A pesar de los intentos de EEUU por boicotear la CELAC, el primer foro de países hispanos sin la presencia de Washington es ya un éxito rotundo. Celebrar su segunda cumbre en Cuba era una bofetada a la superpotencia. Y los resultados han superado todas las expectativas. Mientras que la Cumbre Iberoamericana o la Cumbre de las Américas «foros más propicios a la intervención norteamericana- languidecen, la CELAC «expresión de la voluntad de independencia del mundo hispano- exhibe una salud excelente. Y cuanta más autonomía respecto a Washington conquista, mejor le van las cosas al mundo hispano. ¿Cuál es el «lugar en el mundo» de España? ¿Someterse a los recortes dictados del FMI y Merkel? ¿O unirse al camino de soberanía y desarrollo que nos enseñan el resto de países del mundo hispano?
En la última Cumbre Iberoamericana faltaron los representantes de 12 de los 22 países convocados. Una apatía que llevó a los mandatarios a ponerse de acuerdo al menos en una cosa: reunirse cada dos años en vez de anualmente. «España debe unirse al camino de soberanía y desarrollo que nos enseñan el resto de países del mundo hispano»
Es el resultado de un foro que nació con la voluntad de impulsar la unidad del mundo hispano, pero que se arrastra de fracaso en fracaso porque no se enfrenta al dominio norteamericano.
Hace cinco años, la Venezuela de Hugo Chávez planteó una alternativa para cortar ese “nudo gordiano”: construir un foro de países hispanos sin la presencia de EEUU ni Canada. Es decir, un foro donde la unidad del continente americano se enfrentara explícitamente al control imperial.
En su segunda cumbre celebrada en La Habana, la CELAC ha demostrado ser una apuesta de éxito. De los 33 líderes convocados –todos los países del continente excepto EEUU y Canada- han acudido 31. Solo faltó el presidente salvadoreño, obligado a prestar atención a unas elecciones donde se juega su futuro, y el grotescamente proyanqui mandatario panameño.
Una gran parte de los presidentes han querido reunirse con Fidel Castro, provocando con ello el enfado de Washington.
El éxito diplomático se completa con la presencia del secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, y de El éxito diplomático se completa con la presencia de José Miguel Insulza, el primer secretario general de la OEA que pisa Cuba desde 1962.
Los temas centrales de la cumbre de la CELAC han sido “la lucha contra la pobreza, el hambre y la desigualdad” y el objetivo de “crear un espacio político común” fuera del poder y la influencia de Estados Unidos.
Así lo expresó Raúl Castro en el discurso de apertura, recordando “la larga historia de intervención en los asuntos internos, invasiones militares y sangrientos golpes de Estado”. Y asegurando que “los llamados centros de poder no se resignan a haber perdido el control de esta rica región, ni renunciarán a los intentos de cambiar el curso de la historia en nuestros países para recuperar la influencia perdida y beneficiarse de sus recursos”.
El presidente cubano llamó a los países de la región a ejercer la plena soberanía sobre sus recursos naturales y a replantearse su relación con las multinacionales. “Son innegables los beneficios de la inversión extranjera… pero olvidamos el crecimiento desmedido de las utilidades [beneficios] que obtienen”.
Este, el de ganar autonomía para librarse del “saqueo exterior” y disponer de las riquezas nacionales para nuestro desarrollo, es el camino que ha permitido desarrollarse al mundo hispano.
Según datos de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina), en el continente la pobreza ha caído 15,7 puntos porcentuales desde 2002 mientras la indigencia se ha reducido en ocho puntos.
Y la ONU afirma que en el mundo hispano la desigualdad social, aunque sigue siendo dramática, ha disminuido en los últimos diez años.
Es el resultado de las políticas de redistribución de la riqueza, ampliación de la democracia y defensa de la soberanía nacional aplicada por los cada vez más numerosos gobiernos progresistas y patrióticos en el mundo hispano.
Este camino de unidad e independencia es el que se ha fortalecido en La Habana.
Desde España no solo felicitamos a los países hermanos del mundo hispano. Queremos estar con ellos. Nuestro lugar no es el de ser territorio de intervención del FMI o del BCE. Sino el de unirnos a un mundo hispano que, cada vez más autónomo de EEUU, se está convirtiendo en un protagonista cada vez más activo en el escenario global.