El Frente Amplio de Uruguay -la coalición izquierdista que gobernó el país entre 2005 y 2020 con Tabaré Vázquez y José Mújica como presidentes- se ha impuesto en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Uruguay. Su candidato, Yamandú Orsi, ha obtenido 1.071.826 votos y el 46,12%, superando los 1.048.018 votos de la suma del Partido Nacional y el Partido Colorado.
Pero al no obtener el 50% de los sufragios, Orsi se medirá en una segunda vuelta con el oficialista Álvaro Delgado (Partido Nacional), delfín del actual presidente Luis Lacalle Pou. La izquierda uruguaya tiene ante sí una gran oportunidad de retornar al gobierno para llevar adelante las políticas redistributivas de la riqueza que les caracterizaron en sus quince años de mandato.
Tras un lustro luchando en la oposición, el Frente Amplio tiene de nuevo al alcance de la mano la llave de la casa de Suárez y Reyes. Como su nombre indica, se trata de una extensa coalición donde conviven diferentes partidos y familias políticas que van desde el centro izquierda a la izquierda revolucionaria, desde la socialdemocracia al comunismo, de la democracia cristiana a los antiguos guerrilleros tupamaros. Todos unidos en torno a un mismo programa que defiende políticas redistributivas de la riqueza y la defensa de las clases populares, la defensa de la soberanía nacional frente a las imposiciones imperialistas, y la promoción de la unidad latinoamericana.
Su candidato, el profesor de historia Yamandú Orsi ha logrado el 46,12 de los votos en la primera vuelta, seis puntos más que su predecesor en las elecciones de 2019, Daniel Martínez, y casi el doble que su inmediato perseguidor, Álvaro Delgado (28,20%) del derechista Partido Nacional.
La segunda vuelta del 24 de noviembre será una batalla reñida, porque nadie duda que los votos del Partido Colorado -tercero en discordia- con el 16,89% irán casi íntegramente para Delgado. Algo que ya pasó hace cinco años, cuando el derechista Lacalle Pou arribó al poder ejecutivo, imponiéndose por estrecho margen sobre el candidato del Frente Amplio, que no obstante fue capaz de pasar del 40% en la primera vuelta al 49% en la segunda. Si Yamandú Orsi lograra arrancar esos nueve puntos de los indecisos, los frenteamplistas lograrían volver a vestir la banda presidencial.
No lo tendrán fácil. Los dos partidos tradicionales -el Nacional y los Colorados- cuentan con poderosos apoyos oligárquicos, y por supuesto con la bendición de la embajada norteamericana.
El reto es grande, pero la movilización también, y la clara victoria en la primera vuelta ha hecho que cunda el optimismo entre la izquierda uruguaya.