El nuevo mapa político en Cataluña es excelente para hacer avanzar la lucha contra los recortes y la defensa de la unidad frente a la fragmentación.
Castigo a la fragmentación
Frente a los proyectos de fragmentación encabezados por Artur Mas, la mayoria social ha impuesto en Cataluña la lucha contra los recortes como corriente principal. Castigando a las fuerzas que más representaban la fragmentación
Democracia i Llibertat -la nueva marca electoral de Convergencia- ha perdido casi 450.000 votos, el 44% de los que CiU tenía en 2011 y la mitad de los escaños. Si en 2011 CiU ganó las elecciones generales por primera vez en Cataluña, ahora ha quedado relegada… al cuarto lugar.
Desde las generales de 2011, la suma de los votos a formaciones independentistas ha descendido en Cataluña casi un 10%, con 108.000 votos menos. Casi 800.000 menos si lo comparamos que los que el 27-S, en unas elecciones proclamas como “plebiscitarias” por Artur Mas, apoyaron a las fuerzas que defendían la independencia.
El apoyo a la fragmentación ha quedado reducido el 20-D en Cataluña al 31,06% de los votos emitidos. Un porcentaje que en Barcelona, donde se concentra buena parte del pueblo trabajador y la clase obrera, desciende hasta el 27,73%.
Un voto de izquierdas y por la unidad
El voto popular, especialmente desde la izquierda, ha dejado claro el 20-D en Cataluña que la lucha contra los recortes no puede separarse de la batalla contra quienes pretenden dividir y enfrentar al pueblo… para imponernos recortes todavía mayores.
Los resultados en el cinturón obrero de Barcelona expresan como una mayoría popular y de izquierdas se moviliza buscando las opciones para manifestar su oposición a los recortes y su defensa de la unidad. Si antes era hegemónico el PSC, el 27-S pasaron a apoyar masivamente a Ciudadanos frente al órdago de fragmentación de Artur Mas, y el 20-D han convertido a Podemos en primera fuerza, poniendo en primer plano la lucha contra los recortes frente a la monopolización del debate político catalán en torno a la independencia.
Es el “instinto político”, reflejado en una orientación del voto especialmente móvil, de un viento popular muy fuerte contra el saqueo y por la unidad, que se manifiesta con una mayor intensidad en las grandes capitales con mayor peso del pueblo trabajador y de la clase obrera.
Cuanto más de izquierdas, más defensa de la unidad
En Cataluña se ha difundido entre algunos sectores la falsedad de que si En Comú Podem se disparó electoralmente el 20-D fue por su defensa del “derecho a decidir”. Y otros fuera de Cataluña parecen también empeñados en creerlo.
No es verdad. Si En Comú Podem se convirtió en la fuerza más votada el 20-D es resultado del giro a la izquierda, del rechazo a los recortes, de la mayoría social catalana.
La realidad es justo la contraria de la que alguna propaganda nos vende. Frente a la idea de que la mayoría de izquierdas “ha pasado a defender algunas de las banderas del nacionalismo”, lo que el 20-D demuestra es que en aquellos lugares con más proporción de voto de izquierdas, y donde En Comú Podem obtiene mejores resultados, son al mismo tiempo los que con mayor rotundidad se pronuncian a favor de la unidad y más castigan a las fuerzas independentistas.