Un analista como Enric Juliana afirma que existen “francotiradores interesados en que la alianza PSOE-Unidas Podemos descarrile”. Y señala que “están en Madrid y Barcelona”.
En Madrid quienes, como Pablo Casado o el líder de Vox, Santiago Abascal, representan la “punta de lanza de los recortes”. Buscan impedir un gobierno de progreso, o que nazca lo más debilitado posible.
En Barcelona -y en Waterloo- quienes, como Puigdemont y Torra, necesitan un “conflicto” permanente con una “España autoritaria”.
JuntsxCatalunya se alinea, junto a PP y Vox, en el No más intransigente a un gobierno basado en un pacto de izquierdas. Las coincidencias no son tan extrañas. Un gobierno progresista, aun cuando fuera extraordinariamente moderado, chocaría con quienes quieren llevar los recortes más allá de cualquier límite. Y también perjudicaría a los que presentan a España como “franquista” e “intransformable”, presentando la ruptura como única salida.