Una Corriente de Clase y Unitaria para un nuevo movimiento obrero

Los cambios ocurridos en nuestro país desde el estallido de la crisis tienen una repercusión especial en la clase obrera y el pueblo trabajador. La recuperación económica que pregona el Gobierno llega a las cuentas de beneficios de la gran banca, las grandes empresas y monopolios y al capital extranjero. Pero a las clases trabajadoras llega en forma de empleo precario, bajos salarios y mínimos derechos laborales, además de un paro estructural con casi dos millones de parados de larga duración.

Rajoy seguirá pregonando que hay menos parados pero a costa de más empleo precario, salarios más bajos y más trabajadores pobres.

La devaluación salarial ha hundido el poder adquisitivo de los salarios y provocado un indignante aumento del abismo social en cuya base está la nueva categoría de “trabajadores pobres”.

Una minoría de banqueros y grandes monopolistas concentra cada vez más riqueza imponiendo que la mayoría de la población se empobrezca: el 1% más rico de la población concentra el 27’4% de toda la riqueza que se genera en España, más que el 70% de la población  más pobre.

Cambios estructurales en el mercado de trabajo

La última reforma laboral, parte sustancial del proyecto de intervención y saqueo dictado por el FMI y Bruselas desde Washington y Berlín, ha provocado el cambio más profundo del mercado laboral desde la firma del Estatuto de los Trabajadores en 1980.

En los últimos años las reformas de PSOE y PP han creado un nuevo mercado de trabajo. Logrado en lo fundamental el despido libre, rápido y barato, la reforma de Rajoy se centró en la flexibilidad interna del mercado de trabajo con un objetivo bien definido: cambiar la estructura y las condiciones de la clase obrera y el marco legal de las relaciones laborales.

Una nueva clase obrera con menos derechos, eliminando drásticamente derechos adquiridos durante décadas de lucha y pactados en convenios colectivos respecto a salarios, estabilidad en el empleo, jornada laboral, tiempo de descanso, movilidad, peligrosidad, horas extras, vacaciones…

Especialmente quebrada en sus instrumentos de lucha, al cambiar radicalmente la negociación colectiva y el papel de los sindicatos, imponiendo la jerarquía de los convenios de empresa frente a los sectoriales o territoriales, dejando en manos de las empresas el poder cambiar unilateralmente las condiciones laborales. Al mismo tiempo que se ponían nuevos límites al derecho de huelga con la reforma del código penal que en el artículo 315.3 criminaliza acciones como los piquetes de huelga, que están llevando ante los tribunales a centenares de trabajadores.«La última reforma laboral ha provocado el cambio más profundo del mercado laboral desde la firma del Estatuto de los Trabajadores en 1980 «

Llegar a esta situación era en última instancia su objetivo cuando diseñaron las reformas, tener al final del proceso una clase obrera  y unos asalariados con mínimos derechos laborales más fragmentada y dividida, y millones de precarios para los que tener un empleo no es garantía de escapar del riesgo de pobreza y exclusión social.

Tal es la esencia de sus reformas laborales y el empleo que crean; aumentar la explotación de la clase obrera y el saqueo del pueblo trabajador para convertir en estructural el trasvase de riqueza. Desde las rentas salariales hacia las rentas del capital, y especialmente hacia el sector financiero y el capital extranjero.

Las reformas estructurales del mercado laboral no se pueden desligar de la ofensiva desatada desde los grandes medios de comunicación de la derecha contra los sindicatos, utilizando la dependencia financiera (subvenciones) y los casos de corrupción (como el caso de los ERE o las facturas falsas en la UGT de Andalucía) para hacer una “causa general” contra los sindicatos y el movimiento obrero en general.

Existe un tercer factor imprescindible a tener en cuenta para establecer cómo y con qué línea tiene que actuar la clase obrera y el pueblo trabajador: el ataque a la unidad del pueblo trabajador de las nacionalidades y regiones de toda España, lanzado por las élites independentistas de la burguesía burocrática catalana, con grave riesgo de separar a los catalanes del resto de españoles.

Dar respuesta a estos cambios es ya un reto fundamental para el movimiento obrero. Las direcciones sindicales, sobre todo de los dos grandes sindicatos, CCOO y UGT, en todos estos años están a remolque de los acontecimientos. Desde el estallido de la crisis se ha echado en falta en demasiadas ocasiones una respuesta sindical capaz de detener la brutal ofensiva de los recortes, la rebaja de los salarios y las pensiones o la reforma laboral.

La Corriente de Clase y Unitaria

Necesitamos una alternativa el seno de los sindicatos y en el conjunto del movimiento obrero y del pueblo trabajador que dé respuesta a la nueva situación y a los nuevos retos para imponer una salida favorable a los intereses del conjunto del pueblo trabajador. ¿Pero cuál ha de ser el contenido de esa línea? ¿Cómo ha de ser el movimiento obrero que nuestro país y el pueblo trabajador necesitamos?

Necesitamos una línea de clase, democrática y unitaria, una Corriente de Clase y Unitaria (CCU).«La CCU no es una “nueva organización sindical”, no se trata de crear una nueva organización sino de fortalecer los sindicatos e impulsar la afiliación sindical»

 La CCU es una alternativa de masas del frente único de la clase obrera que se dirige al conjunto de corrientes ideológicas presentes en el movimiento obrero (comunistas, socialistas, anarquistas, independientes…).

No es, por lo tanto una “nueva organización sindical”. Los sindicatos  siguen siendo las principales organizaciones del movimiento obrero y concentran la experiencia histórica de lucha. No se trata de crear una nueva organización sindical, sino de fortalecer los sindicatos e impulsar la afiliación sindical trabajando en el conjunto de sindicatos y en organizaciones como el movimiento de parados con una misma línea de actuación.

¿Cuáles son los ejes que definen la CCU?

1) Un programa de redistribución de la riqueza. Es necesaria una renovación radical del programa y las prioridades de los sindicatos basado en la redistribución de la riqueza.(porque solo desde ahí se pueden dar alternativas a las reivindicaciones inmediatas de los trabajadores contra la superexplotación, los recortes salariales y de pensiones.

Redistribución de los salarios dentro de las empresas, para que nadie cobre menos de 1.000 euros netos al mes, pero ningún directivo más de 10.000. Garantizar el presente y el futuro del poder adquisitivo de las pensiones blindándolas en la Constitución. Un plan nacional de reindustrialización y modernización del tejido productivo para generar nueva riqueza y acabar con el paro. Reforma fiscal para incentivar la inversión productiva, acabando con los privilegios fiscales de bancos, monopolios, multinacionales y grandes empresas. Reactivación del crédito recuperando el dinero entregado a la banca. Defensa de los derechos laborales derogando las reformas laborales.«Los sindicatos  siguen siendo las principales organizaciones del movimiento obrero y concentran la experiencia histórica de lucha»

 Un programa de redistribución que ha de ir indisolublemente unido a la ampliación de la democracia y la defensa de la soberanía nacional frente a las imposiciones del FMI y Bruselas. Porque solo así es posible tomar las medidas que nuestro país, la clase obrera y el pueblo necesitan.

2) Una línea de clase porque parte de la defensa consecuente de los intereses obreros en cada momento y cada coyuntura, pero sobre todo porque lo hace en la perspectiva de la lucha contra la explotación y la defensa de los intereses históricos de la clase obrera en la lucha por una sociedad sin explotadores, sin explotación ni opresión. Sin esta perspectiva de clase la lucha naufraga y acaba llevando a la clase obrera al redil de las burguesías monopolistas.

Y porque toma como clave la movilización de los trabajadores  en sus diferentes formas de lucha: huelgas, manifestaciones, referendos… para defender sus intereses.

Es preciso recuperar la tradición combativa de los propios sindicatos para situar en la movilización y en los diferentes medios de lucha, en las fábricas, en los polígonos, en los barrios…

3) Unitaria. Unidad de la clase obrera, unidad de acción y unidad con el conjunto del pueblo trabajador.

Defender la unidad de la clase obrera y del conjunto del pueblo trabajador para afrontar la lucha por nuestros derechos y contra la explotación. 

Unidad que no se puede limitar a la unidad de acción entre las dos grandes centrales sindicales, sino que ha de buscar la unidad más amplia con todos los sindicatos, grandes o pequeños y con todos los luchadores independientes en cada lucha y cada movilización.

La unidad de acción del movimiento obrero no se puede limitar “al acuerdo entre las direcciones de las centrales sindicales” para una convocatoria unitaria; sino que ha de buscar la unidad más amplia con todos los sindicatos, grandes o pequeños y con todos luchadores independientes en cada lucha y cada movilización.

Esta debe ser una línea de actuación impulsada desde la bases obreras y trabajadoras sindicadas y las no afiliadas con un objetivo fundamental, dotar de la más amplia base de masas a cualquier movilización, ya que en ellas está la energía que puede llevar al éxito.

Trabajar permanentemente por unir a la clase obrera con el conjunto del pueblo trabajador haciendo frente al nuevo reto: la defensa de la unidad del pueblo trabajador de toda España, frente a quienes apoyan la fragmentación, el enfrentamiento de unas nacionalidades y regiones con otras y la división que nos debilita en la lucha por nuestros intereses de clase contra nuestros enemigos comunes en Barcelona y en Madrid, en Bilbao o Coruña, en Valencia o en Las Palmas de Gran Canaria.

4) Democrática y asamblearia. Es necesaria una auténtica revolución democrática en el movimiento obrero, que rompa con el burocratismo sindical, convirtiendo las asambleas de afiliados y trabajadores en el sistema normal de funcionamiento, ante las que respondan los delegados y comités de empresa, y los dirigentes sindicales a todos los niveles.

Necesitamos un movimiento obrero basado en una línea democrática, recuperando también en esto la tradición directa y asamblearia del movimiento obrero y de las primeras “comisiones obreras”.

Una democracia directa con asambleas a todos los niveles, desde cada fábrica, polígono, comarca o pueblo. Asambleas no solo “informativas” sino de debate, donde se puedan debatir ampliamente los contenidos de las reivindicaciones, la orientación de las luchas, las consignas… Asambleas no solo “consultivas” sino con capacidad de decisión, cuya primera base es la información más amplia que ponga en manos de los trabajadores el máximo de información acerca de los proyectos de los enemigos y su relación con la lucha concreta para poder tener la capacidad de decisión real. Asambleas que las decisiones sean vinculantes para las direcciones sindicales. Con capacidad para elegir representantes directos, comités de huelga, etc. que lleven adelante esas decisiones. Asambleas ante las que los elegidos y los cargos sindicales rindan cuentas de su gestión y de cómo han llevado las decisiones aprobadas.«Es necesaria una auténtica revolución democrática en el movimiento obrero, convirtiendo las asambleas de afiliados y trabajadores en el sistema normal de funcionamiento»

Democrática también a la hora de las movilizaciones: convocatorias basadas en una democracia amplia y directa con participación de las masas obreras y trabajadoras desde cada empresa o polígono.

5) Una línea que defiende la independencia sindical. La dependencia de los sindicatos de las subvenciones y la financiación de las grandes empresas no solo sienta bases para condicionar la actuación de los propios sindicatos, sino que también rebaja la vinculación de los afiliados y del conjunto de los trabajadores con la propia organización sindical, que no la sienten tan propia. 

Es preciso recuperar la independencia económica de los sindicatos, a partir de una línea de financiación independiente, basada en las cuotas de los afiliados y el desarrollo de actividades que se apoyen en las amplias capas trabajadoras más allá de los propios afiliados; incluso creando empresas propias sobre bases socialistas (o tomando empresas amenazadas de cierre por las multinacionales) que desarrollen la creación de riqueza y empleo.

Unos sindicatos que basan su financiación y su estructura en las subvenciones del Estado y las empresas o los bancos están abocados a cumplir el viejo refrán: “el que paga manda”. 

La vinculación directa de los aparatos sindicales y sus dirigentes con ese tipo de financiación les convierte, de hecho, independientemente de su voluntad, en funcionarios a sueldo, cada vez más dependientes y sin autonomía propia.

Sin un sindicalismo sobre bases independientes será imposible escapar al control político y organizativo de los poderes económicos y políticos, y disponer de unos dirigentes únicamente comprometidos con los intereses de clase y las bases obreras y trabajadoras.

6) Promover la movilización, la afiliación y la organización sindical

La clase obrera y el pueblo trabajador tenemos ante nosotros retos fundamentales en estos momentos y en particular batallas como la de las pensiones y la lucha porque la recuperación llegue a los salarios y la calidad del empleo.

Al participar y encabezar estas batallas hay que desplegar una amplia labor de afiliación sindical para dotar de la más amplia base de masas a la lucha. Pero al mismo tiempo para unir y agrupar en torno a esta línea de clase,  unitaria, democrática e independiente a cada vez más luchadores, sindicalistas y activistas de la clase obrera y las clases trabajadoras.

Desarrollar en cada sindicato la Corriente de Clase y Unitaria (atendiendo a las peculiaridades de cada uno, por ejemplo en CCOO las corrientes están reconocidas y tienen derecho a representación en los órganos a diferentes niveles).

 

 

10 comentarios sobre “Una Corriente de Clase y Unitaria para un nuevo movimiento obrero”

  • Un artículo coj……. y es que es muy práctico,da alternativas a la clase obrera,para que los obreros lo cojan en sus manos y luchen para llevarlos adelante: «La CCU es una alternativa de masas del frente único de la clase obrera que se dirige al conjunto de corrientes ideológicas presentes en el movimiento obrero (comunistas, socialistas, anarquistas, independientes…).»…………..»1) Un programa de redistribución de la riqueza. Es necesaria una renovación radical del programa y las prioridades de los sindicatos basado en la redistribución de la riqueza.(porque solo desde ahí se pueden dar alternativas a las reivindicaciones inmediatas de los trabajadores contra la superexplotación, los recortes salariales y de pensiones.»…………..»2) Una línea de clase porque parte de la defensa consecuente de los intereses obreros en cada momento y cada coyuntura, pero sobre todo porque lo hace en la perspectiva de la lucha contra la explotación y la defensa de los intereses históricos de la clase obrera en la lucha por una sociedad sin explotadores, sin explotación ni opresión. Sin esta perspectiva de clase la lucha naufraga y acaba llevando a la clase obrera al redil de las burguesías monopolistas.

    Y porque toma como clave la movilización de los trabajadores en sus diferentes formas de lucha: huelgas, manifestaciones, referendos… para defender sus intereses.»…………….»3) Unitaria. Unidad de la clase obrera, unidad de acción y unidad con el conjunto del pueblo trabajador.

    Defender la unidad de la clase obrera y del conjunto del pueblo trabajador para afrontar la lucha por nuestros derechos y contra la explotación.

    Unidad que no se puede limitar a la unidad de acción entre las dos grandes centrales sindicales, sino que ha de buscar la unidad más amplia con todos los sindicatos, grandes o pequeños y con todos los luchadores independientes en cada lucha y cada movilización.»…………») Democrática y asamblearia. Es necesaria una auténtica revolución democrática en el movimiento obrero, que rompa con el burocratismo sindical, convirtiendo las asambleas de afiliados y trabajadores en el sistema normal de funcionamiento, ante las que respondan los delegados y comités de empresa, y los dirigentes sindicales a todos los niveles.»………………..»5) Una línea que defiende la independencia sindical. La dependencia de los sindicatos de las subvenciones y la financiación de las grandes empresas no solo sienta bases para condicionar la actuación de los propios sindicatos, sino que también rebaja la vinculación de los afiliados y del conjunto de los trabajadores con la propia organización sindical, que no la sienten tan propia.

    Es preciso recuperar la independencia económica de los sindicatos, a partir de una línea de financiación independiente, basada en las cuotas de los afiliados y el desarrollo de actividades que se apoyen en las amplias capas trabajadoras más allá de los propios afiliados; incluso creando empresas propias sobre bases socialistas (o tomando empresas amenazadas de cierre por las multinacionales) que desarrollen la creación de riqueza y empleo.»

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