personas permanecen desde el pasado jueves en el Prudence, el barco de búsqueda y rescate de Médicos Sin Fronteras (MSF). La embarcación no puede regresar a Sicilia por las fuertes medidas de seguridad adoptadas con motivo de la cumbre del G7, celebrada en la ciudad de Taormina (situada en la costa este de la isla).

1.089 migrantes muertos en el Mediterráneo en los cuatro primeros meses de 2017. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) acaba de hacer público su último balance sacando a la luz una cruda realidad que perdura a día de hoy: 1.633 personas han muerto en migraciones a lo largo del mundo en el primer cuatrimestre del año. Y casi dos tercios, 1.089 personas, lo hacían en el Mediterráneo.

La OIM informó que 43.357 migrantes llegaron a Europa por vía marítima entre las fechas de 1 de enero a 26 de abril. Tras de sí cayeron muertos 1.089 migrantes, lo que supone que un 2’5% de los que partieron en balsas y pateras buscando llegar a Europa. La gran mayoría de las muertes (un 90%) ocurrieron en viajes en precarias embarcaciones desde Libia hasta Italia. Sin embargo, también se han registrado 37 muertos de personas tratando de llegar a Grecia y 50 tratando de llegar a España. Eso sí, estos no son los datos completos, ya que OIM reconoce que le falta la totalidad de los reportes del Norte de África y del Cuerno de África, dos corrientes migratorias en donde la recopilación de datos suele ser más lenta de lo habitual.

Se sigue la tendencia del año pasado. En el 2016, murieron emigrando hacia Europa por mar 5.098 personas. Murieron de media 14 personas al día, un record que no se había alcanzado nunca antes en la historia. De hecho, fue un incremento del 25% con respecto al año 2015, año en que empezó la crisis migratoria, en la que murieron 3.775 personas. Cabe destacar también que en el primer cuatrimestre de 2016 llegaron a Europa 182.022 personas, y murieron 1.266. Es decir, habiendo partido cuatro veces más el número de gente que este año, murió más o menos la misma cantidad de personas que este año.

Lo que nos lleva a la siguiente supuesta paradoja. Si bien el número de migraciones está descendiendo drásticamente con respecto a su estallido en 2015 (en donde más de un millón y medio de personas llegaron a costas europeas) el número de muertes en el mar permanece estable, o incluso aumenta como pasó de 2015 a 2016.

No existe una correlación entre cantidad de gente que viene a Europa y vidas que se pierden en el mar. La muerte de todos estos hombres, mujeres, ancianos y niños que viajan en condiciones precarias huyendo de la guerra, el hambre y la miseria son evitables. Basta ya de convertir el Mediterráneo en una sangrienta trinchera para frenar la inmigración. No hay justificación alguna para seguir permitiendo que nuestro mar siga siendo un cementerio de tantas vidas perdidas.

Las burguesías monopolistas europeas levantan sus propios muros, frente a todos aquellos que buscan una vida mejor huyendo del horror que el imperialismo siembra con sus guerras y su miseria, prolongando así que el mar siga siendo una gigantesca fosa común.

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