«De lo que se trataba era de poner al desnudo el carácter interno del modo de producción capitalista, oculto todavía. Este se puso de manifiesto con el descubrimiento de la plusvalía. Descubrimiento que vino a revelar que el régimen capitalista de producción y la explotación del obrero, que de él se deriva, tenían por forma fundamental la apropiación de trabajo no retribuido; que el capitalista, aun cuando compra la fuerza de trabajo de su obrero por todo su valor, por todo el valor que representa como mercancía en el mercado, saca siempre de ella más valor que lo que le paga y que esta plusvalía es, en última instancia, la suma de valor de donde proviene la masa cada vez mayor del capital acumulada en manos de las clases poseedoras. El proceso de la producción capitalista y el de la producción de capital quedaban explicados». (F. Engels. «Socialismo utópico y socialismo científico»)
En torno a la lusvalía se ha librado, y sigue librándose, una feroz batalla ideológica, teórica y política.Sin partir, ante cada cuestión y en cada momento, de la posición y el punto de vista encerradas en el mismo concepto de plusvalía es imposible entender nada, es imposible elaborar ninguna estrategia revolucionaria ni dar luz a alternativa alguna ante la crisis. Por eso las diferentes tendencias burguesas, tanto del revisionismo como de la socialdemocracia, han centrado todos sus esfuerzos en tergiversar u ocultar la plusvalía, la explotación capitalista.La plusvalía, las horas de trabajo arrebatadas gratuitamente al obrero, son la piedra angular sobre la que se levanta todo el edificio del capitalismo, porque constituyen la única fuente de toda la ganancia capitalista.El modo de producción capitalista exige la polarización de la sociedad entre los propietarios de dinero, medios de producción y artículos de consumo, deseosos de aumentar el valor de su propiedad mediante la compra de fuerza de trabajo ajena, y del otro, obreros libres y desheredados obligados a vender su fuerza de trabajo.El capital sólo puede existir e incrementarse en intercambio con la fuerza de trabajo, apropiándose de las horas de trabajo no remuneradas y del plusvalor que éstas producen.Mientras el trabajo asalariado sólo recibe medios de vida que consume inmediatamente, el capital se acrecienta permanentemente apropiándose de la riqueza social que genera el trabajo.Esta es la raíz de todo el antagonismo que entraña el modo de producción capitalista. Que el marxismo desvela en toda su magnitud. Todo el edificio del capitalismo descansa sobre estas horas de trabajo y de vida usurpadas a la clase obrera. Los gigantescos beneficios de bancos y monopolios, pero también las millonarias inversiones que acometen para multiplicar su tasa de ganancia, el mantenimiento de la red comercial y de todos los servicios necesarios para sostener todo el edificio social o la construcción de un gigantesco aparato de Estado para encuadrar forzosamente a la población bajo sus intereses.Todo en el capitalismo descansa sobre la plusvalía.Y no es posible entender nada de lo que sucede en el capitalismo sin colocar este concepto en el lugar dirigente. Lo hemos comprobado en las Escuelas populares de marxismo que hemos celebrado hasta ahora. Sólo partiendo de la plusvalía pudimos comprender el carácter de la revolución industrial. No es la máquina de vapor -inventada ya en pleno siglo XVII- la razón de la explosión de la revolución industrial, sino la intensificación de la explotación capitalista.Tal y como plantea Marx, “el objetivo de la maquinaria empleada por el capital, al igual que todo desarrollo de la fuerza productiva del trabajo “ –y eso vale tanto para la revolución industrial, como para la posterior introducción de la cadena de montaje o el actual desarrollo de las nuevas tecnologías- “es abaratar las mercancías y reducir la parte de la jornada laboral que el obrero necesita para sí, prolongando, de esta suerte, la otra parte de la jornada de trabajo, la que el obrero cede gratuitamente al capitalista. Es un medio para la producción de plusvalor”.Esta es la guía que explica todo el desarrollo capitalista, desde la producción artesanal a la manufactura, y desde ésta a la gran industria. Del mismo modo, sólo partiendo de la plusvalía hemos podido aclarar el aparentemente ininteligible entramado de la sofisticada ingeniería financiera de Wall Street.Hemos comprobado como todo el mercado de derivados financieros se asentaba necesariamente sobre la plusvalía arrebatada a la clase obrera, y su razón de existencia es que constituye un gigantesco mecanismo de extorsión para apropiarse de una mayor cuota de la plusvalía mundial.No es casual que todas las manifestaciones y corrientes de la ideología burguesa se hayan empeñado en subvertir, o simplemente hacer desaparecer, la plusvalía como piedra angular de todo el capitalismo.El viejo revisionismo de inspiración soviética bajo la bandera de una “revolución científico-técnica”, que había transformado la faz del capitalismo, haciendo desaparecer a la clase obrera clásica.O las nuevas ideas “postmodernas”, conectadas con EEUU, difundiendo la idea de que “un gran casino financiero virtual” donde la principal fuente de ganancia capitalista había pasado a ser la ingeniería financiera.Todos coinciden en hacer desaparecer la plusvalía, en borrar el profundo y visceral antagonismo que encierra el modo de producción capitalista.Este es el combate principal que hemos dado en las Escuelas contra la crisis, y el que necesariamente vamos a tener que seguir dando si queremos construir una alternativa para salir de la crisis en beneficio de la mayoría.