El incremento de votos de Vox no es ajeno a la atención mediática que se ha otorgado, de un tiempo a esta parte, a esta formación de extrema derecha, que tiene poderosos patrocinadores al otro lado del océano. Su ascenso en los últimos meses ha transcurrido paralelo al refuerzo de los vínculos de Vox con poderosos personajes del establishment de Washington, incluso con estrechos consejeros de Trump: John Bolton o Jared Kushner.
¿Como es posible que en un país como España -y más en una región como Andalucía- la ultraderecha haya cosechado 396.000 votos?. Nuestro país cuenta con una mayoría social nítidamente progresista y ha sufrido 40 años de dictadura fascista. En España, durante más de 3 décadas los movimientos ‘ultras’ siempre han ocupado un papel marginal, y desde Fuerza Nueva jamás se han acercado -ni remotamente- a tener representación parlamentaria. ¿Qué está pasando ahora?
Una de las razones hay que buscarla, evidentemente, en la promoción -intencionada o no- de Vox en gran cantidad de medios de comunicación. En un tiempo récord, la formación ultraderechista ha pasado del rincón de las fuerzas políticas extraparlamentarias -que raramente son mencionadas en los medios, tertulias o informativos- a llenar minutos de televisión, columnas e incluso portadas. En las elecciones del 26J de 2016, Vox obtuvo el decimotercer puesto, con 46.781 votos (el 0,2 % de los sufragios), muy por detrás de la principal fuerza extraparlamentaria, los animalistas de Pacma (284.848 votos), pero también por detrás de Recortes Cero o de UPyD.
¿Qué hay detrás de este repentina «publicidad» para un partido de extrema derecha?. En marketing hay una máxima: «no se anuncia lo que (ya) se vende, sino que se vende lo que (previamente) se anuncia». La publicidad -y más en política o en los medios- no se otorga sin un interés.
El caso es que el despegue de Vox ha ocorrido casi paralelo en el tiempo al fichaje para su Comité Ejecutivo Nacional de un importante cuadro procedente de las altas esferas del Estado. Se trata de Rafael Bardají, sociólogo, politólogo y colunista habitual en La Gaceta. Actualmente dirige dirige un think thank ultraconservador, el Grupo de Estudios Estratégicos (también ha sido consejero en FAES), pero fue asesor ejecutivo del Ministerio de Defensa de Jose María Aznar (con quien mantiene una buena relación) entre 1996 y 2002. Sus tupidos contactos con el establishment de Washington, en especial con los «neocon» de la línea Bush, vienen de largo. Trabajó en la reforma del CNI -donde sus enemigos le pusieron el mote de «Darth Vader»- y defendió la intervención española en la guerra de Irak.
Si Santiago Abascal es la cara visible de Vox, Rafael Bardají es su cerebro, su estratega jefe… y su vínculo con el ala más ‘ultra’ del hegemonismo norteamericano. «Mi campo es la seguridad. Yo tengo amigos en la Casa Blanca desde hace muchos años. Aporto a Vox lo que puedo ofrecer en contactos y proyecto político», dice orgulloso Bardají a El Periódico.
Hasta hace no mucho, parecía que el «mejor amigo americano» de Bardají era Steve Bannon, el ex-asesor y artífice del triunfo electoral de Trump: Steve Bannon, ideólogo de la alt-right (extrema derecha supremacista) norteamericana e impulsor de una «Internacional» de partidos ultras en Europa llamada «The Movement», que engloba a formaciones como el Frente Nacional francés, Alternativa por Alemania, o la Liga Norte de Salvini en Italia.
Efectivamente en abril de 2018, Bannon mostró públicamente su apoyo al partido de Santiago Abascal. Desde su destitución en agosto de 2017 como asesor presidencial, Bannon no ha parado de visitar Europa para estrechar lazos con los partidos xenófobos, antiislamistas y anti-UE. Su interés es claro: el auge de la extrema derecha y del nacional-extremismo contribuye a forzar las costuras de la UE, y crea toda una serie de contradicciones y de tensiones, especialmente contra el liderazgo de Alemania en la UE, extremadamente útiles para que EEUU pueda intervenir en los asuntos europeos.
Pero Bannon, por influyente que sea, ya no forma parte de la administración Trump. Es un «verso suelto». En realidad, los vínculos de Vox -a través de Bardají- con los cenáculos del ala más reaccionaria de la clase dominante norteamericana llegan mucho más dentro de la Casa Blanca. «Mis interlocutores en Washington son Jared Kushner (el yerno del presidente) y John Bolton (actual Consejero de Seguridad Nacional)», dice el propio Bardají.
Bardají y el consejero de seguridad nacional de EEUU, John Bolton -ex-embajador de EEUU en la ONU y uno de los halcones más destacados del gobierno de G.W.Bush- estuvieron reunidos en noviembre en Washington, en el Capitolio, poco antes de las elecciones andaluzas. Asegura que en la Casa Blanca «tienen ganas de que ese fenómeno que lograron ellos se reproduzca en Europa, que haya nuevos experimentos aquí. Recibí desde EEUU varios mails de madrugada felicitándonos por el éxito de Vox en Andalucía», dice en su entrevista.
El auge de Vox está esponsorizado desde los más tenebrosos halcones de Washington. ¿Dónde queda entonces su “patriotismo”?
PELAYO dice:
No coincido en absoluto con la ideología ni el ideario de VOX ni en materia de conservadurismo social, ni en materia de organización política territorial, ni tampoco en materia económica. Pero creo que, guste o no, están fuera de los proyectos que el sistema tiene para España, que pasan más bien por una izquierdización barata del pensamiento de masas, la hispanofobia y el Credo de la llamada «Leyenda Negra» contra nuestra construcción nacional hispánica.