Junqueras y los principales líderes condenados a penas entre 9 y 13 años de cárcel

Una sentencia firme pero con un calculado grado de flexibilidad

El Tribunal Supremo ha descartando el delito de rebelión, que pedían el Fiscal y el juez instructor, y concentrado la acusación en sedición y malversación. Además ha decidido no imponer restricciones a la concesión del tercer grado, como también pedía la Fiscalía, Es una respuesta “de Estado”, firme pero al mismo tiempo modulada y un cierto grado de flexibilidad.

El Supremo ha desechado la acusación por rebelión al considerar que está probado que hubo violencia, pero que no fue “parte estructural” del plan, y que “los acusados no buscaron ni planificaron los actos violentos como parte del procés”.

Y ha optado por el delito de sedición, un delito contra el orden público aplicable a los actos que “sin estar comprendidos en el delito de rebelión, se alcen pública y tumultuariamente para impedir, por la fuerza o fuera de las vías legales, la aplicación de las leyes”. El tribunal considera que  aunque los políticos independentistas no participaron directamente en los tumultos, el tribunal cree que promovieron las concentraciones que los generaron. Y que lo hicieron sabiendo que podían desencadenarse incidentes.

La sentencia incluye el delito de malversación, el desvío de fondos públicos para fines ilegales, los que sirvieron para financiar el referéndum estafa del 1-O.

La decisión del tribunal de no imponer restricciones a la concesión del tercer grado significa que los condenados podrán acceder a un régimen abierto –solo tendrían que ir a la cárcel a dormir de lunes a jueves- en un tiempo relativamente corto, a partir de haber cumplido una cuarta parte de la condena y teniendo en cuenta que ya han cumplido dos años de condena preventiva.

El vicepresidente del Govern, Oriol Junqueras, ha sido condenado a 13 años. Raül Romeva, Jordi Turull y Dolors Bassa a12 años de prisión, La expresidenta del Parlament Carme Forcadell a 11 años y medio de prisión. Joaquim Forn y Josep Rull se les condena a 10 años. Y a los líderes de las entidades soberanistas ANC y Òmnium, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, a 9 años de prisión. Y todos ellos son inhabilitados por el mismo tiempo de sus condenas.

Los tres ‘exconsellers’ que estaban en libertad, Santi Vila, Meritxell Borràs y Carles Mundó, son condenados por desobediencia a una multa de 60.000 euros y a un 1 año y 8 meses de inhabilitación especial.

Ni presos políticos, ni inocentes

Independientemente de que se esté o no de acuerdo con la sentencia, los líderes del procés condenados  no son “presos políticos”, no han sido juzgados por sus ideas políticas independentistas, sino por encabezar una ruptura de la legalidad constitucional para imponer a la mayoría social de catalanes que la rechaza la ruptura unilateral de Cataluña con el resto de España. Promovieron un referéndum estafa ilegal, sin garantías democráticas, secuestraron la voluntad del Parlament impidiendo la labor democrática de control a la oposición, y aprobaron una declaración unilateral de independencia (DUI).

Ni son “inocentes víctimas” de una supuesta “opresión del Estado totalitario español”, sino representantes de una élite política, una burguesía burocrática que han utilizado su poder y control de la Generalitat  para dividir y enfrentar a la sociedad  catalana y así tratar de imponer la segregación de Cataluña. Son parte de esa élite, encabezada ahora por el huido Puigdemont y Torra, que ha saqueado Cataluña y a los catalanes imponiendo los mayores recortes de toda España y el mayor proceso de saqueo y corrupción con el 3%.

Esta es la realidad que ocultan quienes desde la izquierda les consideran poco menos que “indefensos presos políticos” y “víctimas de la represión”. Posiciones que blanquean a los líderes de una burguesía parasitaria de la Generalitat, eximen a los líderes del procés y alimentan sus proyectos de fragmentación.

Quizás es el momento de preguntarle a esta izquierda si algún gran hombre de la historia, al frente de algún proceso revolucionario o de un país, ha defendido la división o la ruptura de su país. Dejando al margen grandes revolucionarios socialistas o comunistas, ¿qué defendió Gandhi para la India sino la unidad, o Juárez y Pancho Villa para México? Es conocida la encendida defensa de la “unidad nacional, la integridad territorial y el rechazo a la ilegal consulta impulsada por la oligarquía del departamento de  Santa Cruz” del presidente de Bolivia Evo Morales en Salvados a Jordi Evole.

Al cierre…

Las élites del procés han llamado a la respuesta a la sentencia. Torra apelando a la “desobediencia civil, pacífica” y “contRa la sentencia, independencia”. Junqueras  ha pedido una “reacción sin humo ni simbolismo vacío”.

Al cierre del primer día de la sentencia la respuesta en la calle se ha concentrado en el aeropuerto de El Prat de Barcelona, donde entre 6.000 y 8.000 personas, según fuentes policiales, han intentado paralizarlo en medio de enfrentamientos con los Mossos. Más de un centenar de vuelos cancelados de los más de 1.000 programados, Además de concentraciones en la Plaza de Sant Jaume de Barcelona, 6.000 personas, a la que han acudido el presidente Torra; y otras localidades como Girona (8.000) y centenares en Vic, Reus, Tarragona…

Cortes además en el AVE en Girona y varias líneas de Rodalíes. Así como en carreteras.

Un primer día de movilizaciones limitadas y sin graves incidentes. Habrá que ver como evoluciona la situación a partir de ahora, pero ya no estamos en las condiciones de 2017.

One thought on “Una sentencia firme pero con un calculado grado de flexibilidad”

  • Cuando abres una botella de cava, catalán por ejemplo pero sirve cualquier otro, si no dejas salir una parte de su contenido te arriesgas a enturbiar el resto. Gamberrear cortando carreteras o vias de tren o llenar la sala de espera de un aeropuerto pegando voces no es nada complicado, muchos hemos hecho cosas así muchas veces sin demasiado esfuerzo. El tour de force llega a la hora de convocar acciones masivas y continuadas en forma de manifestaciones dignas de ese nombre, huelgas generalizadas (no necesariamente generales), desobediencia activa y cosas por el estilo, y a partir de ahí tomar decisiones políticas de alcance: ahí se comprueba si la ciudadanía, o sea, la tropa, realmente ha tomado conciencia de la argumentaria de los convocantes y si las algaradas dan paso a una política supuestamente consecuente con ellas. Dejemos que los chavales disfruten un rato aunque ocasionen algunas molestias y observemos (observar no es necesariamente pasividad, ojo) el desarrollo de los acontecimientos. La sentencia deja claras muchas cosas, entre ellas los ribetes bufo pintorescos del tan renombrado «pruses» desde un principio, algo que no es de extrañar proviniendo de quienes provenía la propuesta: sectores descarnadamente corruptos de la Administración, la burguesía y la política catalanas que jamás tuvieron en mente acaudillar un proceso popular para forzar cambios en torno a legítimas demandas de los trabajadores, por ejemplo. Esperemos un poco y veamos cómo gestiona este momento esta mafia política porque igual al final no van a hacer falta muchos esfuerzos para que se disuelvan como un Redoxon en un vaso de agua a causa de sus infinitas contradicciones por mucho que a ciertos «actores» foráneos les entusiasme la idea de mantener este cáncer hasta el final de los tiempos.

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