Esta es una de tantas frases que se han podido ver impresas en los carteles de manos de miles de jóvenes por toda España, como «La Educación no se vende, se defiende», o «Que no, no pagamos vuestras deudas con salud y educación».
La respuesta ante los recortes en Educación y Sanidad ha sido unánime, y hasta sectores afines al PP se han rebelado ante el saqueo. Como los tres concejales del PP en La Pueblanueva (un pueblo de poco más de 2 mil habitantes de Toledo) que han votado a favor de la moción del PSOE e IU para denunciar a Cospedal ante los tribunales “si ocurre alguna desgracia” por haber eliminado el servicio de urgencias.
Esto es incontestable. Solo queda avanzar en esa unidad que la gente reclama por todos los rincones, social, sindical y política, y que tanto se está intentando quebrantar en las últimas semanas, no sea que las manifestaciones del 15-S sean un salto adelante respecto al éxito del 19-J.
Pero como siempre, la unidad ha de construirse en torno a una causa y un enemigo común. ¿La causa?, los recortes, razón suficiente para unir al 90% de la población. ¿El enemigo?, no es la privatización.
Cierto es que la ola de privatizaciones, iniciada ya por el PSOE, está alcanzado cuotas que eran inimaginables hace unos años, pero la línea de demarcación no está entre lo público y lo privado, entre los beneficios fiscales que reciban las familias que lleven a sus hijos a las escuelas privadas, y quienes ven deteriorarse las escuelas de los suyos, que son públicas. Porque, de una u otra manera, los recortes nos afectan a todos, y medidas como estas no buscan otra cosa que dividir a los ciudadanos.
La primera línea de defensa debe estar con los sectores más débiles de la sociedad: pensionistas, inmigrantes y juventud trabajadora, en ese orden. Pero la unidad debe ser del 90% de la población, porque ninguna empresa, en última instancia, se va a beneficiar de las privatizaciones del gobierno, solo bancos, monopolios y sus fundaciones, dominantemente, o de capital extranjero, norteamericano y alemán, o endeudadas con éste.
Por otra parte, el proyecto de una “Florida europea”, un país de servicios y 6 millones de parados en aumento, sin investigación, y con una fuga permanente de cerebros, nos afecta a todos, también a las escuelas privadas. No olvidemos que, al igual que las pymes, muchos colegios y cooperativas escolares, o cierran o subsisten asfixiadas. La elitización de la educación está preparando las condiciones para que solo un pequeño grupo de privilegiados accedan a la formación más avanzada, relegando a la inmensa mayoría a un sistema educativo, público o privado, decadente.
Evidentemente quien sufre los ataques en primer plano es el sistema público, que es en el que se encuentra el más suculento botín, financiado con nuestros impuestos, y donde se forma, por lo menos hasta ahora, la inmensa mayoría de la población, ya que debería ser el garante de una Educación no solo pública, gratuita y de calidad, sino sobretodo independiente, científica y al servicio del pueblo.