Quizás pocos sepan que Lynn Margulis explicó hace 40 años lo que hasta hace pocos no se empezó a explicar a los estudiantes de biología: el origen de la célula eucariota (la célula nucleada), que hizo posible la aparición de la vida animal.
A finales de noviembre pasado murió Lynn Margulis, bióloga norteamericana cuyo libro “Orígen de la célula eucariota” (1970) le llevó a enfrentarse a la élite de la biología darwinista: “generó mucho mayor rechazo en Estados Unidos, mi país, que aquí en Europa. Tal vez porque en Estados Unidos la tradición establece que se hable sobre todo de competencia, de costes y beneficios. Es un lenguaje que yo no entiendo”. Su trabajo científico, ha echado abajo el reduccionismo del que está presa la biología y ha puesto de manifiesto la falta de una teoría evolutiva que de respuesta universal a los indicios del origen y desarrollo de la vida en la tierra. Para ella, los principios básicos del darwinismo (gradualidad, mutaciones al azar…) explican, como mucho, mutaciones dentro de las mismas especies y variaciones en los mamíferos. La causa principal de la complejidad y diversidad actuales es la aparición, después de cerca de dos millones de años en que el único habitante del planeta eran las bacterias, del núcleo celular y, con él, la reproducción sexual y la adquisición de orgánulos especializados de las células (mitocondrias, cilios…) . A partir de ahí aparecieron la vida animal y su diversidad. En otras palabras, diferentes bacterias se juntaron, intercambiaron sus genes y se fundieron definitivamente. Ese es el mecanismo (llamado simbiogénesis) por el que apareció la célula eucariota. La fusión o adquisición de genes, y no las mutaciones aleatorias en el ADN darían lugar a nuevas especies. «Ha puesto de manifiesto la falta de una teoría evolutiva»
“¿Sabían ustedes que las vacas no pueden digerir el alimento que toman?” Esta era la pregunta con la que solía introducir Lynn Margulis sus conferencias sobre simbiogénesis. Las vacas son incapaces de digerir la celulosa que recubre los vegetales de donde obtienen el alimento. Necesitan la colaboración de las bacterias en sus estómagos para romperla.
La ciencia nunca puede ser secreta
Lynn Margulis era doctora en genética aunque enseñaba geología en la Universidad de Masssachussets. Experta en reconstruir el pasado a partir de indicios representativos, participó en el documental “11-S: Evidencia Explosiva. Hablan los expertos» para demostrar que la hipótesis oficial sobre el 11-S era absolutamente acientífica e ilegal. Es falso que un incendio por el impacto de aviones pudiera un colapso en caída libre de las Torres Gemelas (un tercer edificio se derrumbó misteriosamente). La imagen sugiere una demolición perfectamente controlada con cargas de potentes explosivos. Lo peor, denunció Lynn Margulis, es que se eliminaron todas las evidencias justo después del atentado; para empezar las mismas columnas de acero, pero también la evidencia microscópica de cristales rojo-grisáceos en el polvo sugerentes de material incendiario. Para ella, se trató de imponer ideas preconcebidas en lugar de recoger el máximo de evidencia y probar la hipótesis más probable. No se buscaron explosivos a pesar de que la empresa contratada concluyó que los pisos no cedieron y muchos testigos, bomberos, describieron metal fundido fluyendo a alta temperatura. No cuadraba. Lo ignoraron y subvirtieron.
*Puedes leer la entrevista a Lynn Margulis en 2009 (año internacional de Charles Darwin) en www.deverdadcontralacrisis.uce.es