El Partido Popular tiene que tomar urgentemente una medida: retirar de inmediato el vídeo (de agitación y propaganda) que bajo el título genérico de Aún queda mucho por hacer parodia –sí, lo hace– una conversación distendida (¿?) entre Mariano Rajoy, María Dolores de Cospedal, Carlos Floriano, Javier Arenas y Esteban González Pons en la que los intervinientes simulan una charla sobre su gestión política sometiendo al espectador a una grave simulación: reivindicarse dando la superficial sensación de que se autocritican.
El que fuera cofundador de la agencia de publicidad DDB Worldwide, una de las más importantes del mundo, Bill Bernbach, escribió que “una idea importante que no sea comunicada persuasivamente equivale a no haber tenido idea alguna”. Pues bien: en este vídeo absolutamente nada es persuasivo. Todo es aversivo; distancia, no acerca; enfurece, no tranquiliza. Porque desde el guion a la puesta en escena, desde la impostación de los que interpretan hasta la entonación de sus entradas, provocan una sensacional impresión de irrealidad.
Por supuesto, los memes han sido y están siendo un auténtico bálsamo para evitar la irritación que provoca la propaganda popular. Que llega al apoteosis de la estupidez cursi –y siento emplear un lenguaje que pretende ser descriptivo y no ofensivo– cuando Carlos Floriano, siguiendo, supongo, el guion, suelta la siguiente frase: “Quizás nos ha faltado darle un poco de piel a cada cifra positiva”. Tres años largos de desprecio a la comunicación contemplan al extremeño.
El problema que el vicesecretario de organización del PP no detecta es que, precisamente, en sus cifras, en sus datos –y sobre todo en sus decisiones– el Gobierno y el PP han sido fundamentalmente déspotas, impositivos y opacos. Y ese comportamiento no hay “piel” que lo arregle por más que en el tráfago preelectoral, a través de ese vídeo impostor, desde el presidente del Gobierno hasta la secretaria general de la organización, anuncien que –aunque “queda mucho por hacer”– todo vuelve a lo ser lo que era: el PP un partido que baja los impuestos, crea empleo y cumple sus compromisos. Y como pieza principal, como elemento central, una admonición moral (¡moral!) de Mariano Rajoy de naturaleza parecida al “Luis, sé fuerte” enviada por SMS al ya hace dos años encarcelado Bárcenas.
En vez de una terapia aversiva –que es la que proporciona este vídeo–, hubiese sido más coherente y entendible una terapia sanadora: enfrentarse con la realidad de su propia gestión –corrupción incluida– y describir un balance de pérdidas y ganancias para reconocer ante un electorado tan perplejo como el conservador que lo que ha hecho el Gobierno y su partido ha venido impuesto no por el programa electoral ni sus principios (si les quedan), cuanto por la crisis de unas dimensiones no supieron medir y por la incompetencia de unos y la inmoralidad de otros.
El vídeo Aún queda mucho por hacer filma innecesariamente una impostura política. Hacen falta muchos bemoles para convertir a Rajoy en imitador de sí mismo y situar juntos, en amigable tertulia, a enemigos tan jurados como Cospedal y Arenas, y a los tres con González Pons y Floriano. Una reunión a cinco –con café, té, agua, centro de manzanas, todo ello en un cuarto de estar informal y tenuemente iluminado– tan inverosímil como ese gesto contrito de la secretaria general del PP cuando reposa su mano derecha sobre el pecho al decir Floriano, también gesticulante, ese hallazgo de la “piel” con la que no han envuelto las cifras positivas.
Si la línea de pretendida persuasión es la del guion del video, está claro que el PP va directo a la derrota. Seguramente, ganará las elecciones en los términos cuantitativos de la encuesta de ABC del pasado domingo: con 130 diputados, mientras entre Podemos y PSOE sumarían 160. Sería una victoria pírrica sólo superable si, sobre la fragmentación de la izquierda ahora en guerra de banderías y con un PSOE en atmósfera de golpe de Estado interno, el PP y el Gobierno dejan de persistir en causar aversión y logran algo de persuasión. Condición imprescindible es que a Mariano Rajoy no se le convierta en actor de su propio biopic y se prescinda de las simulaciones y obviedades de sus contertulios en ese vídeo que parece elaborado para el fracaso.