Durante los meses más duros de la pandemia, la humanidad ha estado esperando ansiosamente el momento de la llegada de las primeras vacunas. Pero ahora que las tenemos entre nosotros, somos asaltados por todo tipo de noticias que lanzan dudas acerca de su seguridad y su efectividad. Y sin embargo sustraen de nuestra atención noticias sobre ellas que sí deberían darnos que pensar.
La enésima duda sobre las vacunas saltaba el 8 de abril, cuando la Agencia Europea del Medicamento (EMA) hallaba una correlación estadística, y por tanto un «posible vínculo» entre la vacuna de Astrazáneca y casos raros de trombosis. Concretamente 24 de trombosis esplénica venosa entre 34 millones de personas vacunadas con la vacuna de Astrazéneca en el Espacio Económico Europeo y el Reino Unido. La mayoría de estos raros casos se han producido en mujeres de menos de 60 años.
Y para más inri, la esperada vacuna de Jansen -que inmuniza con una sola dosis- está, por lo pronto, en el limbo con su lanzamiento en Europa paralizado -en el día en que estaba previsto que se empezase a inocular en España. Esta vacuna está a la espera de una investigación en EEUU, al haberse detectado seis casos «extremadamente raros» entre los 7 millones de vacunados, que han afectado a mujeres de entre 18 y 48 años
Estas notificaciones, que adecuadamente explicada a la población debe servir para comprender que los sistemas de farmacovigilancia funcionan, que detectan anomalías mínimas, y que deben servir para modular el uso de las diferentes vacunas entre los diferentes grupos de edad para minimizar las contraindicaciones de cualquier fármaco o vacuna (que ya son ínfimos respecto a sus beneficios cuando un tratamiento es aprobado), ha sido amplificada, exagerada y deformada, de forma que ha sembrado de miedo y dudas a mucha gente. Justo cuando la prevención debería ir dirigida al virus, se siembra de temor hacia el remedio.
Hagamos números. Tomando como cierto que la vacuna de Astrazéneca incrementa el riesgo de sufrir un trombo raro entre determinados grupos de edad, estamos hablando de una probabilidad del 0,0001% (10 -6). Y en el caso de lo notificado con la de Jansen, es un 0,00008% (8 x 10-7)
La campaña -sea deliberada o sea por sensacionalismo irresponsable de algunos medios- de lanzar miedos y dudas acerca de las vacunas en momentos como estos, es intolerable.
Es más o menos la misma probabilidad de sacar el mismo resultado (cara, o cruz) dieciocho veces consecutivas si usted lanza una moneda al aire. Es la mitad de la probabilidad de que a usted le caiga un rayo, y una probabilidad diez veces más baja de que le toque el gordo de Navidad.
Por contra, la probabilidad de sufrir un trombo a consecuencia del tabaco es del 0,17%. Y la probabilidad, con las actuales tasas de incidencia, de contagiarse por Covid-19 a lo largo de un año, es del 10%. La probabilidad de que ese contagio tenga consecuencias fatales es del 2,27%.
La campaña -sea deliberada o sea por sensacionalismo irresponsable de algunos medios- de lanzar miedos y dudas acerca de las vacunas en momentos como estos, es intolerable.
Qué sí debe inquietarnos
En cambio, hay otras noticias sobre las vacunas -no referentes a su seguridad ni a su eficiencia como remedios a la pandemia, sino a su comercialización y distribución- que sí deberían mosquearnos, y mucho.
Justo un día después de que Bruselas haya dicho que de ahora en adelante fiará su estrategia de vacunación sólo a las vacunas de ARNm, las de Pfizer y Moderna -más eficaces, pero también más caras; y cerrando la puerta a Astrazéneca, la más asequible (3 euros por dosis), y a la rusa Sputnik V, basadas en vectores virales- y de que Pfizer, una de las gigantes de la Big Pharma de EEUU, haya anunciado que adelanta la entrega de 50 millones de vacunas a la UE antes del verano, nos enteramos de que esta multinacional dice que «probablemente» será necesaria… una tercera dosis de la vacuna para quedar completamente inmunizado. Qué curiosa sucesión de noticias.
Ahora la UE está negociando con Pfizer un tercer contrato de 1.800 millones de dosis para 2022-2023. Eso son más de 30.000 millones de dólares al precio actual, una cifra mareante. ¿No van a ofrecernos gratis la tercera dosis, o al menos al precio de coste? ¿Van a seguir negándose a liberar las patentes?
Las vacunas son la esperanza de la humanidad. Pero en manos de estos grupos monopolistas, son un gigantesco negocio de beneficios astronómicos. Un negocio que como todos los del capitalismo monopolista es objeto de una feroz competencia -leal y desleal- por ocupar el mercado y desplazar a los rivales.
Helena dice:
La verdad para decir la verdad es que todas estas vacunas son un experimento global, no sólo no son necesarias sino que son peligrosas y no por los pequeños o menos pequeños efectos que puedan tener a su inoculación, sino por los efectos a largo plazo no investigados, los vacunados seguirán contagiando y contagiarán virus más agresivos, nos querrán imponer si no los paramos un “pasaporte sanitario” que será el comienzo de otro tipo de fascismo. Y no tendrán suficiente con una, dos dosis de vacunas se ha abierto la caja de Pandora de las farmafias.
Y sin embargo no les da la gana de hacer ni dejar hacer ensayos clínicos con dióxido de cloro, una sustancia impatentable, muy barata e inocua a las dosis recomendadas, que previene contagios y es altamente eficaz a más del 97% en las primeras fases de la enfermedad, oralmente y después inyectada.
Y la izquierda acomplejada para defender esto, para que nadie les llame amgufos.
Pues saben que? Soy de izquierdas yo, siempre he votado izquierdas. Y no estoy acomplejada de nada. El dióxido de cloro es el antídoto universal. Deberían dárnoslo en Atención primaria. Infórmense.
Saludos
Andreas Kalcker.com dulcerevolución.com COMUSAV.org https://lbry.tv/@DULCEREVOLUCION:2/2021-04-maig-Juicio-contenciosa