Introducción al problema de la vivienda

Vivienda: las claves de un atraco

Bajo el dominio de bancos y fondos buitre, un bien esencial como la vivienda se convierte en un instrumento de atraco contra el 90% de la población

El problema de la vivienda se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los ciudadanos según recogen todas las encuestas, por delante incluso de la Sanidad y la Educación. La imparable subida de los alquileres, la escalada de los tipos de interés y las cuotas de las hipotecas, unido al bajo crecimiento de los salarios y la falta de vivienda social, está golpeando a amplias capas de la población con especial dureza, impide la emancipación de los jóvenes y acelera la desigualdad.

Según Eurostat, los precios del alquiler y compraventa de viviendas crecieron un 48% en España, en el periodo 2010-2023, mientras que los salarios reales han caído un 2,5% desde 2019, según un estudio de la OCDE.

Pagar el alquiler exige de media dedicar más del 43% del sueldo. Un sobresfuerzo insostenible para las familias con menos ingresos. Un informe realizado por Cáritas y Fundación Foessa señala que tres millones de hogares entran en situación de pobreza extrema una vez pagada su vivienda, al tener que dedicar el 63% de sus ingresos a techo y comida.

Los costes de la vivienda se han convertido en un factor de empobrecimiento para la gran mayoría de la población, familias, jóvenes, immigrantes… que ven cómo se recortan sus condiciones de vida, mientras una oligarquía y unas burguesías monopolistas nacionales y extranjeras, dueñas de los bancos, grandes fondos, constructoras, inmobiliarias que cotizan en el Ibex-35, declaran cada año récord de beneficios.

Un bien esencial como la vivienda convertido en una mercancía cuya construcción, venta y alquiler actúa como un gigantesco trasvase de riqueza. Un auténtico atraco a la población para imponer que “nuestro empobrecimiento son sus grandísimas ganancias”.

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Un negocio muy rentable

La vivienda juega un papel clave en la acumulación capitalista. Basta una breve mirada al volumen del negocio para comprender por qué es uno de los grandes sectores donde se concentran bancos y fondos de inversión.

A nivel global, en 2025 la construcción generará un valor mundial de 13,5 billones de dólares, el 10% del PIB mundial. Con una plusvalía global de 3,5 billones de dólares generada por los 240 millones de trabajadores del sector en todo en mundo.

Según el Banco de España en nuestro país ya hacen falta 600.000 viviendas, a un ritmo de aproximadamente 150.000 viviendas de nueva construcción anuales, para atender las necesidades de la población. Y habría que añadir más de cien mil viviendas más por la demanda de los no residentes.

Sobre el valor de las viviendas y los alquileres se desarrolla una intensa actividad especulativa con el incremento del precio del suelo y los precios de la compraventa y alquiler de las viviendas. A la especulación se une el expolio financiero con las hipotecas. Una hipoteca media de 150.000 euros nos puede acabar costando 225.000 euros, Es decir 75.000 euros de intereses que se lleva el banco, un 50% de margen de ganancia. Unas cifras mareantes, si las aplicamos al saldo hipotecario en España significa que la banca española tiene asegurados 250.000 millones de euros de beneficios con nuestras hipotecas actuales.

En España la banca española tiene asegurados 250.000 millones de euros de beneficios con nuestras hipotecas actuales

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Tres problemas del derecho a la vivienda

La vivienda bajo el sistema capitalista nunca ha sido vista como un derecho fundamental a un bien esencial, sino como una fuente de acumulación de riqueza y, ahora más que nunca, como una inversión financiera.

El acceso a una vivienda en propiedad está sometida a varios factores que dependen, por un lado, de los precios que, en última instancia, están determinados por las grandes constructoras en connivencia con el sector financiero. Y por otro, a las condiciones impuestas por la banca.

Durante los seis años del boom inmobiliario (2004-2009) se construyeron en España 3 millones de viviendas, más de medio millón de pisos anuales, con una escalada de precios y todo tipo de facilidades de los bancos para firmar hipotecas con las que adquirir o invertir en vivienda. El estallido de la burbuja inmobiliaria detuvo el ritmo de construcción, hundió un 30% los precios y endureció la concesión de hipotecas.

Ahora volvemos a asistir a una recuperación controlada de la construcción y encarecimiento de los precios de la vivienda, y a una escalada de los tipos de interés y subida de las cuotas de las hipotecas impuestos por la banca. Una combinación que reduce las posibilidades de adquisición de la vivienda a sectores medios, a profesionales o trabajadores con buenos sueldos… y que ha disparado los beneficios de la oligarquía financiera.

El alquiler se ha convertido en la alternativa del “precariado” para tener un techo. Son las familias con menos recursos y los sectores que no pueden acceder a la compra de un piso. Trabajadores cuyos salarios no le permiten pagar una hipoteca o cuya precariedad laboral no llega para cumplir con las exigencias de garantías de la banca. Unos sectores que aún así están sometidos a tal nivel de atraco por los precios del alquiler que les somete a un acelerado empobrecimiento. ¿Cómo se puede vivir de alquiler con sueldos mínimos y alquileres que han pasado de 450 a 800 euros en apenas uno o dos años?

La juventud es uno de los sectores especialmente afectados, solo un 15% de los jóvenes con trabajo accede a una vivienda en alquiler, la mitad que la media europea.

Hay un tercer problema: el de los excluidos. Familias muy en precario, sin rentas regulares, dependientes de las ayudas sociales,. con todos sus miembros en paro o con algún miembro con trabajo precario, y con elevadas cargas familiares, por ejemplo con varios niños o dependientes… O las familias excluidas desahuciadas por no poder hacer frente al pago de la hipoteca o el alquiler…

Un sector al que de forma especial el Estado debe garantizar el acceso a techo como un bien esencial procurando una solución habitacional, a través de mecanismos de ayuda social y reintegración laboral.

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