Por primera vez en la historia, en 2012 las rentas del capital superaron a las rentas salariales en la distribución de la renta nacional. Para convertir esta nueva distribución de la riqueza del país en permanente, Rajoy presentó ayer su plan de choque contra el paro juvenil. Con él, asistiremos en los próximos años a una sustitución masiva de empleados fijos y con sueldos relativamente dignos por carne de cañón joven precaria, eventual y barata.
Hasta ahora, el Estatuto de los Trabajadores prohibía que ninguna persona que hubiera acabado sus estudios hace 5 años pudiera emplearse bajo un contrato de prácticas, buscando evitar que las empresas abusen de esta fórmula pensada para aprendices. A partir de ahora podrán hacerlo. Con la nueva ley, los empresarios podrán enlazar contratos en prácticas con contratos de formación a un trabajador en la misma empresa. Algo que hasta ahora también estaba prohibido, y que permitirá que la edad de un trabajador joven puede alargarse más allá de los 30 años, con sucesivos contratos temporales y con salarios reducidos.La “formación” que se exige a la empresa para la formalización de estos contratos temporales, de bajos sueldos y reducción de las cotizaciones empresariales a la Seguridad Social es muy “sui géneris”. La formación no tiene por qué impartirla la empresa, coincidir con el tiempo de trabajo en la compañía ni será necesario que esté vinculada específicamente al puesto de trabajo ofertado. Es decir, bastará con que uno se inscriba en un cursillo del INEM para chapurrear un idioma o aprender a usar las teclas del ordenador para que el empresario obtenga la certificación de haber cumplido con la “formación” del trabajador.«Unas nuevas medidas dirigidas a la súper-explotación de la mano de obra joven» La ley abre la puerta a que las Empresas de Trabajo Temporal (ETT) puedan ofertar sus bolsas de trabajadores a las empresas para realizar contratos de aprendizaje o de formación. Si hasta hoy la contratación media de las ETT eran contratos de 12 días de duración, posiblemente ahora amplíen la duración del tiempo de contrato, a cambio de una reducción sustancial de los sueldos y una vinculación prácticamente de por vida (al menos de vida joven) a la eventualidad y la precariedad.La combinación de estas nuevas medidas dirigidas a la súper-explotación de la mano de obra joven con la reforma laboral aprobada el pasado año, en la que se facilitó y abarató el despido abre la puerta en un futuro próximo a una oleada de sustituciones de empleos fijos, con sueldos superiores, por una nueva generación de trabajadores jóvenes condenados a la precariedad, la inestabilidad y a unos sueldos de miseria, incuso por encima de los 30 años. El gobierno se muestra satisfecho porque cree haber encontrado una solución: contra el paro juvenil, más esclavitud asalariada. La patronal, como no podía ser menos, está encantada con la nueva ley. Las multinacionales se frotan las manos y a Merkel podemos imaginarla entusiasmada, pues ya ha reiterado en numerosas ocasiones su “preocupación” por el paro juvenil español. Los sindicatos mayoritarios la rechazan, pero no se sabe muy bien porqué entonces acudieron al acto de presentación, dejándose fotografiar sonrientes con Rajoy. Para la juventud trabajadora, por el contrario, la nueva ley escenifica el futuro de precariedad y empobrecimiento que toda esta gente nos está preparando.