De Robinson Crusoe a Kafka

El hombre bajo el capitalismo monopolista está expresado en las pesadillas de Kafka

Podemos enfrentarnos a la evolución de la idea de Hombre en la sociedad burguesa con dos obras cumbres de la literatura universal, el «Robinson Crusoe» de Daniel Defoe y «El Proceso» de Franz Kafka.

A través del arte, el hombre -los grupos sociales, mediante artistas con una especial sensibilidad para concentrar los problemas colectivos- expresa los confictos que existen en la sociedad.

Podemos enfrentarnos a la evolución de la idea de Hombre en la sociedad burguesa con dos obras cumbres de la literatura universal, el “Robinson Crusoe” de Daniel Defoe y “El Proceso” de Franz Kafka.

“Robinson Crusoe” se publica en Inglaterra en 1719, setenta años antes de la Revolución Francesa pero ochenta después de que ya se haya realizado en Reino Unido la revolución burguesa encabezada por los puritanos de Cromwell.

“Robinson Cruose” es la historia del náufrago que, en solitario, construye toda una sociedad en una isla desierta. Pero no una sociedad cualquiera, sino una sociedad burguesa, y colonial, donde Robinson acaba convertido en rey y los indígenas en sus súbditos.

Marx supo captar muy bien las intenciones morales, y políticas, del Robinson de Defoe y de todos los robinsones que aparecieron por Europa tratando de reproducir el modelo:

«Las robinsonadas no expresan en ningún modo, como se lo figuran los historiadores de la civilización, una simple reacción contra un excesivo refinamiento y el retorno a una vida primitiva mal comprendida. (…) Éstas anticipan más bien la sociedad burguesa que se preparaba en el siglo XVI y que en el siglo XVIII marchaba a pasos agigantados hacia su madurez. En esta sociedad de libre competencia, el individuo aparece como desprendido de los lazos de la naturaleza, que en épocas anteriores de la historia hacen de él una parte integrante de un conglomerado humano determinado, delimitado».

Pero la idea de hombre ya no es hoy la expresada en Robinson Crusoe, reaccionaria pero todavía envuelta en un halo de “romanticismo”. El hombre pequeño burgués y su libertad es hoy aplastada por el monopolio y los Estados imperialistas.

El hombre bajo el capitalismo monopolista está expresado en las pesadillas de Kafka, en “El Proceso”, con Joseph K acusado por el Estado de un delito que desconoce, convertido en culpable hasta que no demuestre su inocencia, algo totalmente imposible. El hombre aplastado por poderes inmisericordes, convertido, como en “La metamorfosis” en un repugnante insecto.

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