Todo el país hierve de indignación al ver la brutal represión del gobierno de Milei contra los jubilados.
La policía a las órdenes de la Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, ha cargado inmisericordemente contra octogenarios, les ha golpeado con porras, les ha lanzado pelotas de goma y gases lacrimógenos, y ha criminalizado a abuelos que sólo protestan porque los recortes en su pensión no les da para comer o para pagar sus medicamentos.
Esta nueva cima de ignominia del ultraderechista gobierno de Milei ha soliviantado a una sociedad argentina que ya es un caldero hirviente de pobreza, malestar e indignación. Por eso, convocados por sindicatos, movimientos sociales, organizaciones estudiantiles, partidos de izquierda y hasta las hinchadas de los equipos de fútbol, centenares de miles de argentinos han desafiado a los cordones policiales y han acudido a apoyar a los jubilados en su protesta frente al Congreso.
«Prefiero morir aquí de pie, aquí luchando, que sin medicamentos porque no me alcanzá la plata»; «Yo ya estoy muerta de hambre, como una vez al día, cómo no voy a seguir viniendo»; «No tengo nada que perder».

Estas son algunas de las afirmaciones más repetidas de los cientos de jubilados que cada miércoles se manifiestan frente al Congreso, en Buenos Aires. Los hay hasta en silla de ruedas, como Pedro Ávalos. “Nos estamos sosteniendo con la ayuda de los hijos y de los amigos. No hay posibilidad de medicamento ni de ningún tipo de beneficio. Y no es cierto que no hay plata. En realidad hay plata, pero la desvían”, dice este abogado de 70 años a Página 12. «Nos están hambreando, pero la lucha de los jubilados es tenaz. Va a quedar en la historia», dice Helena, otra septuagenaria.
Hace dos semanas, la feroz Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich -que fue candidata del macrismo y hoy dirige las políticas represivas del gobierno ultra- ordenó contestar con la máxima dureza las protestas. Las cargas policiales y los proyectiles de los antidisturbios, disparados directamente contra los manifestantes, impactaron en la cabeza de un joven fotógrafo -Pablo Grillo- que se debate entre la vida y la muerte.
También han dado la vuelta al mundo las imágenes que mostraban a la policía cargando contra Beatriz Blanco, de 81 años, que cayó redonda al suelo. Sin embargo, esta octogenaria, puño en alto y acompañada de sus hijas, es una de las que ha vuelto al Congreso. «Cada miércoles vamos a ser más», dice levantando el bastón y con una camiseta que reza «jubilada patotera» (pandillera), en referencia a los insultos que les dedica la Bullrich.
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La razón de las protestas

Las políticas de Milei están golpeando duramente a una amplia gama de sectores populares, pero el castigo contra los pensionistas es uno de los más crueles. La mayoría de los siete millones de jubilados que tiene Argentina está arañando la línea de pobreza.
Dos tercios de los mayores argentinos cobran la pensión mínima, que en febrero alcanzó los 343.000 pesos -unos 300 dólares- apenas por encima de la canasta básica, ahora cifrada en 334.500. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censo (Indec), entre los mayores de 65 años la pobreza prácticamente se duplicó en el primer semestre que gobernó Milei en comparación con los seis meses anteriores: pasó del 17,6% al 29,7%.
Esto es fruto de la decisión de congelar el bono que recibían las pensiones más bajas, mientras que el coste de la vida se ha duplicado, impulsado por el fuerte aumento de las tarifas del agua, gas y electricidad. Otro factor que ha impactado gravemente en los jubilados es el fuerte aumento del coste de los medicamentos, con incrementos promedio del 240%, según un informe del Centro de Profesionales Farmacéuticos (Ceprofar). Esto ha hecho que muchos fármacos se hayan vuelto inasequibles para gran parte de los jubilados.
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«Todos con los viejitos»

Los jubilados argentinos no se arredran y siguen manifestándose, desafiando el montaje represivo de Bullrich y Milei. Pero ya no están solos. Las imágenes de la represión a los abuelos han soliviantado a Argentina, y miles y miles y miles de personas se han lanzado a arroparlos. Entre ellos hay sindicalistas, estudiantes y jóvenes militantes de izquierdas, pero también las hinchadas de los equipos de fútbol.
La pasión de los argentinos por el deporte rey es bien conocida, y también la encendida rivalidad entre algunos de sus equipos. Pero aquí todo eso se ha puesto al servicio de una causa justa, de acompañar y proteger a los «viejitos». Las aficiones de clubes como River, Boca, Independiente, Racing, San Lorenzo, Vélez, Huracán, Gimnasia, y Chacarita, entre otras 30 hinchadas, se han volcado acompañando a los pensionistas. En la boca de los hinchas resuenan aquellas palabras de Maradona, aquellas que dijo cuando las luchas contra el corralito de 2001: “Hay que ser muy cagón para no defender a los jubilados”. «Si salimos todo el mundo a festejar Argentina campeona del mundo, ¿cómo no vamos a salir a defender a los abuelos?»
Sus cánticos, desafiantes -«Policía, policía, no te lo decímos más, si nos tocan a los viejos, que quilombo se va a armar», «Patricia Bullrich, la puta que te parió»- o sarcásticos -«Che peluca compadre, la concha de tu madre, le pegas a los viejos, nos mandas a la yuta, te coges a tu hermana, sos un hijo de puta…» (contra Milei)- dan cuenta del espíritu de lucha e indignación de estas movilizaciones.
La ministra Bullrich exigió a los clubes de fútbol que emitieran un comunicado asegurando que iban a expulsar a los hinchas que fueron a bancar a los jubilados. La respuesta de los equipos es que sus jugadores han salido a los campos con pancartas como «Fuerza Pablo Grillo».
Los hinchas se suman así a sindicatos, partidos de izquierdas y organizaciones estudiantiles, que también han acudido en masa a apoyar las movilizaciones de los jubilados. “Todos seremos jubilados”, “Su lucha de hoy es la nuestra de mañana”, podía leerse en carteles de universitarios y trabajadores que se sumaron a la marcha. Todos ellos repiten las palabras de Norma Plá, otra legendaria luchadora de los jubilados argentinos, precursora del movimiento piquetero: “Somos más pueblo que milicos”.
Las aficiones de clubes como River, Boca, Independiente, Racing, San Lorenzo, Vélez, Huracán, Gimnasia, y Chacarita, entre otras 30 hinchadas, se han volcado acompañando a los pensionistas.
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Milei firma un cheque en blanco con el FMI para un nuevo endeudamiento

Mientras miles y miles de personas, desafiando el cordón policial. llenaban los alrededores del Congreso en Buenos Aires para protestar contra el ajuste a los jubilados y la feroz represión de la semana anterior, en el interior del Palacio Legislativo Milei y sus aliados macristas perpetraban una nueva entrega de Argentina a las fauces del Fondo Monetario Internacional.
Con 129 votos a favor y 108 en contra, la Cámara de Diputados aprobó un decreto del presidente ultra que se autorizaba a sí mismo a tomar deuda con el FMI sin precisar montos ni otros detalles. Precisamente esta opacidad del decreto, que sólo indica que serán créditos con un plazo de amortización de diez años y un período de gracia de cuatro años y seis meses, levantó las iras de la oposición.
No es la primera vez que un presidente entreguista firma un «pacto con el diablo» con el FMI, hipotecando el futuro de Argentina. En abril de 2018, Mauricio Macri firmó un acuerdo con la institución financiera, de sede en Washington, que otorgó al país sudamericano 57.000 millones de dólares a cambio de un severo programa de ajuste.
El artífice de este nuevo endeudamiento con el FMI es el mismo ministro de Economía de Macri -Luis Caputo- y aunque no han revelado los detalles del nuevo acuerdo, significará un nuevo dogal para Argentina, y sin duda irá aparejado a nuevos y aún más draconianas políticas de recortes y ajustes antisociales.