‘Sotto voce’ y entre líneas -y mientras sigue subiendo los tipos de interés para aumentar los beneficios de los bancos mientras castiga a consumidores y pymes- el Banco Central Europeo, dirigido por Christine Lagarde y Luis de Guindos, reconoce lo que es un secreto a voces: que la inflación está siendo provocada por las altas ganancias de las grandes empresas, y no por los costes laborales.

De puertas para afuera, el Banco Central Europeo (BCE) sigue manteniendo el mismo mantra neoliberal. Desde el año pasado, cuando al mismo tiempo que el fin de la pandemia, los cuellos de botella en la cadena de suministros y el estallido de la guerra de Ucrania, el BCE advirtió que las empresas estaban asumiendo fuertes aumentos de costes (energía, materias primas, salarios), y que esto era la causa de la rápida espiral inflacionaria.

De acuerdo con este diagnóstico, tocaba apretar las tuercas a trabajadores y consumidores: bloqueando o endureciendo las subidas salariales -haciendo perder poder adquisitivo a los trabajadores- y subiendo unos tipos de interés que en poco más de un año han pasado de cifras negativas a los actuales 3,5 puntos.

Pero de puertas para adentro, el BCE maneja otra valoración que echa por tierra la narrativa macroeconómica predominante y pone en duda la eficacia del plan trazado -aumento de tasas- para bajar los precios. Aunque no lo reconozcan de forma oficial, según la agencia Reuters, los responsables de la formulación de políticas del BCE han informado a su consejo de gobierno de otro diagnóstico: que la inflación en el continente está siendo alimentada por los beneficios empresariales y no por el aumento de los los costes laborales y productivos. Que la inflación está siendo «hinchada» por una «inflación de beneficios» de bancos y grandes monopolios.

A esta misma conclusión ya habían llegado, meses antes, dos trabajos de investigación socioeconómicos. En su informe para el Foro de Davos de enero de 2023, la ONG Oxfam Intermón denunciaba que -sin lugar a dudas- el considerable aumento de los márgenes de ganancias empresariales (de las grandes empresas, no de las pymes) explicaban el 90% de la inflación en España. Y bastante antes, en julio de 2022, un informe de CCOO demostraba que al menos un 83% de la subida de los precios estaba provocada por el aumento de los beneficios monopolistas y financieros.

Los responsables de la formulación de políticas del BCE han informado a su consejo de gobierno que la inflación está siendo «hinchada» por una «inflación de beneficios» de bancos y grandes monopolios.

Conclusiones (internas) del retiro en Finlandia

Es el descarado y notable aumento de los márgenes de beneficios de bancos y grandes empresas, y no el aumento de los costes laborales y productivos, los que están «inflando la inflación». A esta conclusión llegaron, según la agencia Reuters, los responsables de la formulación de políticas del BCE, quienes, semanas atrás, se reunieron en un «retiro» en el pueblo finlandés de Inari para elaborar un informe para el Consejo de Gobierno del banco.

En aquel cónclave se puso en evidencia que la mayoría de las grandes empresas de la zona euro se están beneficiando de la alta inflación, mientras que los trabajadores y los consumidores están pagando duramente la factura. Y que los bancos estaban aprovechando a su favor el «arbitraje financiero» del BCE, logrando una cuantiosísima «caja extra» gracias a la subida de los tipos. Sólo en España, los grandes bancos del Ibex35 han cerrado 2022 con los mayores beneficios de toda su historia (21.000 millones), en buena parte gracias al maná de beneficios caídos del cielo con una subida del euribor, que condena a las familias a tener que pagar 200, 300 y 400 euros más al mes por su préstamo hipotecario.

Según estos informes internos del BCE, el impacto en 2022 de esos beneficios en las presiones inflacionistas ha sido “excepcional desde una perspectiva histórica”. Los «papeles de Finlandia» señalan varios sectores en los que el incremento de las ganancias superan los de los salarios: agricultura, energía, industria, construcción u hostelería y restauración.

Una conclusión que debía manejarse con cuidado y que no ha sido admitida públicamente por el BCE, ya que -como decía en su reportaje Reuters- «la idea de que las empresas han estado elevando los precios por encima de sus costos a expensas de los consumidores y los asalariados probablemente enfade al público en general».

No dejes que la realidad te arruine la receta que quieres imponer

A pesar de que son plenamente conscientes de la verdadera causa de la inflación, en público, el BCE se sigue aferrando a su diagnóstico… y a sus recetas. Los salarios se mencionaron 14 veces en la última conferencia de prensa de Lagarde, mientras que los beneficios empresariales no recibieron una sola mención.

Su adjunto, Luis de Guindos, advirtió en esa rueda de prensa que el BCE debe «tener cuidado» porque “los sindicatos podrían exigir aumentos salariales excesivos”.

Y han anunciado que, muy probablemente, deberán seguir aumentando el precio del dinero.

No, el BCE no es una «autoridad monetaria» imparcial ni neutral. Se deben a sus verdaderos dueños: las principales oligarquías financieras y burguesías monopolistas del continente.

A pesar de que son plenamente conscientes de la verdadera causa de la inflación, en público, el BCE se sigue aferrando a su diagnóstico… y a sus recetas. Se deben a sus verdaderos dueños.

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El sueldo de los trabajadores ha crecido nueve puntos menos que la inflación

Y mientras usted se empobrece… ellos se forran

El salario nominal de (la mayoría de) los españoles ha subido el año pasado. En el cómputo anual, el incremento del SMI con respecto a 2022 es de 1.120 euros. Recordemos que el año pasado el SMI quedó fijado en 1.000€ por 14 pagas, y que en 2023 volverá a incrementarse a 80€.

Pero este hecho positivo no puede ocultar la cruda realidad: los sueldos de los españoles, el salario relativo, el poder adquisitivo de los sueldos, se han devaluado en un 9% en los últimos años, y muy especialmente en 2022.

Visto de conjunto, ingresan más dinero en nuestra nómina. Pero esos euros nos sirven para comprar menos bienes de uso y consumo. Nuestro sueldo ha perdido nueve puntos de poder adquisitivo en los últimos 15 años. Es decir, que en término medio el conjunto de los trabajadores españoles somos un 9% más pobres que hace una década y media.

Todo ello en un año donde los beneficios empresariales han crecido -en término medio- siete veces más que los salarios.

Es lo que evidencian los datos de Eurostat, del Instituto Nacional de Estadística o del Ministerio de Trabajo, en informe publicado por la consultora ICSA Group y Eada Business School: entre 2007 y 2022 la inflación acumulada es del 33%, mientras los sueldos de los empleados de base crecieron un 23,9%. Es decir, el poder adquisitivo de los asalariados cayó un 9,1%.

Todo ello en un año donde los beneficios empresariales han crecido -en término medio- siete veces más que los salarios. Y donde los grandes bancos y monopolios han decidido premiar con una lluvia de dividendos y retribuciones tanto a los grandes ejecutivos como a los accionistas.